Avances hacia la erradicaci¨®n de la malaria
La distribuci¨®n generalizada de redes mosquiteras impregnadas con insecticida, el uso de tratamientos preventivos entre las poblaciones m¨¢s vulnerables, la disponibilidad de herramientas diagn¨®sticas y la administraci¨®n de medicinas adecuadas en el lugar y el momento en que se necesitan han conseguido en los ¨²ltimos a?os disminuir los casos de malaria en el mundo, en algunos pa¨ªses incluso a la mitad. Pero no por espectaculares estos logros dejan de ser peque?os ante una enfermedad que tan solo en el a?o 2009 provoc¨® alrededor de 225 millones de casos, matando a alrededor de 781.000. Ante la gravedad de la situaci¨®n y la constataci¨®n de que con las herramientas disponibles podemos a¨²n avanzar mucho, pero jam¨¢s lo suficiente como para que la malaria no vuelva de forma recurrente, la comunidad internacional relacionada con la salud p¨²blica y la investigaci¨®n sobre malaria se plantea un objetivo mucho m¨¢s alto: su completa erradicaci¨®n.
Hay un camino marcado en la buena direcci¨®n. Nos toca a todos emprenderlo sin demora
Eliminar por completo un pat¨®geno de la naturaleza es, ciertamente, un objetivo en extremo ambicioso que hasta este momento solo se ha alcanzado con la viruela y que podr¨ªa llegar a conseguirse pr¨®ximamente con la polio. De lograrse, sin embargo, en el caso de la malaria se dejar¨ªa atr¨¢s para siempre una de las enfermedades que m¨¢s da?o y sufrimiento causan, y que se ceba con particular virulencia en ni?os y mujeres embarazadas en el ?frica tropical.
No es la primera vez que la comunidad internacional se propone erradicar la malaria. En medio del entusiasmo que generaron los efectos del DDT contra los mosquitos que transmiten malaria, la primera gran campa?a de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud estuvo encaminada precisamente hacia esta meta. El esfuerzo, empero, fracas¨®, y hoy sabemos que las siempre cambiantes relaciones entre el medio ambiente, las personas y los mosquitos que act¨²an como vector, hacen de la malaria un enemigo esquivo hasta el extremo. A¨²n m¨¢s, tomarse verdaderamente en serio el objetivo de la erradicaci¨®n de la malaria obliga a mirar esta enfermedad desde una perspectiva novedosa. Por las particularidades biol¨®gicas de la malaria, curar a los pacientes no necesariamente impide que estos sigan transmitiendo el par¨¢sito a las personas con las que conviven. Para erradicarla, pues, curar no basta: hay que interrumpir la transmisi¨®n, evitar que el par¨¢sito se propague, cortar de tajo la cadena. Solo el desarrollo de nuevas herramientas y estrategias guiadas por este paradigma, podr¨ªa hacer alcanzable la completa erradicaci¨®n.
Fue con esta idea en mente que hace dos a?os la comunidad cient¨ªfica internacional se embarc¨® en un proceso consultivo sin precedentes que, bajo los auspicios de la iniciativa Agenda de Investigaci¨®n para la Erradicaci¨®n de la Malaria (malERA, por sus siglas en ingl¨¦s), reuni¨® a m¨¢s de 250 cient¨ªficos de 36 pa¨ªses distintos con el objetivo de identificar la investigaci¨®n que hace falta llevar a cabo, as¨ª como las herramientas que se necesitan, si queremos que la erradicaci¨®n de la malaria pueda ser siquiera considerada un objetivo real.
El proceso cont¨® con el respaldo de las principales organizaciones relacionadas con la salud internacional, incluidas la OMS, la Fundaci¨®n Bill & Melinda Gates, el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos, la Wellcome Trust y la organizaci¨®n Roll Back Malaria. Tras m¨¢s de 20 reuniones y un intenso debate, sus resultados han visto la luz este mismo a?o en un n¨²mero especial de la revista PLoS Medicine, cuya pol¨ªtica editorial la hace accesible de manera gratuita a quien quiera consultarla, v¨ªa Internet. Otras iniciativas comienzan a indagar en la posibilidad de eliminar la malaria en lugares particularmente conflictivos. Este es el caso de las ¨¢reas rurales m¨¢s remotas de Centroam¨¦rica y en sus zonas fronterizas, en donde, adem¨¢s de la escasa disponibilidad de servicios de salud, coexisten las especies de par¨¢sito Plasmodium vivax y Plasmodium falciparum y la transmisi¨®n se produce con frecuencia a trav¨¦s de mosquitos que se alimentan al aire libre, un h¨¢bito que los convierte en un blanco dif¨ªcil para las intervenciones disponibles. El Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGLOBAL) est¨¢ en este momento dando apoyo t¨¦cnico a la iniciativa Salud Mesoam¨¦rica 2015, una asociaci¨®n p¨²blico-privada de los gobiernos locales, la Fundaci¨®n Bill & Melinda Gates, el Instituto Carlos Slim de la Salud, el Gobierno de Espa?a y el Banco Interamericano de Desarrollo, cuyo objetivo es no solo mejorar el control de la malaria en la zona, sino comprender mejor los entresijos para su erradicaci¨®n.
La pelota est¨¢ ahora en la cancha de los investigadores y de los organismos que financian su trabajo, incluyendo al Gobierno de Espa?a, cuyas pol¨ªticas relacionadas con la malaria han apuntado en los ¨²ltimos a?os en la direcci¨®n correcta, apoyando tanto la implementaci¨®n de las intervenciones disponibles como la investigaci¨®n para el futuro y que esperamos que sigan as¨ª, a pesar de la crisis.
Erradicar la malaria constituye sin duda uno de los objetivos m¨¢s nobles con los que la comunidad internacional puede so?ar, pero para llegar a conseguirla, el trabajo debe comenzar ya. Tenemos un camino marcado. Nos corresponde a todos emprenderlo ahora sin demora.
Pedro L. Alonso es director del Instituto de Salud Global Barcelona (ISGLOBAL). Hospital Cl¨ªnic-Universitat de Barcelona.
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