El destino de Esa¨²
Esa¨² Fern¨¢ndez es un joven sevillano nacido en Camas que quiere dejar de ser un desconocido y convertirse cuanto antes en figura del toreo. Tiene buena planta y mucha suerte. No es poca fortuna tomar la alternativa en la feria de Sevilla junto a Morante y El Cid; y no lo es menos que le tocara en suerte el lote m¨¢s noble de la tarde y cortara una oreja a cada uno de sus toros.
?l puso de su parte, claro est¨¢. De entrada, tuvo el detalle valiente de recibir a los suyos de rodillas en la puerta de chiqueros. Todo un gesto del que sali¨® indemne. Particip¨® en un par de quites por chicuelinas y ver¨®nicas, y dej¨® constancia de sus ganas. Con la muleta en las manos se encontr¨® en primer lugar con un novillo tan terciado como bondadoso, un aut¨¦ntico caramelo por su dulzura, recorrido y fijeza. Y el nuevo matador lo tore¨® con suavidad, cierto temple, algo despegado, quiz¨¢, y con sentido de la ligaz¨®n. Y cort¨® la primera oreja tras mostrar una enorme disposici¨®n a la hora de matar. M¨¢s cara de toro mostraba el sexto, pero dulce, tambi¨¦n, como su hermano, y lo tore¨® de igual modo, de m¨¢s a menos, por debajo de las condiciones de su oponente. Volvi¨® a encumbrarse sobre el morrillo y pase¨® otra oreja en tarde tan importante para su carrera. Enhorabuena al chaval y que le acompa?en los triunfos.
El Pilar / Morante, El Cid, Fern¨¢ndez
Toros de El Pilar, desiguales de presentaci¨®n -muy chicos los dos primeros-, mansos, muy blandos y noblotes. Primero y sexto, muy nobles.
Morante de la Puebla: pinchazo y media contraria (silencio); pinchazo hondo, tres descabellos -aviso- y un descabello (silencio).
El Cid: estocada (ovaci¨®n); pinchazo y media baja (silencio).
Esa¨² Fern¨¢ndez, que tom¨® la alternativa: estocada ca¨ªda (oreja); estocada baja (oreja)
Plaza de La Maestranza. Martes, 3 de mayo. D¨¦cima corrida de feria. Lleno.
Enhorabuena al chaval y que le acompa?en los triunfos
Pero no debe equivocarse. Hace pocos a?os, esas dos orejas se hubieran quedado en sendas vueltas al ruedo. Porque estuvo bien, pero no de ole. Gust¨®, pero no emocion¨®. Tore¨®, pero no deslumbr¨®. Le falt¨® intensidad, rabia, ganas de comerse los toros a pares. Le falt¨® romper la tarde, y exprimir un lote de nobles oponentes que no ser¨¢ f¨¢cil que se le vuelvan a cruzar en su camino. Ojal¨¢ no lo enga?en, y no se crea lo que no es. Ojal¨¢ las dos orejas le sirvan para pulir, reflexionar y avanzar. Suerte ha tenido mucha; deseos, tambi¨¦n. ?Su destino? ?l es el due?o.
Ninguno de los dos artistas compa?eros estuvieron a su altura. Quiz¨¢, no se encontraron con el toro de sus sue?os; quiz¨¢, las metas las tienen ya cumplidas. Lo cierto es que Morante ni El Cid dijeron nada bonito. Unas ver¨®nicas de ambos, airosas y olvidables, y mucha inseguridad, indecisi¨®n, impotencia, aceleraci¨®n, desconfianza, monoton¨ªa y fragilidad.
El novillito segundo puso en apuros a Morante, que se mostr¨® incapacitado para saltar al callej¨®n y se salv¨® de milagro de un percance. Muleta en mano, no pas¨® nada porque el animalito era una birria. Mejor el cuarto, aunque soso, y la labor del torero fue desordenada y deslavazada. No era su d¨ªa. Y tampoco el de El Cid, que estuvo mal, sin paliativos. Algunos problemas le plante¨® su primero, y no se sabe cu¨¢les les vio al otro, encastado y con recorrido; lo cierto es que no es el torero centrado y seguro de antes. Por el contrario, le pueden las prisas, se sit¨²a generalmente fuera cacho, da medios pases, no somete a los toros y, en consecuencia, no manda nada. Brill¨® en varios pases de pecho verdaderamente largos y sentidos, pero ah¨ª se acab¨® la historia. Toda su labor estuvo carente de mesura, cadencia y gracia. El triunfador de su cuadrilla fue el picador Manuel Jes¨²s Ruiz Rom¨¢n, que tore¨® a caballo en el quinto de la tarde.
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