"Para qu¨¦ vas a fichar a Llorente, Florentino..."
Fuera por la derrota, por el desarrollo del partido o por la cercan¨ªa de las elecciones presidenciales, Fernando Garc¨ªa Macua, el m¨¢ximo mandatario del Athletic, salt¨® al t¨¦rmino del encuentro, como no acostumbra. "Yo he visto al menos cinco penaltis. Y no solo yo. Los ha visto todo el campo, y los ¨¢rbitros est¨¢n para eso, para verlos". Se refer¨ªa Macua a los penaltis cometidos sobre Fernando Llorente en las jugadas a¨¦reas, especialmente a bal¨®n parado. Esos agarrones o empujones que se producen en todos los partidos y que los ¨¢rbitros tienden a soslayar, probablemente en la confianza de que ocurren por igual en una y otra ¨¢reas.
"Al t¨¦rmino del partido", se?al¨® el presidente del Athletic, "le he dicho a Florentino P¨¦rez que no se le ocurra fichar a Fernando Llorente, porque es un futbolista al que jam¨¢s le pitar¨¢n un penalti". Ironizaba, as¨ª, en medio su cabreo, sobre la presunta pretensi¨®n de Mourinho de contar con el delantero internacional del Athletic la pr¨®xima temporada en el Real Madrid. Hac¨ªa tiempo que Garc¨ªa Macua no se pronunciaba con esa dureza respecto al arbitraje, y sobre todo tras una derrota contundente ante un rival que se mostr¨® superior.
San Mam¨¦s se agarr¨® a esa situaci¨®n, que por otra parte viene acrecentada por la sensaci¨®n de inferioridad arbitral que sufren los delanteros grandes respecto a sus marcadores. El miedo al penalti suele invadir m¨¢s al ¨¢rbitro que al defensor. Macua, en plena precampa?a electoral, se acogi¨® a esa cl¨¢usula generalizada contrastada estad¨ªsticamente pero que salva y castiga casi por igual.
El hecho de que el Madrid se adelantase mediante dos penaltis, sin duda encresp¨® a¨²n m¨¢s el ¨¢nimo en la grada, aunque ambos fueron incontestables. El primero no admit¨ªa duda alguna el segundo de Castillo, tambi¨¦n a Di Mar¨ªa, era un poco m¨¢s exigente al tratarse de un manoteo que acab¨® con el argentino por los suelos, pero sin exagerar la jugada.
Fueron dos acciones tan concretas como rotundas. Lo que encresp¨® a la catedral fue la reiteraci¨®n de acciones a¨¦reas sobre Fernando Llorente, dejadas sin sanci¨®n, dentro y fuera del ¨¢rea. No era el d¨ªa de Llorente, en cualquier caso, pero tampoco lo tuvo f¨¢cil. Y el presidente rojiblanco acab¨® tan enfadado que se permiti¨® ironizar sobre su fichaje por el Real Madrid.
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