Cargado de recuerdos
Marqu¨¦s de la Ensenada, un abigarrado hotel vallisoletano
Un dolor para la vista. Para qu¨¦ negarlo. As¨ª se estrena este hotel vallisoletano ribere?o al ramal sur del canal de Castilla, la magna obra de ingenier¨ªa que la Ilustraci¨®n espa?ola dise?¨® para la salida de Castilla al mar, en 1755. Da igual que el establecimiento se constituya sobre la antigua f¨¢brica harinera de La Perla y que sus estancias tematicen los logros de aquella ilustrada ¨¦poca, en especial de quien fuera uno de sus m¨¢ximos protagonistas, el marqu¨¦s que acometi¨® la no menos magna obra del primer catastro espa?ol y que hoy da nombre al emprendimiento hotelero. Las intervenciones arquitect¨®nica y ornamental, exageradamente cursil¨ªneas, lo han desvirtuado en su evocaci¨®n ilustre. ?Qu¨¦ empe?o en devaluar con esa est¨¦tica empalagosa y facilona la figura del gran modernizador de la Espa?a dieciochesca!
Hotel Marqu¨¦s de la Ensenada
PUNTUACI?N:6
Categor¨ªa: 5 estrellas. Direcci¨®n: avenida de Gij¨®n, 1. Valladolid 47009. Tel¨¦fono: 983 36 14 91. Web: www.hotelmarquesdelaensenada.com. Instalaciones: garaje concertado, sal¨®n, 3 salas de convenciones para 150 personas, gimnasio, cafeter¨ªa, comedor de desayunos. Habitaciones: 22 dobles, 7 suites; todas con ba?o, calefacci¨®n, aire acondicionado, TV sat¨¦lite, minibar, secador; detalles de bienvenida. Servicios: hay habitaciones adaptadas para discapacitados. Mascotas no permitidas. Precios: desde 82,41 euros la doble; desayuno, 15 euros (+ IVA).
Quebrada la escala con las an¨¢rquicas construcciones surgidas a su alrededor, la vieja harinera exhibe hoy ufana una placa azul con cinco estrellas plateadas junto a la puerta..., pero nadie ayuda al automovilista con el equipaje. Solo despu¨¦s del registro, efectuado a carta cabal, la recepcionista de noche -encantadora- se hace cargo del coche hasta un garaje concertado al otro lado del canal.
Sillones y cortinajes
Las instalaciones hoteleras se reparten en diferentes ¨¢reas tem¨¢ticas relacionadas con la Ilustraci¨®n: ingenieros y arquitectos, literatos y fil¨®sofos, pintores y escultores, cient¨ªficos y expedicionarios, nobles y estadistas. Hay dormitorios para todos los gustos, sue?os... y pesadillas. El dedicado a Francisco de Goya y Lucientes enfatiza una atm¨®sfera consecuentemente negruzca de sillones acebrados y l¨¢mparas que bien podr¨ªan llevar la firma de Jaime Hay¨®n. El consignado a Juan de Villanueva parece m¨¢s riguroso, con credenciales m¨¢s contempor¨¢neas. Los del Marqu¨¦s de Esquilache y la Duquesa de Alba, para qu¨¦ decir nada: solo por dormirse en la chaise longue merecer¨ªa una reserva. Como la prosopopeya que evidencia el de Gaspar Melchor de Jovellanos, en tonos dorados y amarillentos. El de Celestino Mutis, como corresponde, ofrece cierta austeridad mineral. Es un cuartito tan contenido en sus dimensiones como el de Diego de Torres Villarroel. En todos hay que tomarse un tiempo en ir apagando las luces antes de irse a la cama... Siempre queda alg¨²n interruptor por accionar oculto entre los cortinajes.
El comedor de desayunos es igual de indescifrable en su localizaci¨®n: al fondo de un pasillo, en el primer piso. A cambio, el servicio es generoso y a la carta, servido en mesa con mantel de hilo. La insonorizaci¨®n, perfecta.
Uno de los secretos mejor guardados del hotel, m¨¢s a¨²n que el Museo del Canal (instalado en los s¨®tanos, por donde pasa la torrentera del antiguo molino), es el espacio de la Biblioteca Jovellanos, donde se expone un facs¨ªmil de la enciclopedia dirigida por Diderot y d'Alembert, editada por Franco Maria Ricci. En el dintel que le da acceso puede leerse una m¨¢xima de Kant: "Sapere Aude" (atr¨¦vete a saber).
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