Las uvas est¨¢n verdes
Zapatero despej¨® este s¨¢bado ante el Comit¨¦ Federal la primera de las inc¨®gnitas que los socialistas deben resolver antes de las pr¨®ximas elecciones generales. La oficializaci¨®n por el presidente del Gobierno de su prop¨®sito de agotar la legislatura y no encabezar las listas del PSOE en marzo de 2012 fue acompa?ada por el anuncio de la postergaci¨®n del proceso de primarias para designar a su sucesor hasta despu¨¦s de los comicios locales del 22-M.
Los cuchicheos a la oreja y los rumores intoxicadores sobre la renuncia de Zapatero hab¨ªan llenado de tanto ruido la comunicaci¨®n p¨²blica que apenas quedaban ya espacios libres para debatir otras cuestiones.
La fr¨ªvola m¨ªmesis de la prensa del coraz¨®n realizada por la cr¨®nica pol¨ªtica, reforzada por el deseo de azuzar las tensiones dentro del PSOE o servir a las ambiciones de algunos candidatos a la sucesi¨®n, estaba conduciendo hacia extremos insoportables o rid¨ªculos un relato de intriga propio de un follet¨®n decimon¨®nico por los continuos cambios de escenario.
?Por qu¨¦ Zapatero aguard¨® hasta ayer para desinflar un globo artificiosamente hinchado con su colaboraci¨®n desde las Navidades? ?O por qu¨¦ no demor¨® hasta despu¨¦s del 22-M el desenlace de esta pel¨ªcula de suspense con macguffins de Hitchcock incluidos? El sabio manejo de los tiempos de Zapatero (una leyenda refutada por su negativa a convocar en octubre de 2007 unas elecciones que le hubiesen dado muy probablemente la mayor¨ªa absoluta) es la explicaci¨®n de sus admiradores incondicionales. Pero las especulaciones sobre decisiones de importancia menor acogidas al secreto de confesi¨®n familiar o amistosa son por general indemostrables.
Resulta mas plausible suponer que el presidente del Gobierno, animado en esa direcci¨®n por el presidente del banco Santander y otros purpurados del Ibex 35 en el c¨®nclave cardenalicio del Palacio de la Moncloa, proyect¨® inicialmente acercar lo m¨¢s posible el anuncio de su retirada al final de la legislatura pero que las presiones de algunos barones regionales para reducir el peso de la pol¨ªtica nacional en la cita del 22-M y la ca¨ªda en picado de su popularidad en los sondeos de opini¨®n le llevaron a la conclusi¨®n de que era mejor enterrar ahora el debate sucesorio.
La retirada de Zapatero, por lo dem¨¢s, no consolida la limitaci¨®n voluntaria de los mandatos presidenciales a ocho a?os como costumbre pol¨ªtica vinculante: mientras que en septiembre de 2003 la reelecci¨®n de Aznar parec¨ªa madura (aunque Rajoy perdiera seis meses despu¨¦s en las urnas), en marzo de 2011 las uvas para Zapatero estaban verdes.
La socorrida met¨¢fora del pato cojo aplicada en EE UU al presidente en los finales de su segundo y ¨²ltimo mandato es una mercanc¨ªa ret¨®rica de dif¨ªcil importaci¨®n; como sucede con las primarias, las diferencias entre los sistemas presidencialistas y parlamentario se reflejan tambi¨¦n en el significado de los t¨¦rminos.
Durante el a?o que le resta al frente del Ejecutivo, Zapatero seguir¨¢ representando a Espa?a en el Consejo Europeo, cuya capacidad de iniciativa, coordinaci¨®n y eficacia de la Uni¨®n ha crecido durante la crisis. Tambi¨¦n continuar¨¢ ejerciendo los ampl¨ªsimos poderes que la Constituci¨®n otorga al presidente del Gobierno, facultado para nombrar o destituir a sus ministros y responsable en ¨²ltima instancia de la pol¨ªtica interior y exterior del Estado.
Finalmente, mientras un Congreso no le remueva del puesto, Zapatero mantendr¨¢ su condici¨®n de secretario general de los socialistas: un cargo crucial para pastorear la celebraci¨®n de unas primarias que pueden robustecer o hacer saltar por los aires al PSOE.
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