Pacto de no agresi¨®n

Es lo que tienen los finales de Liga. Mientras unos equipos van con el cuchillo entre los dientes, otros echan el freno de mano. Y cuando en un partido se juntan dos con los mismos intereses, como el Levante y el Sporting, el resultado est¨¢ claro: empate. Salvo un arranque explosivo del Levante y alg¨²n chispazo aislado, el desarrollo del juego dio la raz¨®n a los que apostaron por la x fija en la quiniela.

El primer cuarto de hora llam¨® a enga?o. Caicedo estuvo a punto de marcar poco despu¨¦s del saque de centro; en el minuto 8 el ecuatoriano vio c¨®mo se le anulaba un gol por fuera de juego; y en el minuto 13 un vole¨®n de Xavi Torres oblig¨® a Juan Pablo a estirarse para despejar. Punto final. A partir de ah¨ª, los metas fueron lejanos testigos del intrascendente trasiego en el centro del campo.

Al descanso, los jugadores ya recibieron el aviso reprobatorio de los espectadores. Al final hubo una mezcla de indignaci¨®n y pitorreo. La gente aplaud¨ªa con sorna las continuas entregas a los rivales, que en este caso fueron m¨¢s amigos que nunca. En todo el segundo tiempo solo hubo un momento de incertidumbre, tras una mala cesi¨®n de Lora a su portero, que Caicedo, inesperadamente torpe, desperdici¨®. Despreciable como juego colectivo, el partido solo dej¨® alg¨²n detalle individual estimable, como los de Valdo, Rub¨¦n Su¨¢rez y Xavi Torres al principio, por el Levante; o del joven lateral Jos¨¦ ?ngel y el veterano Rivera, por el Sporting. Poca cosa en un ambiente de confraternizaci¨®n futbol¨ªstica.