El 'doctor Frankenstein' y sus 2.400 trasplantes
Yo no soy culpable de nada. La prensa me ha creado para vender ejemplares", dice Yusufs Sonmez, el cirujano turco de 54 a?os, detenido en enero pasado por su presunta implicaci¨®n en una trama de trasplantes ilegales que se llevaban a cabo en la cl¨ªnica Medicus de Kosovo. Sonmez, un hombre enjuto, con el cr¨¢neo pulcramente rasurado y una fina perilla, est¨¢ en libertad, porque el juez instructor de Kosovo no ha hallado pruebas suficientes para acusarle de trasplantes ilegales, aunque es previsible que la fiscal¨ªa recurra la decisi¨®n.
Interpol llevaba a?os busc¨¢ndolo, y su nombre es bien conocido en Turqu¨ªa donde Sonmez ha sido detenido ya seis veces. En la prensa de su pa¨ªs se le conoce como doctor Frankenstein, y se le relaciona con el tr¨¢fico de ¨®rganos denunciado en el informe de Dick Marty, del Consejo de Europa, llevado a cabo en suelo alban¨¦s por la guerrilla kosovar, tras la guerra que les enfrent¨® a Serbia. En conversaci¨®n con este peri¨®dico, Sonmez se declara inocente y explica que su trabajo cuenta con el reconocimiento de pol¨ªticos turcos y del ministro de Salud israel¨ª.
"En el mundo solo se realizan legalmente un 10% de los trasplantes necesarios", dice Luc No?l, de la OMS
Se da la circunstancia de que los pacientes israel¨ªes son los que mayor n¨²mero de ¨®rganos per c¨¢pita compran en todo el mundo. Un negocio que mueve miles de millones al a?o y que, en Israel, est¨¢ auspiciado por las propias compa?¨ªas de seguros, que reembolsan al paciente el precio del trasplante. Dado que por razones culturales y religiosas su tasa de donantes es muy baja (uno por mill¨®n, en Espa?a es 34,4 por mill¨®n), el ¨®rgano para trasplante suele proporcionarlo un joven sano, pobre y desesperado.
En esas circunstancias estaba Yilman Altun, un joven turco de 23 a?os, que se decidi¨® a vender un ri?¨®n en 2008. La operaci¨®n se realiz¨® en la cl¨ªnica Medicus de Pristina, y en ella se implant¨® ese ¨®rgano a un hombre israel¨ª de 74 a?os. Pero algo sali¨® mal. Poco despu¨¦s de la intervenci¨®n, el donante se desmay¨® en el aeropuerto de Kosovo, donde esperaba un avi¨®n de regreso a su pa¨ªs, y tuvo que ser atendido all¨ª mismo. A los polic¨ªas que le interrogaron les cont¨® que acababan de extirparle un ri?¨®n, a cambio de dinero. Algo que proh¨ªben las leyes kosovares.
En el interrogatorio posterior, tanto ¨¦l como el cliente que recibi¨® el trasplante identificaron al doctor Sonmez como miembro del equipo m¨¦dico que les atendi¨® en su operaci¨®n en la cl¨ªnica Medicus de Pristina. Seg¨²n los informes del fiscal europeo encargado de investigar el caso, Jonathan Ratel, existen datos de las transferencias bancarias, an¨¢lisis de sangre y tejidos que probar¨ªan la realizaci¨®n de operaciones quir¨²rgicas a 20 o 30 personas, durante los primeros meses de 2008.
Sonmez reconoce que trabaj¨® con Medicus en esas fechas. Aunque, seg¨²n ¨¦l, su papel se limitaba a dar asistencia al equipo m¨¦dico de la cl¨ªnica. En cuanto a las acusaciones impl¨ªcitas del senador Marty, que le relaciona con el caso de tr¨¢fico de ¨®rganos, extirpados a prisioneros serbios en Albania, asegura que nunca ha implantado ¨®rganos que no haya extra¨ªdo con sus propias manos, por lo que califica de "absurda" esta tesis.
