?Qu¨¦ ser¨¢ de las librer¨ªas?
La era electr¨®nica convierte el futuro de la creaci¨®n en papel en una inc¨®gnita - Los libreros reflexionan sobre su porvenir, entre la pasi¨®n y la incertidumbre
La librer¨ªa es un centro cultural. En muchos lugares son los ¨²nicos centros en los que sirven de altavoz a las inquietudes de la sociedad a la que sirven.
En alg¨²n tiempo, en Espa?a, las librer¨ªas tuvieron tanta importancia social (y pol¨ªtica) que resultaron objeto del odio de los que, como Goebbels, ve¨ªan en la cultura una amenaza. En la revista Texturas (marzo 2011) Lola Larumbe, de la Librer¨ªa Rafael Alberti (Madrid), recuerda cuando su establecimiento fue asaltado por terroristas que entonces, en el inmediato posfranquismo, ten¨ªan los libros en el punto de mira de su odio nost¨¢lgico.
Ahora los problemas de las librer¨ªas no son esos, dice Larumbe. Ahora el problema de las librer¨ªas se encierra en una pregunta: ?Resistir¨¢n? Los libreros dicen que s¨ª, pero tienen muchos problemas, y en primera fila est¨¢ el que afecta a la edici¨®n de libros, a la m¨²sica, al cine y a la prensa: ?resistir¨¢n el desaf¨ªo tecnol¨®g¨ªco? ?Resistir¨¢n, sobre todo, a la pirater¨ªa?
El 41% de la poblaci¨®n afirma que nunca lee libros
En Espa?a resisten 4.500 establecimientos, y el n¨²mero baja
El futuro pasa por ligar la oferta a otros componentes culturales
La experiencia de leer en pantalla es esencialmente distinta
Los datos no animan al optimismo. Actualmente quedan en en Espa?a 4.500 librer¨ªas. Desde 2005 el sector vive una cierta estabilidad (los a?os anteriores cerraban 90 por cada 60 que abr¨ªan), pero se espera que su n¨²mero vuelva a bajar.
En la Feria Internacional de Guadalajara dijo el escritor Fernando Vallejo, autor de La virgen de los sicarios: "Cuando cunda en serio el libro electr¨®nico esta profesi¨®n tan honorable [la de editor] que empez¨® algo despu¨¦s de G¨¹tenberg hace 500 a?os va a quedar m¨¢s descontinuada que la de relojero o la de deshollinador".
Para los libreros no es menos preocupante la situaci¨®n. Por lo menos, dice Paco Goyanes, de la librer¨ªa C¨¢lamo (Zaragoza), es "enrevesada". Dice Goyanes, en cuya librer¨ªa se juntaron 125 libreros, editores y distribuidores para hablar de estos asuntos: "Sufrimos (literalmente: casi nadie subraya la carga de dolor que supone la crisis para la mayor¨ªa de la poblaci¨®n) la crisis econ¨®mica y social que soportamos todos los espa?oles, aderezada con algunos elementos propios del sector".
Esos elementos son preocupaci¨®n com¨²n de los libreros: la fuerte ca¨ªda de las compras institucionales (bibliotecas, centros de ense?anza, Ayuntamientos); un mercado sobredimensionado, con un exceso de oferta que estrangula las librer¨ªas y que, dice Goyanes, "recuerda la crisis inmobiliaria".
Tampoco las cifras de lectores son buenas. Un 91,1% de la poblaci¨®n declara leer, pero de ellos solo el 55% dice que libros. Eso s¨ª, de estos, el 41,3% afirma que lo hace a diario.
Goyanes ve la situaci¨®n "enrevesada". Pere Duch, de Babel (Castell¨®n), la ve "mal, muy mal". "Nunca hab¨ªamos vivido una situaci¨®n tan cr¨ªtica". Los bajos ¨ªndices de lectura, la progresiva implantaci¨®n de las nuevas teconolog¨ªas y su incidencia en el mundo de las librer¨ªas, los sistemas de venta de libros de texto impuestos por la Administraci¨®n, la "desmesurada" competencia en una ciudad peque?a, y la crisis econ¨®mica son los que convierten en "muy mala" esta situaci¨®n "enrevesada".
