Lecciones islandesas
Admitida su singularidad, la crisis que seguimos sufriendo casi cuatro a?os despu¨¦s de su emergencia en el sistema financiero estadounidense tiene un antecedente relevante en la que sufri¨® Islandia. Tambi¨¦n fueron los excesos de su sistema bancario los desencadenantes de la crisis: la codicia excesiva y los aires de grandeza, adem¨¢s de un amplio cat¨¢logo de malas pr¨¢cticas p¨²blicas y privadas, incluida la corrupci¨®n. Para muchos analistas y ciudadanos islandeses aquella crisis fue una especie de saqueo; y supuso el final de una larga fase de prosperidad para una econom¨ªa que se hab¨ªa transformado intensamente hasta disponer de una renta per c¨¢pita de las m¨¢s elevadas del mundo.
En los a?os ochenta, sobre la base de una excesiva desregulaci¨®n de las actividades bancarias, en el contexto de una imprudente obsesi¨®n por reducir el tama?o del sector p¨²blico, Islandia vio en pocos a?os multiplicados el volumen de los activos bancarios sobre el PIB, al tiempo que los precios inmobiliarios registraban elevaciones tambi¨¦n sin precedentes. La excesiva concentraci¨®n de la inversi¨®n crediticia coexist¨ªa con una temeraria captaci¨®n de pasivos, dentro y fuera del pa¨ªs, remunerados a tipos de inter¨¦s inusualmente elevados. La similitud con situaciones propias en algunos pa¨ªses m¨¢s afectados por la crisis actual se completa con una manifiesta pasividad de las autoridades econ¨®micas y una no menos deficiente supervisi¨®n bancaria.
La diferencia no poco destacable entre ambas crisis es la exigencia en Islandia de responsabilidades a los directivos y de los bancos, as¨ª como la quiebra de alguno de ellos. Con todo, los contribuyentes islandeses, al igual que los de muchos otros pa¨ªses de la OCDE, tendr¨¢n que soportar todav¨ªa durante muchos a?os los costes de una crisis precipitada por unos cuantos, incluidas las ayudas con dinero p¨²blico a las entidades financieras.
El retorno gradual de Islandia a la normalidad econ¨®mica y financiera no est¨¢ siendo f¨¢cil. Como ocurre en la mayor¨ªa de las econom¨ªas m¨¢s afectadas por la actual crisis, la deuda p¨²blica ha crecido a niveles importantes (se encuentra en el entorno del 100% del PIB), como lo hizo la tasa de desempleo (desde niveles de pleno empleo durante muchos a?os), a pesar de situarse algo por debajo de la media europea, amparada en un muy buen comportamiento de las exportaciones. El bienestar de la pr¨®xima generaci¨®n seguir¨¢ condicionado por la gesti¨®n de la crisis y por la atenci¨®n del servicio de una deuda exterior bruta superior al 330% del PIB.
A tenor de las impresiones transmitidas por la poblaci¨®n, en ese pa¨ªs existen muchas m¨¢s garant¨ªas, sin embargo, de que no vuelva a darse la sucesi¨®n de errores que condujeron a la crisis. Las lecciones aprendidas se han traducido en mejores controles y una mayor profesionalidad en la funci¨®n bancaria. Ya quisi¨¦ramos en las econom¨ªas m¨¢s da?adas por esta recesi¨®n asimilar el escarmiento island¨¦s como lo est¨¢n procesando en aquel pa¨ªs. La m¨¢s directa de las lecciones es que en un sector tan sensible y susceptible de contaminar a la econom¨ªa real, m¨¢s importante que regular mucho y precipitadamente es una eficaz supervisi¨®n del comportamiento de los bancos, incluida la centrada en la composici¨®n relativa de los activos en que invierten. -
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