Infamia consentida
Las aberraciones de Guant¨¢namo resultan incompatibles con los principios de Obama
Si Barack Obama quisiera cerrar Guant¨¢namo y necesitara alg¨²n argumento suplementario para hacerlo, encontrar¨ªa docenas en los documentos sobre esa c¨¢rcel en tierra de nadie filtrados por Wikileaks y divulgados por este peri¨®dico. Un dossier sobre el infame penal que permanece abierto pese a la solemne promesa presidencial de enero de 2009, y cuya publicaci¨®n, como sucediera antes con los papeles sobre la pol¨ªtica exterior estadounidense, Washington se ha apresurado a lamentar, invocando no se sabe bien qu¨¦ perjuicios a su seguridad.
Los papeles de Guant¨¢namo, que llegan hasta 2009, alumbran una apabullante radiograf¨ªa de los abusos y violaciones de los derechos m¨¢s elementales cometidos en la prisi¨®n creada por George W. Bush en 2002, tras los atentados del 11-S; un limbo judicial administrado por los militares en el que EE UU mantiene a m¨¢s de 170 sospechosos de terrorismo islamista. Los informes sobre m¨¢s de 700 presos, muchos de los cuales fueron llevados a Guant¨¢namo arbitrariamente, y que en ocasiones llevan all¨ª nueve a?os, muestran un sistema carcelario propio de reg¨ªmenes totalitarios, basado en sospechas, conjeturas y delaci¨®n.
Mucho m¨¢s que con cualquier consideraci¨®n legal, la permanencia en Guant¨¢namo tiene que ver, como muestran las fichas de Wikileaks, con la probabilidad, remota o cre¨ªble, de que algunos de los internos representen una amenaza, presente o futura, para EE UU, por su conexi¨®n con Al Qaeda o los talibanes. Y ello independientemente de que sean culpables de algo, como lo prueba que solo siete de los detenidos hayan sido juzgados y condenados hasta hoy.
Guant¨¢namo, prisi¨®n incompatible con un pa¨ªs que se proclama adalid del imperio de la ley, es uno de los grandes fracasos de Obama y una de las profundas decepciones de su mediado mandato. La marcha atr¨¢s del presidente que encandil¨® a muchos de sus conciudadanos y a medio mundo, especialmente al musulm¨¢n, al proclamar su determinaci¨®n -"no quiero ser ambiguo sobre esto, vamos a cerrar Guant¨¢namo"- parece abonar la idea de que, al final, la Casa Blanca no encuentra tan abominable la creaci¨®n de Bush. Y hace m¨¢s sarc¨¢stico que Obama no haya alzado la voz para criticar las inadmisibles condiciones en que se mantiene encarcelado al soldado Bradley Manning, supuesto informante de Wikileaks.
La consolidaci¨®n de la aberraci¨®n que Guant¨¢namo representa ha venido este mismo mes del fiscal general Eric Holder, al anunciar que finalmente el cerebro del 11-S, Khalid Sheik Mohamed, no ser¨¢ juzgado por un tribunal ordinario en suelo estadounidense sino, con sus m¨¢s directos c¨®mplices, por las infames comisiones militares y por el procedimiento de un consejo de guerra. El director de la CIA no improvisaba cuando afirmaba en febrero, ante el Senado, que si Osama Bin Laden fuera capturado acabar¨ªa probablemente en Guant¨¢namo.
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