La muerte tiene forma de ladrillo
El empleo en la construcci¨®n se ha reducido un 42% en cuatro a?os, pero las cifras de v¨ªctimas siguen altas. La crisis convierte los tajos en trampas
Se llamaba Javier S¨¢nchez Elgueta. Era un trabajador aut¨®nomo. El 4 de marzo cay¨® desde m¨¢s de 20 metros de altura cuando remataba la construcci¨®n de una nave. El inspector, un hombre con gabardina y pelo revuelto, ech¨® un vistazo a la gr¨²a que se hab¨ªa desplomado un rato antes y bram¨®: "La seguridad en este lugar es un desastre". En ese momento, un empleado de la funeraria recogi¨® las pertenencias del muerto: una chaqueta y las llaves de un coche. Tambi¨¦n un m¨®vil de ¨²ltima generaci¨®n que no paraba de sonar.
S¨¢nchez Elgueta fue la decimotercera v¨ªctima mortal de los accidentes laborales en este a?o. Hasta ayer han fallecido 30 personas. El empleo en la construcci¨®n se ha desplomado tras el estallido de la burbuja inmobiliaria (un 42%, 271.375 contratos en 2007 frente a los 159.625 en 2011), pero las cifras de muertos no han ca¨ªdo al mismo ritmo. El panorama es desolador: andamios mal montados, zanjas que se desploman en obras ilegales. Un drama acompa?ado del dr¨¢stico recorte que han aplicado muchas empresas en medidas de seguridad y la recogida furtiva de trabajadores sin contrato al amanecer. El resultado es que un trabajador muere en la regi¨®n cada tres d¨ªas y, cada dos, un par sufre un accidente grave.
"Se recorta en seguridad, se va a la oferta m¨¢s baja", dice una inspectora
Una obra terminada sin v¨ªctimas se corona con una bandera de Espa?a
A media ma?ana de un d¨ªa entre semana, un coche cruza el puesto de control que vigila el acceso a Los Molinos, el mayor desarrollo urban¨ªstico que se levanta en la regi¨®n, con 6.000 viviendas a medio hacer en Getafe. A cada rato un avi¨®n sobrevuela la mara?a de gr¨²as dispersas por toda la planicie. Del veh¨ªculo baja una curiosa pareja, un cordob¨¦s de 23 a?os llamado Ernesto y un hombre de 64 conocido como Juanino. Son t¨¦cnicos en prevenci¨®n de riesgos laborales de UGT, una especie de vig¨ªas que visitan a diario obras dando tirones de oreja a empresarios y trabajadores, convencidos de que todos los accidentes se pueden evitar.
Juanino otea el horizonte y frunce el ce?o cuando ve a un chico de mono azul trepar por el exterior de un andamio. "?Qu¨¦ haces, hombre, qu¨¦ haces!", le increpa. El trabajador, sorprendido, le responde ya desde lo alto: "Ya, ya lo s¨¦. Es que no hay otra forma de hacerlo". Y pide disculpas. Justo en esa obra muri¨® un hombre hace 15 d¨ªas. La visita contin¨²a. Juanino es el m¨¢s en¨¦rgico en esta ma?ana de cielo encapotado. "Ponte el arn¨¦s, hombre"; "ese casco"; "hijo m¨ªo, te da un mareo y te has matado. Suj¨¦tate por Dios". Ernesto, al volante, reflexiona: "Llevo tres a?os en esto y no he visto ni una sola obra que cumpla todos los requisitos". Peones que se pasean sin sujeci¨®n por precipicios, hombres sin casco, cables sueltos junto a charcos y bidones de gasolina.
La siguiente parada de los t¨¦cnicos es una obra en estructura. Todav¨ªa se ven las varillas de ferralla. "Este es el peor momento, el m¨¢s peligroso. Todo est¨¢ lleno de agujeros", dice Juanino y se?ala con el dedo las escaleras del forjado que deber¨ªan sobresalir un metro. Casi ninguna lo hace.
