95 pedruscos ahuevados
El mayor cr¨®mlech de la Pen¨ªnsula. Un templo romano, conventos y la universidad. Migas, 'bacalhau' y otros platos de la potente gastronom¨ªa alentejana, e ¨ªntimas 'pousadas' para dormir con tranquilidad
Lleg¨® a hacer sombra a Lisboa y fue ni?a bonita de los reyes. Todas las mareas de la historia de Portugal dejaron algas sobre su carne: fue celta, romana, mora, cristiana, manuelina... Desde hace un cuarto de siglo es patrimonio mundial, por los tesoros que amontona en reducido espacio, piadosa en eso con el viajero. En eso y en muchas cosas m¨¢s, como el aire relajado, y un sosiego de matrona campesina: desde cualquier azotea, desde cualquier rellano se divisa el campo inabarcable. Que es el que da de comer a sus poco m¨¢s de 40.000 vecinos. Vinos nobles, corcho, alguna industria alimentaria. Solo rompe la calma chicha el bullicio estudiantil, que se contiene en las aulas universitarias y se desborda en bares modernos acoplados a garitos medievales. Y el trasiego de trotamundos ilustrados que, por m¨¢s que la autopista se alejara un poco, siguen marcando en los mapas el nombre de ?vora como una contrase?a de iniciados.
9.00 La acr¨®polis sagrada
La ciudad ocupa una colina, cuya cima se disputan los dioses, las musas y los jubilados. All¨ª se levanta un templo romano (1), reducido a esqueleto de columnas y rodeado por el llamado Jard¨ªn de Diana, que es el cogote y mejor mirador de la ciudad; pocos pasos por debajo, el arco romano de Do?a Isabel marca el cinto primerizo de esta acr¨®polis. Tel¨®n de fondo de ese templo (convertido en logo) son el convento dos L¨®ios, del siglo XVI, ahora pousada (parador) (2), donde los hu¨¦spedes almuerzan entre arrequives manuelinos; el antiguo palacio episcopal, convertido en Museo de ?vora (3) (un poco de todo: piedras romanas y ¨¢rabes, pintura flamenca y portuguesa, orfebrer¨ªa, cer¨¢mica, mobiliario...), y pegado a ¨¦l la catedral (4), robusta y guerrera, como hecha de una pieza (la acabaron en solo 50 a?os, a principios del siglo XIII).
Junto al claustro, bajando una escalinata, una ventana manuelina delata la casa de Garc¨ªa de Resende (1470-1536), poeta y gloria local. Por detr¨¢s de la catedral y su museo, junto al Port?o de S?o Miguel, el palacio dos Condes de Basto (5) mezcla trazos manuelinos con parches revival de ese estilo. Y desde otro rellano ajardinado se abarca la universidad antigua (6) (que cerr¨® el Marqu¨¦s de Pombal en 1759, como todo lo que oliera a jesuita); ahora es parte de la universidad recuperada, que forma a unos diez mil estudiantes.
11.00 La piel y los huesos
La piel de ?vora son sus murallas (7), que constan, por tanto, de dermis y epidermis. La primera, la capa m¨¢s ¨ªntima, es la cerca velha formada por el cintur¨®n romano y luego ¨¢rabe. La epidermis ser¨ªa la llamada cerca nova, el c¨ªrculo de murallas, con 10 puertas y 40 torres, que hubo que apostar en la base de la colina cuando la poblaci¨®n creci¨®, en el siglo XIV; esa cerca fue reforzada m¨¢s tarde, en el siglo XVII, cuando las guerras de restauraci¨®n, y soport¨® bien la artiller¨ªa de los espa?oles. Pegado a este ¨²ltimo per¨ªmetro, por la parte sur, se alza el palacio de Don Manuel (que fue rehecho en el siglo XX); al lado est¨¢ la iglesia de San Francisco, g¨®tica y manuelina, c¨¦lebre m¨¢s que nada por su Capela dos Ossos (8): una cripta alicatada con cr¨¢neos y huesos de miles de monjes capuchinos (aunque no tan truculenta como el osario de esa orden en Palermo). Por detr¨¢s est¨¢ el convento de Gra?a, con unos atlantes en su fachada que la gente compadece como os pobres meninos. Hay en ?vora una veintena larga de iglesias y conventos, para quien tenga tiempo y devoci¨®n.
