En misa y repicando
Con las encuestas a favor, el Gobierno desgastado por la gesti¨®n de la crisis econ¨®mica y los socialistas inmersos en un incierto debate sucesorio, parecer¨ªa que el Partido Popular no necesita regresar a la estrategia de la crispaci¨®n y del uso partidista de los problemas de Estado. Y, sin embargo, regresa a ella en cuanto se le presenta la m¨¢s m¨ªnima oportunidad. La ¨²ltima, la manifestaci¨®n convocada por la Asociaci¨®n de V¨ªctimas del Terrorismo el s¨¢bado pasado. Mientras que el presidente del partido, Mariano Rajoy, intent¨® ponerse a resguardo no asistiendo, otros destacados dirigentes populares marcharon por las calles de Madrid atendiendo al lema: Por la derrota del terrorismo: ETA fuera de las elecciones. Mediante esta estratagema infantil, el PP se propon¨ªa desmentir que sea imposible estar en misa y repicando.
El PP regresa a la estrategia de la crispaci¨®n a la m¨¢s m¨ªnima ocasi¨®n, aunque no lo necesita
Los organizadores de la marcha no dejaron de insistir en la responsabilidad del Gobierno si Sortu, o alguna otra marca abertzale, consigue concurrir a las municipales y auton¨®micas de mayo. De esta manera, pudieron disimular como una protesta contra el Gobierno lo que, en realidad, era un acto de presi¨®n a la justicia. Porque el Gobierno, que pod¨ªa haber optado legalmente por la inscripci¨®n de Sortu en el registro de partidos, prefiri¨®, en cambio, recurrirla a trav¨¦s de la Fiscal¨ªa y la Abogac¨ªa del Estado, abriendo la puerta a la intervenci¨®n de los tribunales. Hasta el momento, el Supremo ha rechazado la posibilidad de que Sortu se presente a las pr¨®ximas elecciones, y queda por resolver el recurso ante el Constitucional. Por m¨¢s que los gritos de los manifestantes se dirigieran contra el Gobierno, los destinatarios ¨²ltimos del lema bajo el que se convoc¨® la marcha no pod¨ªan ser otros que los magistrados que tienen que pronunciarse todav¨ªa sobre la inscripci¨®n. Son ellos, en efecto, quienes decidir¨¢n si Sortu quedar¨¢ o no fuera de las elecciones.
La asistencia del Partido Popular a la manifestaci¨®n del s¨¢bado, validando el equ¨ªvoco que estaba en el origen de su convocatoria y que se acentu¨® durante su desarrollo, tiene consecuencias que desbordan el marco de la lucha pol¨ªtica y afectan al equilibrio entre poderes del Estado. Una cosa es que un grupo de ciudadanos salga a la calle para decirle abiertamente al Tribunal Constitucional cu¨¢l debe ser el sentido de su sentencia, y otra distinta que lo haga el principal partido de la oposici¨®n y eventual alternativa de Gobierno. En el primer caso, lo ¨²nico que se pierde, que no es poco, es la posibilidad de criticar a los abertzales cuando sean ellos los que se manifiesten para presionar a los tribunales en el sentido opuesto al que exige la Asociaci¨®n de V¨ªctimas del Terrorismo. En el segundo, demuestra que el Partido Popular no ha abdicado de la idea de que la justicia solo es justicia cuando avala sus puntos de vista o sus intereses electorales o pol¨ªticos.
Con esta actitud, los populares est¨¢n produciendo un grave perjuicio a la lucha antiterrorista, en la que, sin embargo, aseguran mantener su acuerdo con el Gobierno. La escenificaci¨®n p¨²blica de las diferencias entre los partidos democr¨¢ticos es el terreno que siempre han buscado la banda y sus ac¨®litos, porque es en ¨¦l donde mejor se mueven y donde encuentran la m¨¢s potente caja de resonancia para sus inaceptables exigencias. Pero en el caso de la manifestaci¨®n del s¨¢bado hay algo m¨¢s: si el Tribunal Constitucional fallara contra la inscripci¨®n de Sortu, los portavoces abertzales no dudar¨¢n en sostener que la sentencia es interesada y que se debe a las presiones del Partido Popular, ante las que se habr¨ªa rendido.
La deslegitimaci¨®n pol¨ªtica del terrorismo sufrir¨ªa entonces un importante retroceso por la acci¨®n, precisamente, de quienes desean presentarse como sus m¨¢s resueltos adalides. Cuando algunos dirigentes del Partido Popular sostuvieron el s¨¢bado que el Gobierno debe impedir la inscripci¨®n de Sortu "sea como sea", debieron de olvidarse de que, hasta ahora, se han llenado la boca con el eslogan de que, en la lucha antiterrorista, no valen los atajos. ?No valen de verdad o no valen mientras al Partido Popular le conviene?
La estrategia de la crispaci¨®n y del uso partidista de las cuestiones de Estado no es un episodio del pasado, sino un recurso pol¨ªtico que el Partido Popular guarda en la cartera y que no duda en utilizar cuando se le presenta la m¨¢s m¨ªnima ocasi¨®n. Es probable que el s¨¢bado recurriera a ¨¦l solo para contentar al sector m¨¢s radical de sus dirigentes y de su electorado. Lejos de ser un consuelo, se trata de un motivo acrecentado de preocupaci¨®n. ?Por qu¨¦ creer que, una vez en el Gobierno, estar¨¢ en mejores condiciones de contenerlo si, estando en la oposici¨®n, no ha podido zafarse de sus exigencias?
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