Por un camino de tierra un chico a los mandos de un toro con pal¨¦s de ladrillo que cubren todo el cristal delantero conduce sin ver nada. Saca medio cuerpo del veh¨ªculo. Juanino le increpa con los brazos abiertos. El tipo pide perd¨®n. En caso de que los t¨¦cnicos vean alguna negligencia tienen el deber de coment¨¢rselo al capataz de obra. El encargado suele enmendar a los infractores, que en realidad est¨¢n poniendo en peligro su propia vida, pero si no lo hace, los miembros del sindicato informan a la Inspecci¨®n de Trabajo.
Una inspectora de este departamento que prefiere no desvelar su nombre destaca que las obras peque?as son en las que se registran m¨¢s muertes, quiz¨¢ preocupadas menos por la seguridad y al estar menos expuestas a los controles. Unos 100 inspectores rastrean la regi¨®n. En Los Molinos, donde mandan las grandes constructoras, hay muchos controles pero aun as¨ª han muerto tres trabajadores desde que se comenz¨® a levantar el barrio.
Las empresas invierten entre el 1% y el 2% del presupuesto en seguridad. La inspectora a?ade: "Es cierto que siempre que se recorta es de seguridad, no solo las empresas, las contratas suelen ir a la oferta m¨¢s baja, que a veces ni siquiera es legal".
Rosa Mar¨ªa Robledano, secretaria de Salud Laboral de UGT, aboga por tener "tolerancia cero" con los incumplidores, a los que pide que les caiga todo el peso de la ley. "En Madrid no ha ido ning¨²n empresario ni ning¨²n capataz a la c¨¢rcel. Y hace falta que se publique el nombre de las empresas que no cumplen y que exponen a sus trabajadores a la muerte", afirma Robledano. En otras comunidades como Catalu?a o Castilla y Le¨®n s¨ª se hace. Los sindicatos piden que la Comunidad de Madrid se presente como acusaci¨®n en casos en los que se ha visto delito o se sospecha que el riesgo de que este se produzca es evidente.
El coche de los t¨¦cnicos se hace a un lado. Baja Juanino. Un carpintero aupado a una azotea, aparentemente sin arn¨¦s, da golpes a una estructura con el cuerpo en suspensi¨®n. El sindicalista le grita desde abajo, y muchos de los que se emplean dejan lo que est¨¢n haciendo y observan a Juanino con curiosidad. El carpintero, deprisa, desciende por las escaleras hasta toparse con el t¨¦cnico.
-De verdad que iba enganchado pero desde aqu¨ª no lo ves.
-No me cuentes historias, no soy tonto...
-Lo que ten¨¦is que hacer es pasaros por aqu¨ª a ¨²ltima hora y ver¨¦is c¨®mo trabajamos horas de m¨¢s. Y si te quejas, te dicen que ah¨ª tienes la puerta. Los sindicalistas est¨¢is escondidos, co?o.
-Pues denuncia y as¨ª podemos inspeccionar la obra.
-Claro, y me echan a la calle. Hay casi cinco millones de parados, no est¨¢ la cosa para jug¨¢rsela...
La discusi¨®n, despu¨¦s de cinco minutos, no avanza. Ernesto, el m¨¢s joven, sabe lo que es firmar un contrato y al mismo tiempo rubricar la baja, para que pueda ser despedido cuando la empresa lo considere. "Eso me mueve a pasar d¨ªas visitando obras. No quiero que mueran obreros ni que trabajen en malas condiciones".
Terminada la disputa, la pareja se dirige a un edificio casi terminado. Una bandera de Espa?a est¨¢ colocada en lo alto. Significa que los obreros han cubierto agua, como se llama a dar por acabada la estructura, sin muertos ni accidentes graves. "Espero que alg¨²n d¨ªa todas las construcciones puedan poner una en lo alto", zanja Juanino. Se sube despu¨¦s al coche y se va con la misi¨®n de seguir salvando vidas.
Las cifras
- Entre 2007 y 2010 hubo 473 fallecidos en sus puestos de trabajo y casi 506.000 accidentes.
- Los sectores con m¨¢s siniestralidad son Construcci¨®n (87.216) y Servicios (277.470), seg¨²n estimaciones de UGT con datos oficiales.
- El porcentaje de v¨ªctimas baj¨® en estos cuatro a?os, pero menos que el nivel de ocupaci¨®n.
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