Los recortes de la Generalitat incendian la sanidad catalana
Las protestas de trabajadores y pacientes se extienden por los hospitales
Apenas 100 d¨ªas de Gobierno y una sola consigna repetida hasta la saciedad -recortar, recortar y recortar- han bastado al presidente catal¨¢n Artur Mas (CiU) para poner en ebullici¨®n el sistema sanitario catal¨¢n. Varios miles de trabajadores de los grandes hospitales de Barcelona y Tarragona salieron ayer y el mi¨¦rcoles a la calle, en lo que parecen ser los primeros pasos de un conflicto que se avecina largo y extenso. Largo, porque las organizaciones sindicales y sanitarias apenas empiezan a articularse con la vista puesta a la pr¨®xima cita: una marcha el pr¨®ximo d¨ªa 14 frente a la sede de la Generalitat. Y extenso, porque, ya desde estas primeras concentraciones, los manifestantes est¨¢n contando con la complicidad de la ciudadan¨ªa: ayer, frente al hospital de Bellvitge, varios pacientes se sumaron a la concentraci¨®n sindical, mientras los conductores atrapados en la Ronda del Litoral por la protesta de los trabajadores del hospital del Mar cambiaron los bocinazos por los aplausos en cuanto vieron la causa del atasco, informan Gorka P¨¦rez y Alba Casanovas.
La comunidad perder¨¢ unas 2.000 camas y hasta 7.500 empleos
El hombre que ha encendido la sanidad catalana es Boi Ruiz, el jefe de la patronal hospitalaria al que Mas encarg¨® la responsabilidad sobre el sistema en tiempos de crisis. La misi¨®n de Ruiz: una reducci¨®n sin precedentes del gasto sanitario del 10%; ahorro que en algunos hospitales alcanza el 20%. Un recorte que, acompa?ado de ciertas declaraciones -Ruiz ha animado a los catalanes a suscribir un seguro m¨¦dico privado- y decisiones -la supresi¨®n del impuesto de sucesiones, que solo pagaban ya las grandes fortunas- ha levantado todo tipo de suspicacias sobre si el sistema es capaz de soportar un recorte de esta magnitud o si lo que est¨¢ sufriendo Catalu?a es en realidad un cambio encubierto del modelo sanitario. Lo que ocurra en esta autonom¨ªa, adem¨¢s, es seguido con atenci¨®n desde otros puntos por si tras las elecciones del 22-M otras comunidades pudieran seguir la misma senda.
Desde que Ruiz asumi¨® el cargo, la sanidad catalana ha recibido, uno tras otro, mensajes inquietantes, que adem¨¢s han tenido una indeseada eficacia por su indefinici¨®n. Con la vista puesta en la aprobaci¨®n de los presupuestos (para lo que a¨²n faltan dos meses) y con la machacona consigna de recortar, el Departamento de Salud ha ido dejando caer las noticias sobre lo que se avecinaba casi sin concretar. El efecto ha sido algo as¨ª como una bola de nieve que cada semana engordaba con una novedad de mayor calado que la anterior.
El primer mensaje claro fue la necesidad urgente de reducir en al menos 850 millones el gasto sanitario. El segundo, el retraso o la paralizaci¨®n de la construcci¨®n de siete nuevos hospitales y al menos 44 centros de salud. Luego vino el anuncio de que la espera m¨¢xima de 180 d¨ªas para ser operado en la sanidad p¨²blica, garantizada por decreto por el tripartito iba a quedar en papel mojado ante los recortes en ciernes. La guinda, sin embargo, la han puesto los hospitales p¨²blicos, cuyas direcciones mantienen estos d¨ªas reuniones con los trabajadores para transmitirles las medidas de ahorro que preparan con vistas a la aprobaci¨®n del presupuesto.
Gigantes como el Vall d'Hebron o Bellvitge, con un millar de camas cada uno, quedar¨¢n durante cuatro meses este verano semivac¨ªos, con casi la mitad de sus camas y plazas de UCI y cr¨ªticos cerradas. Ellos, como el Cl¨ªnic o Sant Pau, reabrir¨¢n las camas en octubre, pero no todas: aproximadamente una de cada diez desaparecer¨¢n para siempre. El goteo de cierre de servicios ha sido incesante en los ¨²ltimos d¨ªas entre los casi 80 hospitales que forman la red p¨²blica catalana: centros de salud mental, servicios para atender dependencias, ambulatorios para urgencias...
Si el recorte sanitario ya ha llegado a las calles, la actividad en los despachos de los directores de los hospitales es fren¨¦tica. Cada uno de ellos tiene la misi¨®n de recortar su presupuesto entre el 8% y el 16%, y en algunos casos hasta el 20%, seg¨²n fuentes de los distintos hospitales. Con este reto, muchos se han puesto a cortar en lo inimaginable. El hospital del Mar estudia imponer la talla ¨²nica en las batas de sus empleados, con un ahorro anual de 12.000 euros. Cambiar menos a menudo las s¨¢banas de los enfermos podr¨ªa aportar otros 66.000 euros. Los documentos a los que ha tenido acceso EL PA?S de otros centros no se quedan a la zaga: bajar el gasto de agua, luz y calefacci¨®n, renunciar a d¨ªas de vacaciones, acortar el tiempo que el personal de enfermer¨ªa utiliza para pasar el testigo al siguiente turno, reducir el tiempo que m¨¦dicos y enfermeros dedican a formaci¨®n, alquilar espacios al sector privado, ahorrar en gasas, pa?ales y material quir¨²rgico, rebajar el gasto en limpieza...
En total, seg¨²n varias estimaciones hechas por sindicatos y asociaciones sanitarias, Catalu?a perder¨¢ dos millares de camas y entre 2.000 y 7.500 empleos con los recortes. Con esta informaci¨®n, muchos dudan de que Boi Ruiz pueda mantener su promesa de "ahorrar en lo accesorio sin que afecte a la calidad del servicio". El propio Artur Mas sali¨® ayer a la palestra para tranquilizar a la opini¨®n p¨²blica y su electorado, tratando de minimizar el impacto real de los recortes. Asegur¨® que el sistema podr¨¢ aguantarlo porque Catalu?a tiene la sanidad "m¨¢s generosa de Europa", informa Miquel Noguer.
Discrepa la exconsejera Marina Geli, que duda de que el sistema sea capaz de soportar un recorte de esa magnitud sin desangrarse. "Lo peor es que nadie est¨¢ explicando a qu¨¦ modelo nos llevan", afirma Geli. "Catalu?a y Espa?a tienen una sanidad joven respecto a los pa¨ªses de nuestro entorno, un sistema que, por tanto, gasta poco", algo m¨¢s de 1.200 euros por catal¨¢n y a?o. "Aplicar estos recortes a un modelo con un gasto bajo, sin buscar fuentes alternativas de financiaci¨®n, es letal para el sistema", concluye.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.