13.30 El ombligo y el est¨®mago
El ombligo de ?vora sigue siendo la plaza do Giraldo (9). Fue foro romano, barbacoa de la Inquisici¨®n, lugar de mercado (ahora el mercado se celebra en la explanada frente a la Capela dos Ossos, de martes a domingo), y, en fin, todo lo que en ?vora sucede, sucede all¨ª, en sus terrazas y soportales, de d¨ªa y de noche. Bajo sus arcos se guarecen restaurantes populares, como A Choupana, el Caf¨¦ Alentejano o la Cozinha de Santo Humberto (en la Rua da Moeda, al lado), antigua bodega con gui?os al patr¨®n de la caza. Para atender al est¨®mago con los mimos que promete la campa?a nacional para este a?o (Pruebe Portugal), lugares de fiar son Fialho (10) (Travessa das Mascarenhas, 16), una antigua tasca que ha ido ganando reputaci¨®n y premios, hasta convertirse en una catedral de la gastronom¨ªa alentejana; O Gremio (Rua da Alc¨¢rcova de Cima, 10), de ambiente refinado; Dom Joaquim (Rua dos Penedos, 6, junto a la muralla), cocina alentejana en toda su contundencia; Luar de Janeiro, ambiente muy grato (Travessa do Janeiro, 13), o Taverna (11) (Travessa de Sta. Marta, 5, cerca del teatro Garc¨ªa de Resende), alojado bajo b¨®vedas medievales de un viejo convento, con platos como migas divinas o un delicioso bacalhau.
16.00 Paseo por jardines de piedra
No es que la ciudad carezca de parques y jardines, muy al contrario, pero vale la pena hacer la digesti¨®n por el entorno campestre y nemoroso de esta ciudad vieja. Tan vieja que un recorrido en coche de muy pocos kil¨®metros (tomar la N-114 en direcci¨®n a la aldea de Guadalupe) permite sumergirse en encinares que arropan al complejo megal¨ªtico de Almendres (12) (ahora mejor se?alizado); se puede ver all¨ª dos menhires y un cr¨®mlech que es el mayor de la Pen¨ªnsula y uno de los m¨¢s notables de Europa; pudo empezar a levantarse hace 6.000 a?os y est¨¢ compuesto por 95 pedruscos ahuevados, algunos de ellos con signos grabados; eso y un alineamiento relacionado con los solsticios hacen pensar que este lugar, aparte de m¨¢gico o sagrado (sirviendo a un culto solar), tuviera algo que ver con la astrolog¨ªa. Desde el teso se cierne a lo lejos, como un friso, el perfil de ?vora. A poca distancia, cerca de la aldea de Valverde, el anta (dolmen) de Zambujeiro (13) es el mayor de Portugal: estuvo cubierto en su d¨ªa por un t¨²mulo de tierra de unos 50 metros de di¨¢metro; los objetos de piedra y cobre hallados junto a esa tumba de hace 5.000 a?os pueden verse en el Museo de ?vora. Otra anta fue aprovechada tal cual, cerca de Brissos, para convertirla en capillita cristiana.
19.00 Noche de ronda
Aunque la cuarta parte de la poblaci¨®n est¨¦ formada por estudiantes universitarios, se ve que son gente seria y responsable: el ambiente de copas se dispersa por locales ralos, como D'Lux (Rua Serpa Pinto, 125), Molh¨®bico (Rua de Aviz, 91), Casa Nostra (P¨¢teo do Salema, 9) o Tuareg Al Andaluz (Largo Garc¨ªa de Resende). Y solo existe una discoteca digna de tal nombre, Praxis (14) (Rua de Valdevinos, 21). Otra cosa es que ocasionalmente pueda verse a los tunos de ronda nocturna, o que el Teatro Garc¨ªa de Resende (que es un edificio notable de origen manuelino, convertido en teatro en el siglo XIX) sirva de escenario a alguna compa?¨ªa en gira. Para recogerse, el lugar m¨¢s evocador, sin duda, la Pousada dos L¨®ios (2), en pleno Olimpo urbano (Largo Conde Vila Flor). Pero tambi¨¦n se respira ambiente hist¨®rico y refinado en el Hotel Muralhas (antiguo Hotel Cartuxa; Travessa da Palmeira, 4 a 6), encajado en la muralla. El Best Western Santa Clara (Travessa da Milheira, 19); el Hotel Convento do Espinheiro, en una quinta a las afueras (00 351 266 788 200); el M'Ar de Ar Aqueduto (Rua C?ndido dos Reis), y Evorahotel, el mayor de la ciudad (N-114; 00 351 266 734 800) son otras buenas opciones.
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