Ese es el presente. ?Y el futuro? Duch cree que "es muy incierto"; para seguir, "las librer¨ªas habr¨¢n de dar cabida al libro de papel y a los contenidos digitales" y "deber¨¢n buscar la fuerza del asociacionismo, librer¨ªas interconectadas que ser¨¢n capaces de proporcionar mayores ventajas y servicios a sus clientes". Para sobrevivir, dice Concha Quir¨®s (Cervantes, Oviedo), lo que han de hacer los libros es "ejercer su funci¨®n, que no es otra que ejercer de asesor e intermediario entre el autor y el lector. Las librer¨ªas independientes, las que quedamos, tenemos asegurada nuestra pervivencia si somos capaces de ejercer como libreros".
Rodrigo Rivero (L¨¦, Madrid) a?ade un sustantivo a la lista de adjetivos fatales: la situaci¨®n actual, dice, es "de incertidumbre". Pero ¨¦l es optimista. En primer lugar, "el libro en papel seguir¨¢ teniendo durante un gran plazo de tiempo un papel preponderante con respecto al libro electr¨®nico". Pero, para que se cumpla esa versi¨®n optimista, "lo que tendr¨ªamos que hacer las librer¨ªas es adecuarnos a los tiempos, reformar nuestros sistemas inform¨¢ticos, tener potentes webs de venta para todos los formatos, aparecer en las redes sociales, ofertarnos como espacios culturales para dinamizar las zonas geogr¨¢ficas donde nos ubicamos..." Y, adem¨¢s, "maridar el libro con otros componentes culturales como la gastronom¨ªa, la fotograf¨ªa, la pintura, los viajes... Y, por supuesto, estar muy pendientes del desarrollo e incoporaci¨®n a la demanda del libro electr¨®nico".
Juan Manuel Cruz, de la librer¨ªa Rayuela (M¨¢laga), dice que "la situaci¨®n es bastante complicada". El libro ha perdido mercado, al menos "en un 30%" en los ¨²ltimos tres a?os, lo cual ha puesto en riesgo "la viabilidad de las empresas". Las librer¨ªas han sido da?adas por "pol¨ªticas demag¨®gicas" como las que hablan de "la gratuidad de los libros de texto que han convertido a estos libros en mercado de votos electorales".
Hace a¨²n m¨¢s complicada esta situaci¨®n lo que Cruz llama "cruzada contra el libro papel y la alabanza al libro digital". Dice que "lo que durante siglos ha sido un valioso objeto social, se ve degradado a un objeto obsoleto que hay que sustituir con urgencia"; esa prisa para sustituir el libro tradicional deja "como marginales" los problemas de la pirater¨ªa y la p¨¦rdida de derechos de autor.
El presente es, afirma Cruz, "tan tormentoso como atractivo". Ya se ve por qu¨¦ es tormentoso, "pero tambi¨¦n supone un reto. Hasta hoy, el mundo de la librer¨ªa independiente ha sido capaz de superar las amenazas de muerte que han significado los distintos cambios tecnol¨®gicos (como el CD-ROM)".
Fernando Valverde, presidente de la Confederaci¨®n de Gremios y Asociaciones de Libreros (Cegal), considera que "el impacto de la crisis ha tardado algo m¨¢s en llegar" al mundo del libro que a otros sectores. Pero la crisis convierte la situaci¨®n "en un momento complicado a la vez que interesante". Se nota "el descenso en las adquisiciones de libros para las redes bibliotecarias" y "ha descendido la venta directa en las librer¨ªas".
"La alarma" ante la llegada de los formatos digitales es como una gota malaya; se ha suavizado a medida que ha habido m¨¢s informaci¨®n sobre los dispositivos de lectura. Valverde cree que las peque?as y medianas librer¨ªas "est¨¢n soportando mejor estos momentos que las cadenas y las grandes tiendas".
