El futuro est¨¢ en la ciencia
La comunidad cient¨ªfica espa?ola -y, por ende, el pa¨ªs- est¨¢ de enhorabuena. El proyecto de Ley de la Ciencia, la Tecnolog¨ªa y la Innovaci¨®n se ha aprobado recientemente en comisi¨®n por el Congreso de los Diputados con el apoyo de todos los grupos, a excepci¨®n de Izquierda Unida. En la pr¨¢ctica, la ley ha superado por unanimidad su primer tr¨¢mite parlamentario, pues el citado grupo participa sin voto en la comisi¨®n. Ya solo queda el visto bueno definitivo del Senado. Nada m¨¢s cerca, pues, del tan deseado Pacto de Estado por la Ciencia, desde hace a?os reclamado por las sociedades cient¨ªficas, y que con satisfacci¨®n y esperanza debemos colocar en el haber de nuestros representantes pol¨ªticos y, en particular, de la ministra Cristina Garmendia.
Espa?a est¨¢ a punto de conseguir un pacto de Estado para promover la ciencia y la innovaci¨®n
La aprobaci¨®n de la ley en s¨ª es una gran noticia, pero el j¨²bilo es mucho mayor si cabe por el aval del consenso. Es comprensible que el texto acordado sea objeto de cr¨ªtica y que todos tengamos en mente un proyecto alternativo, como por lo dem¨¢s suele ocurrir con los acuerdos cerrados por unanimidad. Pero lo realmente relevante y trascendente hoy es que la ley queda blindada frente a la alternancia en el poder de los partidos pol¨ªticos, ya que cuenta con el benepl¨¢cito de los dos grupos con posibilidades reales de gobierno a nivel nacional. El apoyo un¨¢nime al proyecto augura, por tanto, un prometedor futuro para su puesta en funcionamiento, cuando la ley empiece a ponerse en pr¨¢ctica, una vez aprobada, mediante medidas que desarrollen todos y cada uno de sus mandamientos, para lo cual ser¨¢ esencial cuidar y preservar la sinton¨ªa de criterio entre populares y socialistas.
El proyecto aprobado en el Congreso se ha mejorado de forma considerable con relaci¨®n al borrador que present¨® el Ministerio de Ciencia e Innovaci¨®n hace un a?o. La definici¨®n de la carrera cient¨ªfica, la creaci¨®n de la Agencia Estatal de Financiaci¨®n, o la dotaci¨®n de mayores competencias de gesti¨®n a los centros de investigaci¨®n son solo algunos de los logros de la ley.
Otro avance se?alado es el est¨ªmulo a las empresas para que inviertan en innovaci¨®n y desarrollo tecnol¨®gico y, sobre todo, al mecenazgo privado, motor clave para acabar de impulsar nuestro sistema de I+D+i hasta equipararlo con el del selecto grupo de naciones en posiciones de vanguardia. En efecto, el est¨ªmulo a las empresas es un factor esencial para dinamizar la econom¨ªa de los pa¨ªses avanzados. Para que la sociedad espa?ola llegue a constituir una parte integral de la nueva econom¨ªa del conocimiento es absolutamente necesario que las entidades privadas participen y complementen el esfuerzo inversor en I+D+i de las Administraciones p¨²blicas, a semejanza de lo que ocurre en otros pa¨ªses.
En el debe del proyecto de ley reci¨¦n aprobado debemos colocar ciertos aspectos a¨²n mejorables, en relaci¨®n sobre todo con el sistema de reclutamiento y promoci¨®n de los investigadores. Si se apuesta por la excelencia, por la competitividad y la aptitud como factores clave del procedimiento de selecci¨®n, el diario devenir de los centros de investigaci¨®n, incluidos los laboratorios universitarios, ha de encuadrarse en un marco de estabilidad y consistencia, en el que los investigadores hallen el ambiente necesario para desarrollar su trabajo con dedicaci¨®n y esmero, en el que el reconocimiento al esfuerzo, la promoci¨®n por m¨¦ritos, la evaluaci¨®n peri¨®dica, el rendimiento de cuentas y la revisi¨®n contractual conformen las reglas de juego. Es una cuesti¨®n de gran importancia, que esperamos pueda ser revisada, al menos en parte, con la incorporaci¨®n de modificaciones al texto durante su an¨¢lisis en el Senado antes de su redacci¨®n final.
Esta nueva ley viene a sustituir a la Ley 13/1986 de Fomento y Coordinaci¨®n General de la Investigaci¨®n Cient¨ªfica y T¨¦cnica, que en tan solo tres d¨¦cadas ha hecho posible que Espa?a llegue a ocupar una posici¨®n de primera fila a nivel internacional. Nuestros laboratorios compiten hoy con los mejores del mundo, tenemos un magn¨ªfico plantel de cient¨ªficos consolidados y de j¨®venes l¨ªderes que empiezan a formar sus propios grupos. Ha costado mucho tiempo y esfuerzo llegar a este punto y el paso siguiente es dar el gran salto al selecto pelot¨®n de cabeza. De hecho, la iniciativa gubernamental de esta nueva ley plantea un reto ambicioso y de largo alcance, se trata de dotar al sistema espa?ol de ciencia y tecnolog¨ªa de los mecanismos e instrumentos necesarios para hacer que el pa¨ªs se sit¨²e en primera l¨ªnea de batalla, no ya entre los m¨¢s avanzados sino como pa¨ªs capaz de marcar la pauta y formar parte del escogido grupo dirigente.
La implantaci¨®n de una nueva Ley de la Ciencia en el contexto socioecon¨®mico actual parece dif¨ªcil, pero es el momento de hacerlo, con decisi¨®n y visi¨®n de futuro. Puesto que la gobernanza conlleva la definici¨®n de prioridades pol¨ªticas, confiemos en el saber y buen hacer de la ministra Garmendia, muy especialmente para convencer al presidente y a sus colegas de Gobierno del papel de liderazgo que le corresponde a la ciencia moderna en la econom¨ªa del ma?ana, una econom¨ªa basada en el conocimiento que permita proyectar al pa¨ªs hacia posiciones de liderazgo en el concierto internacional de naciones.
Miguel ?ngel de la Rosa es presidente de la Sociedad Espa?ola de Bioqu¨ªmica y Biolog¨ªa Molecular.
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