El fallo del Supremo y la voz de ETA
Desde la disoluci¨®n judicial de Batasuna en marzo de 2003 como brazo pol¨ªtico de ETA, la Sala Especial del Supremo ha ilegalizado por unanimidad a otros nueve partidos, coaliciones o agrupaciones electorales creados o utilizados en su estela. La presentaci¨®n a comienzos de febrero en el Registro de Sortu, auspiciado por un grupo de veteranos dirigentes de Batasuna, intent¨® romper esa mala racha mediante unos estatutos respetuosos con el Estado de derecho y el sistema democr¨¢tico que declaran de forma expresa el rechazo del nuevo partido a la violencia y su plena autonom¨ªa respecto a ETA.
La Sala Especial del Supremo, sin embargo, ha negado a Sortu la inscripci¨®n registral por el estrecho margen de nueve a siete. Hasta que la resoluci¨®n y los eventuales votos discrepantes del fallo sean publicados, resultar¨¢ imposible pronunciarse sobre los razonamientos estrictamente jur¨ªdicos de la mayor¨ªa y la minor¨ªa del alto tribunal a la hora de fundamentar sus conclusiones. La circunstancia de que la Sala Especial se haya partido casi en dos al dictar el fallo es un claro s¨ªntoma de que los movimientos de fondo registrados en el mundo nacionalista radical han encontrado parcialmente eco en el m¨¢ximo ¨®rgano del Poder Judicial.
ETA lanz¨® un comunicado al d¨ªa siguiente del rechazo de la inscripci¨®n de Sortu por el Supremo
Todo hace suponer que Sortu recurrir¨¢ en amparo la resoluci¨®n del Supremo aunque resulte muy dif¨ªcil que la decisi¨®n del Constitucional (pendiente todav¨ªa por culpa del PP de que el tercio de magistrados correspondientes al Congreso sea renovado) se produzca antes de que el pr¨®ximo 18 de abril venza el plazo de presentaci¨®n de las candidaturas para las elecciones municipales y forales del 22 de mayo. La re?ida votaci¨®n en el Supremo excluye que la eventual aceptaci¨®n del amparo por el Constitucional desencadene una nueva guerra de autoridad y de prestigio entre ambos ¨®rganos como ha ocurrido en otras ocasiones. La fractura del Supremo en el fallo sobre Sortu -tres de los cinco presidentes de Sala votaron contra la mayor¨ªa- confirma el car¨¢cter de caso dif¨ªcil de un pleito que admite soluciones diferentes igualmente leg¨ªtimas. De a?adidura, la protecci¨®n de los derechos fundamentales y las libertades p¨²blicas encomendada al Constitucional conceder¨¢ un especial relieve en este pleito al derecho no solo activo (a elegir) sino tambi¨¦n pasivo (a ser elegido) de sufragio, al derecho a participar en los asuntos p¨²blicos y a acceder en condiciones de igualdad a los cargos representativos, y al derecho de asociaci¨®n.
El comunicado de ETA fechado el 24 de marzo -al d¨ªa siguiente del fallo del Supremo- no disipa pero tampoco confirma las dudas racionales y los temores fundados sobre los eventuales nexos existentes entre la izquierda abertzale (que Sortu dice representar) y la banda terrorista (que invent¨® hace m¨¢s de dos d¨¦cadas a Batasuna como brazo pol¨ªtico para conquistar las instituciones representativas municipales, forales y auton¨®micas). El objetivo central de ese documento es ratificar la iniciativa de ETA -difundida inicialmente el pasado 10 de enero- de crear una comisi¨®n internacional encargada de verificar el alto el fuego "general y permanente" declarado por la banda armada frente a los Estados espa?ol y franc¨¦s. Ante la falta de eco de la formulaci¨®n, la propuesta anuncia un periodo de rebajas: ETA se muestra dispuesta a aceptar ahora que ese mecanismo de verificaci¨®n sea informal.
Otras referencias del documento al Pa¨ªs Vasco guardan relaci¨®n con el viraje de los veteranos dirigentes de la ilegalizada Batasuna hacia el rechazo de la violencia. Aunque no mencione de forma expresa la resoluci¨®n del Supremo contraria a la inscripci¨®n registral de Sortu, el comunicado cita la ilegalizaci¨®n como una de las formas de la violencia practicada en el Pa¨ªs Vasco -junto a la persecuci¨®n, la detenci¨®n y la tortura- por los Estados espa?ol y franc¨¦s en solitario.
Fiel a su visi¨®n maniquea de la historia, la declaraci¨®n de ETA denuncia la divisi¨®n del Pa¨ªs Vasco en dos bloques enfrentados. De un lado, la lenta reorganizaci¨®n y reagrupamiento de la izquierda abertzale, deseosa de emprender un proceso democr¨¢tico (la ¨²ltima consigna m¨¢gica de la izquierda abertzale) orientado a lograr la soluci¨®n definitiva del conflicto (un cl¨¢sico de su recetario de conjuros); de otro, las fuerzas mal¨¦ficas dispuestas a reprimir la oportunidad reci¨¦n nacida y a malograr "la ilusi¨®n" generada en la sociedad vasca "gracias al impulso de la iniciativa de ETA". Esa jactanciosa proclamaci¨®n de protagonismo no tiene f¨¢cil interpretaci¨®n: lo mismo puede significar la voluntad de ETA de mantener la hegemon¨ªa sobre una izquierda abertzale refugiada bajo las faldas de los estatutos de Sortu que la resignada aceptaci¨®n del car¨¢cter contraproducente del terrorismo para la conquista del poder.
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