EE UU y Europa revisan el efecto de los colorantes artificiales en la salud
Washington se plantea aludir a la posible relaci¨®n con la hiperactividad en ni?os
La posible relaci¨®n entre el consumo de determinados colorantes alimentarios artificiales presentes en postres, refrescos o boller¨ªa industrial y comportamientos hiperactivos y de d¨¦ficit de atenci¨®n en ni?os es una cuesti¨®n no resuelta que peri¨®dicamente reaparece en el debate cient¨ªfico.
Esta controversia ha vuelto a la actualidad despu¨¦s de que ayer hiciera p¨²blico que la agencia estadounidense del medicamento (FDA, en sus siglas inglesas) haya decidido revisar los estudios existentes y se plantee obligar a incluir advertencias en los envases de alimentos que usen estas sustancias. La Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (AESA) hac¨ªa alg¨²n tiempo que ya hab¨ªa tomado la delantera. La Comisi¨®n aprob¨® el a?o pasado un programa para reevaluar los aditivos alimentarios antes de 2009, y se dio prioridad a los colorantes.
Una experta: "No hay pruebas que vinculen aditivos y actitudes impulsivas"
Sectores de la medicina cuestionan estos v¨ªnculos y defienden las fuertes ra¨ªces gen¨¦ticas del trastorno de la hiperactividad y el d¨¦ficit de atenci¨®n. "No existe ninguna evidencia cient¨ªfica sobre la relaci¨®n entre el consumo de estos productos y la hiperactividad", sostiene Fernando Muelas, jefe de servicio de Neuropediatr¨ªa del hospital La Fe de Valencia. "Es un tema muy revisado y no hay datos concluyentes". Este especialista destaca que se han descubierto "cinco genes cuyas alteraciones est¨¢n ligadas a este trastorno, que tiene un origen gen¨¦tico en un 80% de los casos", apunta este especialista. "En el 20% restante tiene que ver con comportamientos de riesgo en el embarazo, como el consumo de alcohol y tabaco", a?ade.
La FDA, en el equilibrio que mantiene entre los sectores del activismo ambiental y los intereses de la industria alimentaria, defendi¨® los ¨²ltimos a?os la inocuidad de los colorantes artificiales hasta que, recientemente, se ha replanteado su postura.
El diario The New York Times inform¨® ayer de que esta entidad ha encargado a un panel de expertos la revisi¨®n de los estudios existentes sobre los efectos en el comportamiento de estos aditivos en determinados ni?os con trastornos de conducta a quienes el consumo de los colorantes podr¨ªa agudizar su problema. Entre las medidas que se plantean est¨¢ la posibilidad de que las golosinas, bebidas, cereales infantiles y dem¨¢s productos que usan estas sustancias en su elaboraci¨®n incluyan en el envase mensajes que adviertan de la posibilidad de que su consumo puede empeorar el comportamiento de ni?os hiperactivos.
A ra¨ªz de un estudio publicado en The Lancet en 2007, la autoridad alimentaria europea -adelant¨¢ndose a la revisi¨®n general acordada en 2009- examin¨® los umbrales de seguridad del consumo diario del amarillo de quinole¨ªna (E104), amarillo anaranjado (E110) y rojo cochinilla 4R (E124). Tambi¨¦n de la tartrazina (E102), azorrubina/carmoisina (E122) y rojo allura AC (E129).
El art¨ªculo de la revista m¨¦dica brit¨¢nica indicaba que el consumo de estas seis sustancias o sus combinaciones (frecuentes en productos de confiter¨ªa, postres, panader¨ªa o refrescos) podr¨ªa haber sido la causa del aumento de la hiperactividad en los ni?os estudiados.
La AESA solo detect¨® que la tartrazina pod¨ªa causar reacciones de intolerancia, como irritaciones cut¨¢neas, y en un peque?o porcentaje de poblaci¨®n. La agencia europea contin¨²a en su examen a los aditivos.
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