Las dos caras del progreso de Per¨²
Algunos sectores sociales no han notado el gran crecimiento econ¨®mico
El viaje de 35 kil¨®metros desde el centro de Lima por la Panamericana norte hacia el paup¨¦rrimo distrito de La Ventanilla en la provincia de El Callao refleja mejor que ning¨²n otro sitio de la capital peruana el progreso y las asignaturas pendientes de un pa¨ªs cuya econom¨ªa ha superado los niveles de crecimiento de Am¨¦rica Latina durante la ¨²ltima d¨¦cada. Adem¨¢s, desde 2005 ha escalado 24 puestos en el ranking de desarrollo humano de Naciones Unidas, que tiene en cuenta los ingresos per c¨¢pita, la expectativa de vida y la educaci¨®n.
La primera parada es en el centro comercial Mega Plaza, a unos pocos kil¨®metros del centro hist¨®rico. El gigantesco recinto, lleno de tiendas, locales de comida r¨¢pida y la imprescindible cadena de salas de cine, domina una zona que alberga a unos dos millones de habitantes, casi un cuarto de la poblaci¨®n lime?a. "Hace 20 a?os ac¨¢ no hab¨ªa nada, unos pocos asentamientos", dice el taxista Juan Serrano, con m¨¢s de tres decenios de profesi¨®n a sus espaldas. Al pie de los edificios y casas levantadas en los ¨²ltimos a?os, flamantes coches y todoterrenos se api?an como el s¨ªmbolo m¨¢s tangible del boom del consumo.
El pa¨ªs ha escalado 24 puestos en el ¨ªndice de desarrollo humano desde 2005
Es muy temprano y los vecinos caminan raudos hacia sus empleos, pero un r¨¢pido minisondeo a pie de calle muestra que este barrio de clase media votar¨¢ en masa por el expresidente Alejandro Toledo o por el exministro de Econom¨ªa Pedro Pablo Kuczynski, alias PPK, los dos candidatos que les dan seguridad en la continuidad del modelo econ¨®mico frente al nacionalista Ollanta Humala o la populista Keiko Fujimori, a pesar de que ambos han declarado que mantendr¨¢n la econom¨ªa de mercado, aunque con un sesgo m¨¢s social. Pero al pie del Mega Plaza no est¨¢n para experimentos. Prefieren a PPK frente a Toledo, pero muchos votar¨¢n al segundo porque creen que tiene m¨¢s posibilidades en la segunda vuelta.
M¨¢s al norte, dejando atr¨¢s el horizonte de Lima, a los lados de la Panamericana, se alza un infinito poblado de chabolas. Es Pachac¨²tec, el ¨¢rea m¨¢s pobre del deprimido distrito de La Ventanilla, una ciudad dormitorio que nace en los sesenta. En esos a?os Per¨² era la octava econom¨ªa de Am¨¦rica Latina, lugar del que descendi¨® al decimocuarto al t¨¦rmino del primer periodo de Gobierno de Alan Garc¨ªa (1985-1990).
Byron Quispe lleg¨® de la sierra andina a este asentamiento en los primeros a?os del mandato de Alberto Fujimori (1990- 2000). Parco en palabras y desconfiado de la prensa, explica que la barriada de casas de uralita y cart¨®n rodeadas de monta?as de desperdicios es un basti¨®n fujimorista. Tan es as¨ª, que ayer fue uno de los pocos lugares donde se conmemor¨® con nostalgia un nuevo aniversario del 5 de abril de 1992, el d¨ªa en que el expresidente se perpetu¨® en el poder con un autogolpe.
La Ventanilla muestra la otra cara del progreso peruano, ese 25% de los votantes que apoya a Humala o ese 18% que respalda a Keiko Fujimori porque creen que toda la riqueza se la han quedado unos pocos y porque ya no est¨¢n dispuestos a esperar que se cumpla ese ideal de una vida mejor descrito por el gran historiador Jorge Basadre en su ensayo La promesa de la vida peruana (1943), y que renace y se frustra una y otra vez desde la independencia del pa¨ªs en 1821. A pesar de que el porcentaje de peruanos que viven con menos de cuatro d¨®lares diarios ha bajado del 49% al 35% desde 2004, los habitantes de La Ventanilla impiden olvidar que un quinto de los 30 millones de peruanos no tiene acceso al agua potable y un porcentaje similar de ni?os padece malnutrici¨®n.
Los sucesivos Gobiernos de Fujimori, el de transici¨®n de Valent¨ªn Paniagua, el de Toledo y este segundo Ejecutivo de Garc¨ªa que culmina el 28 de julio han ido profundizando el actual modelo de econom¨ªa de mercado que, apuntalado por los altos precios de los minerales que Per¨² exporta, ha permitido al pa¨ªs recuperar los niveles de renta previos a la llamada d¨¦cada perdida de Am¨¦rica Latina, la de los ochenta, que fue especialmente dura para pa¨ªses como M¨¦xico, Venezuela y Per¨². Sin embargo, la redistribuci¨®n de la renta ha mejorado poco y el Estado, a¨²n muy centralizado, ha sido incapaz de canalizar la riqueza hacia la zona andina y la selva, donde la pobreza y el narcotr¨¢fico crecen tanto como el bienestar que ba?a el Pac¨ªfico.
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