Sin novedad en el frente
En compa?¨ªa de las luces de Mariano Rajoy, el pasado s¨¢bado, N¨²?ez Feij¨®o salt¨® al ruedo, en Pontevedra, para sentar las l¨ªneas maestras de la faena pol¨ªtica que el PP nos va a ofrecer hasta la hist¨®rica jornada del 22-M. Ya pueden apuntarse una primera victoria: haber convertido unos comicios locales en unas elecciones casi universales: la ordenaci¨®n de todos los poderes del cosmos, seg¨²n los conservadores, se va a resolver en las votaciones del pen¨²ltimo domingo de mayo. Nos enfrentamos a un mix electoral trinitario: se decide la rev¨¢lida de las elecciones auton¨®micas de 2009, la primera vuelta de las generales de 2012 y la composici¨®n pol¨ªtica de los ayuntamientos gallegos. Nunca antes tuvo tanta importancia una papeleta. El 22-M se apuesta a todo o nada. Quiz¨¢s no les falte raz¨®n a los estrategas del PP gallego.
Si PSdeG y BNG no ofrecen una alternativa compartida, volver¨¢ el absolutismo de Fraga
Hay que tomarse en serio la segunda vuelta de las elecciones auton¨®micas. La victoria m¨ªnima del PP el 1-M de 2009 le exige una rotunda confirmaci¨®n en las urnas del 22-M, Feij¨®o tiene que revalidarse con un aplastante triunfo sobre todo deseo de cambio pol¨ªtico en Galicia. No nos alarmemos si en la pr¨®xima quincena un espejismo progagand¨ªstico nos trata de convencer de que el presidente de la Xunta se llama Emilio P¨¦rez Touri?o y de que su vicepresidente es el nacionalista Anxo Quintana. El flashback es absolutamente imprescindible para sentenciar sin apelaci¨®n que muchos de los padecimiento actuales se deben al bipartito que se ocup¨® de nuestro autogobierno entre 2005 y 2009. Las responsabilidades corresponden al Ejecutivo del PSdeG y el BNG o a Rodr¨ªguez Zapatero, el gur¨² del cambio. Feij¨®o est¨¢ libre de toda culpa.
Tenemos un Gobierno que se comporta como si estuviese en la oposici¨®n y dos partidos en la oposici¨®n que procuran olvidarse de que fueron Gobierno. PSdeG y BNG se niegan a presentarse ante los ciudadanos como partidos de gobierno: ni reivindican las experiencias gubernamentales compartidas, en la Xunta de Galicia y en una buena parte de nuestros ayuntamientos, ni hacen nada por definir una nueva alternativa de gobierno conjunto. Ejercen, eso s¨ª, una heroica oposici¨®n de r¨¦plica al Ejecutivo conservador que, a pesar de todo su entusiasmo, tiene limitadas consecuencias. Est¨¢n avisados por Ambrose Bierce, pero cuesta aceptar la evidencia: "Nuestras r¨¦plicas m¨¢s graves permanecen sin respuesta porque nadie se presenta para contestarlas". Hacen oposici¨®n a un gobierno ausente.
El PSdeG encara las municipales (y la presumible primera vuelta de las generales) con los ojos en Blanco y confiando, como ya hizo en las auton¨®micas del 1-M, en un fant¨¢stico plus de resistencia electoral. Las obras de Fomento se?alan la principal l¨ªnea defensiva de PSdeG; el dispositivo se complementa con los b¨²nqueres electorales que comandan los alcaldes socialistas en los principales municipios de Galicia. En la R¨²a do Pino, resistir es ganar. Por su parte, las expectativas del Bloque se fundan en que una transfusi¨®n de electores insatisfechos con el PSOE le permita mantener las posiciones en las ciudades y ampliar su fortaleza electoral en los ayuntamientos medios. En la sede nacional del BNG, resistir es ganar y de no ganar, no queda otra que resistir.
De las tres operaciones electorales b¨¢sicas -confrontaci¨®n, colaboraci¨®n o indiferencia- los estrategas del PSOE parecen haber elegido la indiferencia para sus relaciones con los nacionalistas. El Bloque oscila entre la cr¨ªtica frontal al Gobierno de Zapatero y la indiferencia respeto del PSdeG. Hace un d¨ªas, Guillerme V¨¢zquez se quit¨® de encima una pregunta inc¨®moda -?por qu¨¦ son incapaces el PSdeG y el BNG de ponerse de acuerdo para hacer una oposici¨®n fuerte?- con una contestaci¨®n que nos interroga sobre el futuro: "?Y por qu¨¦ lo vamos a hacer?". La sabidur¨ªa de Homer Simpson ofrece al portavoz de los nacionalistas dos sentencias que quiz¨¢s le basten para no hacerlo. Primera: "Lo intentaste al m¨¢ximo y fracasaste. La lecci¨®n es: no intentarlo nunca". Segunda: "Si algo es dif¨ªcil y duro de hacer, entonces no merece la pena hacerlo".
La raz¨®n para hacerlo es prosaica: si PSdeG y BNG no son capaces de ofrecer una alternativa compartida, el PP estar¨¢ en inmejorables condiciones para ampliar su poder pol¨ªtico en Galicia y volver¨¢n los felices tiempos de la hegemon¨ªa absoluta y absolutista de Manuel Fraga. Despu¨¦s no encontraremos consuelo en el verso de Wystan Hugh Auden que tanto le gusta a Manuel Rivas: "El tiempo dir¨¢ tan solo: ya te lo dije". El inmovilismo estrat¨¦gico de PSdeG y BNG asegura que seguiremos sin novedad en el frente hasta que se imponga la derrota final.
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