En su p¨¢gina web se afirma que ha realizado casi 2.400 trasplantes de ri?¨®n en 10 a?os. Una cifra descomunal si se tiene en cuenta que las autoridades turcas le han retirado la licencia varias veces. La p¨¢gina recoge mensajes elogiosos como el de Ahmet Gulu, estudiante de cuarto curso de medicina en Estambul, que considera a Sonmez "un cirujano que trabaja por todo el mundo dando salud a la humanidad". Pero tambi¨¦n hay otros mensajes, menos amables, que Nancy Scheper-Hughes se encarga de recopilar. Esta doctora en antropolog¨ªa m¨¦dica de la universidad de Berkeley y directora de Organ Watch, lleva casi 12 a?os tras los pasos de Sonmez. Por correo electr¨®nico cuenta que encontr¨® en 1999 a Vladimir, de 21 a?os, en el peque?o pueblo de Mingir en Moldavia, un a?o antes de que muriera de complicaciones derivadas de la extracci¨®n de uno de sus ri?ones por el doctor Sonmez. Seg¨²n Scheper-Hughes, Vladimir fue interceptado a la salida del instituto por el cazador de ri?ones local quien le consigui¨® un visado y un billete de autob¨²s para ir a trabajar a Estambul, donde fue obligado a vender uno de sus ri?ones. Por lo general, las sumas pagadas se sit¨²an entre los 1.000 y 1.500 euros, mucho menos de lo prometido. Scheper explica que muchos j¨®venes moldavos vieron en la venta ilegal de sus ¨®rganos la ¨²nica forma de sobrevivir a la crisis que azot¨® el pa¨ªs tras la ca¨ªda de la URSS. De acuerdo con los datos que ha recogido, el doctor Sonmez est¨¢ presuntamente detr¨¢s de la mutilaci¨®n de esta generaci¨®n de j¨®venes moldavos y de otras rep¨²blicas exsovi¨¦ticas. "Sonmez es un gran cirujano, que ha trabajado durante a?os con facilitadores que ponen en contacto a donantes con receptores. La polic¨ªa le busca en muchos pa¨ªses. Sabe que lo que hace es ilegal". Por su parte, Sonmez asegura que solo interviene cuando existe un documento firmado ante notario que atestigua que no hay dinero de por medio. ?Pero c¨®mo sabe si un donante no est¨¢ siendo presionado por los cazadores de ri?ones y las compa?¨ªas de seguros que buscan reducir al m¨¢ximo los costes? "No necesito preguntar estas cosas. Si hay un fallo es del sistema, que es sucio y funciona con dinero. Yo solo me preocupo de que mis pacientes est¨¦n bien. Creo en la capacidad de las personas para decidir sobre su propio cuerpo", explica.
Aunque la Declaraci¨®n de Estambul, que pone coto a las donaciones de ¨®rganos a cambio de dinero, ha puesto las cosas m¨¢s dif¨ªciles a los traficantes, Turqu¨ªa sigue siendo destino del llamado "turismo de trasplantes". Un fen¨®meno cada vez m¨¢s extendido, seg¨²n Luc No?l, coordinador de Trasplantes de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS). La raz¨®n es bien sencilla. "En el mundo solo se realiza legalmente el 10% de los trasplantes necesarios", explica en conversaci¨®n telef¨®nica desde Bruselas. "Hasta 1994, por ejemplo, India era el bazar del trasplante de ri?¨®n, pero eso termin¨® y ahora ha seguido el tr¨¢fico en la clandestinidad". Tambi¨¦n Filipinas era un para¨ªso para los que comerciaban con los ¨®rganos de la gente m¨¢s pobre. "Hay aldeas enteras en ese pa¨ªs en las que los habitantes tienen solo un ri?¨®n porque han vendido el otro", a?ade No?l.
Los avances legislativos sobre el tema no han impedido estas monstruosas pr¨¢cticas. Simplemente, lo que antes se hac¨ªa a la luz del d¨ªa, ahora se realiza en la clandestinidad. "Por eso tenemos cada vez menos datos sobre lo que ocurre verdaderamente", a?ade No?l. El coordinador de trasplantes de la OMS lamenta que haya cirujanos faltos de escr¨²pulos que, como Sonmez, realizan trasplantes bajo esas premisas mercantiles e ilegales. Seg¨²n el espa?ol Rafael Matesanz, director de la Organizaci¨®n Nacional de Trasplantes, esta actitud pragm¨¢tica es com¨²n entre los especialistas implicados en el tr¨¢fico de ¨®rganos. Muchos de ellos son respetados profesionales, bien conectados, que trabajan dentro de un marco legal ambiguo que, en el caso de Turqu¨ªa, alcanz¨® su m¨¢ximo esplendor con la ca¨ªda de la Uni¨®n Sovi¨¦tica y la guerra de Kosovo.
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