Seg¨²n ¨¦l, "tienen una mayor capacidad de adaptaci¨®n a los momentos duros"; saben, adem¨¢s, "que no es posible crecer siempre y a cualquier precio"; cree que "las dificultades de grandes cadenas en Estados Unidos e Inglaterra, caso de Borders; el cierre de las librer¨ªas Crisol en Espa?a, y la reciente absorci¨®n de la cadena Bertrand por Casa del Libro, hablan por s¨ª solo de las dificultades de soportar estructuras gigantescas, en donde el elemento humano, la calidez del trato, la integraci¨®n con los entornos es m¨¢s complicada que en la red de librer¨ªas independientes".
Esas sombras no le hacen perder el optimismo. "Nunca como ahora se ha le¨ªdo tanto. Abren nuevas librer¨ªas, con gente joven al frente... En la ¨²ltima d¨¦cada tambi¨¦n han irrumpido en el mercado nuevos editores, j¨®venes, haciendo apuestas por literatura de calidad, haciendo objetos bellos y apetecibles".
El miedo est¨¢ ah¨ª. Paraliza, dice. "Pero no debemos perder energ¨ªas en intentar enfrentar los soportes. No son excluyentes porque la experiencia de leer en papel y la de hacerlo en pantalla son esencialmente distintas. Y las dos son buenas. Y las dos pueden y deben y creo que convivir¨¢n mucho tiempo".
"La peor amenaza", afirma, "es no hacer nada. Es resistirse numantinamente a los cambios que se est¨¢n produciendo. Junto a esto es obvio que el anuncio de la llegada de plataformas como Amazon, o la irrupci¨®n en el mercado digital de operadores ajenos hasta ahora al sector del libro suponen nervios y expectaci¨®n, y, por qu¨¦ no decirlo, algo de miedo. Es imprescindible que la actitud de la Administraci¨®n y de los editores sea inequ¨ªvoca a la hora de buscarse los mejores aliados". Y ¨¦l cree que los mejores aliados "son los libreros espa?oles".
Montse Moragas, de Laie (Barcelona), pone ¨¦nfasis en los peligros que trae la pirater¨ªa al mundo del libro, "ese es el problema m¨¢s grave", pero avisa de otra amenaza: "La desintermediaci¨®n", que el librero "se quede fuera de juego, que no sepa evolucionar para seguir jugando un papel determinante en el mundo de la cultura; que adopte una actitud defensiva y victimista y deje pasar la oportunidad de posicionarse claramente en el mundo digital". Seg¨²n ella, esa oportunidad llevar¨¢ al librero "a nuevos p¨²blicos, que hasta ahora no frecuentaban las librer¨ªas. Las librer¨ªas tienen que vender libros en todos los formatos, y adem¨¢s de la presencia f¨ªsica tienen que vender virtualmente".
?Y qu¨¦ puede hacer la Administraci¨®n? La respuesta es un¨¢nime: tomarse en serio las librer¨ªas como centros de agitaci¨®n cultural, como otra forma de bibliotecas, algo as¨ª como lo que dice Luis Landero: recuperar las librer¨ªas "como centro del mundo".
A eso apunta Lola Larumbe: "Creo que la salud de las ciudades, de los barrios, de los pueblos de un pa¨ªs se deber¨ªa estimar por el n¨²mero de librer¨ªas que alberga y por la calidad de ¨¦stas. Parece que no ha habido mucha gente con capacidad de decidir que haya visto esto, que le haya importado el empobrecimiento paulatino que han sufrido los barrios de una ciudad tan importante como Madrid con el despojamiento de sus librer¨ªas. Librer¨ªa y biblioteca, formando un n¨²cleo duro de actividad, deber¨ªan estar siempre en el horizonte de los gestores culturales p¨²blicos".
"Ir a la librer¨ªa", concluye Larumbe, "es un signo de humanismo, de humanidad, y es la p¨¦rdida de ¨¦sta la gran amenaza".
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