Una sanidad cada vez m¨¢s privada
Los tres hospitales que Aguirre est¨¢ construyendo los gestionan empresas - La crisis ha impedido cumplir los compromisos electorales de la legislatura
Esperanza Aguirre no esconde su predilecci¨®n por la colaboraci¨®n entre el sector p¨²blico y el privado. Todo lo contrario. Adem¨¢s, lo ha demostrado con hechos, poniendo en pr¨¢ctica esa filosof¨ªa en todas las parcelas en las que ha tenido ocasi¨®n de hacerlo. Solo as¨ª se entiende c¨®mo ha podido cambiar tanto el panorama de la sanidad p¨²blica madrile?a en solo ocho a?os. Cuando Aguirre lleg¨® a la presidencia de la regi¨®n encontr¨® una veintena de hospitales de gesti¨®n enteramente p¨²blica. La Administraci¨®n se encargaba de contratar a m¨¦dicos y enfermeras y tambi¨¦n a celadores y administrativos. Pero el modelo sanitario ha dado un vuelco: hoy, uno de cada cuatro hospitales es de gesti¨®n privada, total o parcialmente. Y se sigue ahondando en el modelo, ya que los tres hospitales actualmente en obras (Collado Villalba, M¨®stoles y Torrej¨®n) estar¨¢n gestionados solo por empresas.
La espera diagn¨®stica m¨¢xima de 40 d¨ªas no se ha puesto en marcha
El Ejecutivo ha inaugurado 13 de los 55 centros de salud prometidos
Aguirre asegura que no aplicar¨¢ el copago mientras sea presidenta
Sanidad ha renunciado a construir el hospital de Carabanchel
Durante esta legislatura se ha privatizado el sistema de citas m¨¦dicas -el Gobierno pagar¨¢ 400 millones en cuatro a?os por la gesti¨®n de un centro de llamadas de citaciones de las que antes se ocupaban empleados p¨²blicos- y los an¨¢lisis cl¨ªnicos de m¨¢s de un mill¨®n de madrile?os, lo que se tradujo en el cierre de tres laboratorios p¨²blicos. Los nuevos hospitales funcionar¨¢n como el de Valdemoro, la traslaci¨®n a Madrid del modelo Alzira valenciano. Alzira inaugur¨® en 1999 el primer centro p¨²blico gestionado por una empresa bajo concesi¨®n administrativa, la misma f¨®rmula de las autopistas de peaje. El sector privado construye, equipa y contrata al personal, y la Administraci¨®n le paga un canon anual por la atenci¨®n sanitaria de sus ciudadanos. Es decir, se desentiende de la gesti¨®n directa.
Esos tres hospitales que empiezan a tomar forma en polvorientos descampados ejemplifican las dificultades que ha tenido Aguirre esta legislatura para cumplir sus compromisos. De hecho, las grandes promesas electorales se han quedado en eso, en promesas. Construir¨¦ cuatro hospitales nuevos, dijo. No solo no ha podido inaugurar ninguno antes de la campa?a, sino que ha tenido que rebajar expectativas. Ha renunciado al cuarto, el de Carabanchel, en los terrenos de la antigua c¨¢rcel, y a cambio ha firmado un acuerdo con Defensa para el uso civil del hospital militar G¨®mez Ulla. Un parche, le afean los vecinos de Carabanchel y Latina, los dos distritos m¨¢s populosos de la capital, que hasta ahora ten¨ªan que desplazarse entre cinco y siete kil¨®metros para ir al Cl¨ªnico o al 12 de Octubre.
Aguirre prometi¨® tambi¨¦n 55 nuevos centros de salud, pero a los pocos meses esa cifra dej¨® de aparecer en los actos p¨²blicos y discursos oficiales. Seg¨²n el c¨¢lculo de este peri¨®dico -la Consejer¨ªa de Sanidad no proporcion¨® el dato-, solo ha inaugurado 13, algunos pagados por el Plan E y casi todos sustituciones de edificios que se hab¨ªan quedado obsoletos. La atenci¨®n primaria ha sufrido los rigores de la crisis. Pese a ser la puerta de entrada al sistema, la que resuelve el 90% de los problemas de salud, su presupuesto ha ca¨ªdo a?o a a?o. En 2011 sus recursos disminuyen un 0,78% con respecto al a?o anterior, mientras el presupuesto sanitario global crece un 0,66%. La comparaci¨®n con lo que aumenta el gasto en conciertos con cl¨ªnicas privadas tambi¨¦n deja claro por d¨®nde van los tiros. La asistencia externalizada sube un 5,7%.
Los 420 centros de salud han vivido en los ¨²ltimos meses muchos cambios derivados tambi¨¦n de una promesa electoral: la libertad de elecci¨®n en sanidad. Un ¨¦xito, seg¨²n repite el consejero de Sanidad, Javier Fern¨¢ndez-Lasquetty, pero un quebradero de cabeza para los profesionales sanitarios, que han visto c¨®mo la decisi¨®n que lleva aparejada, el ¨¢rea ¨²nica, ha aumentado la saturaci¨®n, la burocracia y el abuso por parte de algunos ciudadanos. El Gobierno de Aguirre aprob¨® la ley con la oposici¨®n un¨¢nime de los profesionales, los partidos pol¨ªticos y los sindicatos.
