Mohamed quiere ir a la Universidad
Uno de los presos aceptados por el Gobierno espa?ol fue liberado por falta de pruebas en su contra
Mohamed lleva una vida casi normal. Aprende espa?ol a marchas forzadas, vive en un piso, tiene amigos y quiere estudiar en la universidad. Como otros miles de j¨®venes extranjeros. Solo que ¨¦l pas¨® siete a?os y dos meses encerrado en Guant¨¢namo y lleg¨® a Espa?a en un avi¨®n militar en julio de 2010. Ha pedido que no se publique su nombre completo ni la ciudad en la que vive. Cumpli¨® los 30 en el penal a pesar de que Estados Unidos lo consideraba de escaso valor por lo poco que sab¨ªa sobre Al Qaeda y la yihad; a pesar de que se portaba bien y a pesar de que los mandos militares hab¨ªan decidido que solo "quiz¨¢" era peligroso. La explicaci¨®n que su expediente secreto, cedido a EL PA?S por Wikileaks, aporta sobre c¨®mo fue reclutado para la yihad se limita a decir que sol¨ªa visitar a un t¨ªo suyo ingeniero que viv¨ªa en Peshawar (Pakist¨¢n) y cuyo nombre de pila coincide con el de un hombre relacionado con un grupo terrorista.
Investigadores estadounidenses lo acusaron de ser un esp¨ªa
No colaborar con sus captores lo convirti¨® en sospechoso
Mohamed ten¨ªa 22 a?os en 2002, cuando trabajaba a tiempo parcial para una empresa angloestadounidense de seguridad que daba apoyo a empresas que llevaban a cabo proyectos de reconstrucci¨®n en Kabul (Afganist¨¢n). Se dedicaba a hacer traducciones t¨¦cnicas para ingenieros de EE UU. En la misma compa?¨ªa trabajaba un hombre que tambi¨¦n acab¨® en Guant¨¢namo y que transportaba equipamiento entre Herat y Kabul.
El 1 de abril de 2003 le toc¨® traducir informaci¨®n sensible relativa a actividades de los talibanes que hab¨ªan proporcionado tres informantes afganos. Investigadores estadounidenses lo acusaron de esp¨ªa despu¨¦s de que un norteamericano de su empresa asegurara que hab¨ªa o¨ªdo al joven contar lo que hab¨ªa le¨ªdo en el documento a un amigo suyo. ?l lo neg¨® y se fue a casa con su port¨¢til, que usaba tanto en casa como en el trabajo. Cuatro d¨ªas despu¨¦s volvi¨® al trabajo acompa?ado de su padre para aclarar las cosas. Se lo llevaron detenido y un mes despu¨¦s lo trasladaron a Guant¨¢namo.
Las acusaciones en el penal son contradictorias. Por un lado los mandos militares afirman que es poco peligroso y por otro le imputan haber participado en graves actos terroristas -como la organizaci¨®n de un atentado para matar al presidente afgano y al embajador estadounidense- y tener lazos estrechos con los jefes de un grupo yihadista afgano. Recomiendan que sea transferido a otro pa¨ªs fuera del control de EE UU, pero insisten en que si es puesto en libertad sin "rehabilitaci¨®n, supervisi¨®n estrecha y medios de reintegrarse con ¨¦xito en la sociedad" podr¨ªa "reengancharse en actividades radicales".
En la ficha secreta los militares se quejan de que el preso se mostr¨® muy colaborador en un principio, tras su llegada a Guant¨¢namo, pero que hab¨ªa dejado de serlo. Esto, sin m¨¢s, lo convierte en sospechoso de estar guardando informaci¨®n relevante. A pesar de todo ello, en otra parte del expediente se afirma que la informaci¨®n que podr¨ªa aportar es de escaso valor y que su nivel de riesgo en cuanto al comportamiento que tiene en la prisi¨®n es bajo.
S¨ª admiti¨®, seg¨²n la versi¨®n de los estadounidenses, haber proporcionado datos reservados a un compa?ero de trabajo que acab¨® tambi¨¦n preso en el penal, con el que supuestamente colaboraba en sus acciones terroristas. Con toda esta informaci¨®n contradictoria, el mando de la base concluye de forma ambigua: "El detenido es posiblemente miembro del HIG [grupo armado afgano]. Pero no hay forma de determinar de forma precisa su nivel de responsabilidad o implicaci¨®n". Sin pruebas, y sin tener claro lo que hab¨ªa hecho o dejado de hacer el prisionero, dos a?os despu¨¦s de que se firmara esta ficha lo enviaron a Torrej¨®n de Ardoz a comenzar su nueva vida.
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