Deuda y paro: un c¨®ctel picante
Las grandes dificultades que estamos encontrando se deben a que estamos luchando contra una crisis diferente de las que hab¨ªamos conocido y por ello nos debemos preguntar si las medidas conocidas son v¨¢lidas.
Casi todas las crisis del siglo XX tuvieron como elemento central una disminuci¨®n de la demanda que provoc¨® una reducci¨®n de la actividad y un aumento del paro. Frente a ello, las recetas de Keynes se pueden simplificar as¨ª: el Estado debe actuar como motor de la recuperaci¨®n, sustituyendo con mayores gastos e inversiones la falta de demanda privada, estimulando la actividad y atendiendo con ayudas a las personas y familias m¨¢s afectadas, porque esta atenci¨®n, adem¨¢s de su aspecto social, es tambi¨¦n un elemento de apoyo al consumo privado. Para ello las Administraciones p¨²blicas deben aprobar presupuestos con d¨¦ficit y deben endeudarse, ya que la falta de ingresos no les permitir¨ªa realizar este papel.
No estoy nada seguro de que una pol¨ªtica de reducci¨®n dr¨¢stica del gasto sea la acertada en una situaci¨®n de paro muy elevado
El elemento diferencial de la crisis espa?ola actual es que la recesi¨®n se produjo en un momento en el que nuestro endeudamiento privado estaba en un nivel insostenible y nuestro endeudamiento p¨²blico, moderado en 2008, ha crecido mucho en 2009 y en 2010. Las preguntas son: ?puede una econom¨ªa muy endeudada aplicar las mismas medidas que en el caso cl¨¢sico?, ?debe dar prioridad a disminuir el d¨¦ficit a base de recortes?, ?debe, por el contrario, dar prioridad a estimular el crecimiento y generar m¨¢s actividad, m¨¢s ocupaci¨®n y mayores ingresos, dejando para m¨¢s tarde la reducci¨®n de la deuda?
La actuaci¨®n del Gobierno espa?ol (y tambi¨¦n del catal¨¢n) durante el primer a?o de crisis estuvo mucho m¨¢s cerca de esta ¨²ltima estrategia, que par¨® el golpe, pero no cambi¨® el signo. Desde la mitad de 2010 se ha pasado bruscamente a la otra, en gran medida por factores externos (las autoridades europeas y los famosos "mercados de deuda"). Y en estos momentos el Gobierno catal¨¢n ha abrazado, con una mezcla de resignaci¨®n y un peque?o toque de entusiasmo, este mismo camino. ?Estamos en la buena senda?
No parece desacertado pensar que lo que tiene m¨¢s sentido es una pol¨ªtica de equilibrio compaginando ambas alternativas, que permita al tiempo una recuperaci¨®n moderada de la actividad y una reducci¨®n, progresiva pero lenta, del d¨¦ficit y del endeudamiento privado. Creo que, en estos momentos, estamos llevando el p¨¦ndulo a un extremo exagerado. El Gobierno espa?ol hace bien en seguir las instrucciones comunitarias en cuanto a las reformas en el campo laboral y de la seguridad social, aunque deber¨ªa complementarlas con una reforma financiera y otra fiscal (la primera para resolver el problema del cr¨¦dito y la segunda por razones de equidad). Pero no deber¨ªa ser tan sumiso con los mercados en la aceptaci¨®n de una velocidad de reducci¨®n del d¨¦ficit que le impide totalmente actuar como motor. Y el Gobierno catal¨¢n debe resistir firmemente a la presi¨®n espa?ola sobre el "d¨¦ficit catal¨¢n" (del que son corresponsables) y al mismo tiempo debe evitar crear una atm¨®sfera en la que se hable "solo de recortes". Olvid¨¢ndose de suprimir impuestos, debe iniciar actuaciones pro-activas en el campo de la industria, de la formaci¨®n, de la investigaci¨®n y de la ocupaci¨®n, aunque para ello genere alg¨²n nuevo gasto. El Gobierno de la Generalitat tiene competencias y capacidad para actuaciones a corto plazo, que eviten un ambiente de pesimismo y de desconfianza que dificultar¨¢ m¨¢s la reactivaci¨®n.
Vuelvo al principio. Tengo gran respeto por la teor¨ªa econ¨®mica, aunque sus leyes a menudo escondan intereses concretos. Sus ense?anzas me llevan a no estar nada seguro de que una pol¨ªtica de reducci¨®n dr¨¢stica del gasto, en una situaci¨®n de paro muy elevado, sea la m¨¢s acertada. No solo por sus consecuencias sociales, sino porque es muy posible que provoque menor actividad y que, al disminuir los ingresos, impida la disminuci¨®n del d¨¦ficit. Me gustar¨ªa mucho presenciar un debate de expertos al respecto (nuestro consejero de Econom¨ªa es uno de los m¨¢s prestigiosos) y todav¨ªa me gustar¨ªa m¨¢s que fueran las recomendaciones surgidas de este debate, y no las conveniencias electorales o los caprichos de "los mercados", las que marcasen las actuaciones de nuestros Gobiernos.
Joan Maj¨® es ingeniero y ex ministro de Industria.
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