En el balance de las promesas electorales hay mucho m¨¢s en el debe que en el haber. Aguirre se comprometi¨® a limitar la lista de espera diagn¨®stica a un m¨¢ximo de 40 d¨ªas (15 en caso de enfermedad grave, como el c¨¢ncer), del mismo modo que en los comicios de 2003 prometi¨® -y lo consigui¨® de manera oficial, pero utilizando tretas para contabilizar a los enfermos en espera que provocaron que el Ministerio de Sanidad expulsara a Madrid del c¨®mputo nacional- reducir la espera quir¨²rgica a 30. Con la legislatura ya terminada, la espera para una cita con el especialista o para realizarse una prueba es muy variable y no se ha fijado ning¨²n m¨¢ximo. Sanidad asegura que la media de espera para pruebas y consultas es de 21,5 d¨ªas. Cuando se hizo la promesa, la Consejer¨ªa de Sanidad asegur¨® que para conseguirlo har¨ªa falta "el esfuerzo inestimable de los profesionales sanitarios y no sanitarios" y "un refuerzo presupuestario". Ah¨ª debe de estar la clave.
Pese a las restricciones presupuestarias, Aguirre insiste en que, mientras ella sea presidenta, no implantar¨¢ el copago en la sanidad madrile?a. Los socialistas aseguran que lo tiene en su "agenda oculta". El convencimiento, o la sospecha, parte sobre todo de un informe elaborado por la Consejer¨ªa de Sanidad que propone limitar o excluir prestaciones, como las comidas en los hospitales, las tiras reactivas para diab¨¦ticos y las muletas. Tambi¨¦n el copago. El texto analiza 23 prestaciones que "podr¨ªan ser potencialmente limitadas o excluidas en el futuro". Sanidad tuvo que admitir que lo hab¨ªan realizado sus t¨¦cnicos, pero dijo que no era "oficial".
Hasta d¨®nde llevar¨¢ Aguirre, en caso de repetir en Sol, la colaboraci¨®n p¨²blico-privada est¨¢ por ver. Un paso m¨¢s podr¨ªa ser ceder los centros de salud a los hospitales de gesti¨®n privada de los que dependen. Ya ocurre en Valencia. Ser inquilina en sus propios hospitales le permite a la Administraci¨®n construir varios a la vez -Aguirre levant¨® siete-, porque son las empresas las que ponen el dinero. A cambio, debe pagar un canon anual durante 30 o m¨¢s a?os. Al final, ?salen los hospitales m¨¢s caros o m¨¢s baratos al ciudadano, que es, en realidad, el que paga con sus impuestos?
Estudios recientes publicados en Reino Unido, con experiencia en la construcci¨®n y gesti¨®n privada de hospitales, han demostrado que acaban saliendo m¨¢s caros que si los hubiera construido el Estado. Hace unos meses el Ministerio de Econom¨ªa brit¨¢nico desvel¨® los pagos a las empresas de todos los hospitales construidos mediante PFI (iniciativa de financiaci¨®n privada). El diario The Guardian tom¨® el Saint James (Leeds) como ejemplo: cuando acabe la concesi¨®n, se habr¨¢ pagado cinco veces el precio original de su construcci¨®n.
Aguirre defiende que la gesti¨®n privada es m¨¢s eficiente. Imposible comprobarlo a partir de los escasos datos que se divulgan. Existe un sistema de penalizaciones a las empresas si no cumplen con lo pactado. Sanidad asegura que en 2010 rest¨® dinero del canon -poco, a?ade- a todas ellas. La calidad del servicio fue "elevada". Los c¨¢nones de los siete hospitales construidos a la vez en 2008 cuestan 138 millones de euros.
El reto de la inform¨¢tica
Las dos grandes apuestas inform¨¢ticas de esta legislatura para la sanidad madrile?a seguir¨¢n siendo retos en la pr¨®xima. Ni el nuevo sistema de gesti¨®n cl¨ªnica AP-Madrid -que se est¨¢ instalando progresivamente en los 420 centros de salud de la regi¨®n- ni mucho menos la receta electr¨®nica est¨¢n en marcha. Sanidad lleva gastados millones de euros (al menos, 8,7) en versiones sucesivas de una aplicaci¨®n que ha dado muchos problemas y que buena parte de los profesionales rechazan. La receta electr¨®nica, por su parte, parece el cuento de nunca acabar. Acumula cuatro a?os de retraso.
La e-receta, que est¨¢ demostrando ser el modo m¨¢s eficaz para aligerar la carga burocr¨¢tica de los m¨¦dicos y disminuir el n¨²mero de visitas de los enfermos, era inminente en 2007, cuando el entonces consejero de Sanidad, Manuel Lamela, present¨® el proyecto de prueba piloto a un mes de las elecciones auton¨®micas. Dijo que "tras la evaluaci¨®n de los resultados del proyecto piloto y el ajuste de las aplicaciones" llegar¨ªa "la implantaci¨®n progresiva de la receta electr¨®nica en toda la regi¨®n a lo largo del a?o 2007".
En 2011 nada se sabe de la receta en Madrid, pese a que muchas comunidades ya la tienen (el 60% de las recetas en Catalu?a ya son electr¨®nicas). La Consejer¨ªa de Sanidad no respondi¨® cuando este peri¨®dico pregunt¨® en qu¨¦ punto est¨¢ su implantaci¨®n o si hay alg¨²n plan piloto en marcha.
Tambi¨¦n est¨¢ pendiente la nueva aplicaci¨®n que se usar¨¢ en la red de centros de salud, AP-Madrid. Solo el 40% de los centros y el 67% de los consultorios locales est¨¢n funcionando con ella. A diferencia del actual, este sistema est¨¢ centralizado en una ¨²nica base de datos que permite consultar los historiales desde cualquier parte. Los profesionales han tenido que aguantar ca¨ªdas prolongadas del sistema y todo tipo de fallos que se han ido solucionando, pero que a¨²n no permiten llevar la aplicaci¨®n al 100% de la Red.
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