Una c¨¢mara (pose¨ªda)

Cuando se puso en marcha la c¨¢mara de v¨ªdeo dom¨¦stico de El proyecto de la bruja de Blair (1999), el cine de terror no solo abri¨® las puertas a las nuevas ret¨®ricas formales del falso documental, sino que tambi¨¦n dio cabida a las inflexiones, en primera persona, de nuestra contempor¨¢nea cultura del narcisismo. Tras explorar en su debut, in¨¦dito en Espa?a, un tema tan coherente con esas coordenadas como el suicidio -A necessary death (2008)-, Daniel Stamm cortocircuita ese cine de terror eg¨®latra y verit¨¦ con un segundo trabajo que, si bien no aplica con rigor su planteamiento formal, aporta un buen n¨²mero de maliciosos est¨ªmulos.

El ¨²ltimo exorcismo adopta la forma de reportaje, protagonizado por un predicador tan descre¨ªdo como encantado de haberse conocido. Uno de los platos fuertes de la funci¨®n es su deconstrucci¨®n de la puesta en escena de un exorcismo, que juega con todo el yacimiento de memoria cin¨¦fila que va del cl¨¢sico de William Friedkin a la reciente El rito. Lo que sigue es un recital de precisos giros, que alcanza la gloria en decisiones tan heterodoxas como las de delegar la funci¨®n de operador de c¨¢mara en la figura de la presunta posesa.