La convivencia en la Europa del siglo XXI
La diversidad cultural ha sido una caracter¨ªstica constante de la historia europea. Ha sido la fuente de muchos de los mayores logros de nuestro continente, sin embargo, cuando se ha gestionado de forma inapropiada, tambi¨¦n ha desempe?ado un papel en algunas de sus mayores tragedias.
La diversidad ha aumentado en las ¨²ltimas d¨¦cadas, debido a las nuevas olas de inmigraci¨®n, y seguir¨¢ haci¨¦ndolo, al menos por dos motivos.
En primer lugar, la mayor¨ªa de aquellos que han llegado a Europa en las ¨²ltimas d¨¦cadas, y sus descendientes, tienen la intenci¨®n de quedarse. Muchos siguen apegados a la herencia cultural de sus pa¨ªses de origen. ?Qu¨¦ tiene esto de malo? Siempre y cuando cumplan la ley, no deber¨ªa esperarse que las personas que se establecen en un nuevo pa¨ªs dejen tras de s¨ª su fe, su cultura o su identidad. Esta diversidad puede contribuir a la creatividad que Europa tanto necesita, ahora m¨¢s que nunca.
El Consejo de Europa y la UE deben formular una pol¨ªtica de inmigraci¨®n de gran alcance
En segundo lugar, Europa est¨¢ envejeciendo, lo que significa que se necesitan m¨¢s inmigrantes. Sin ellos, la Comisi¨®n Europea estima que solo en la UE, en los pr¨®ximos 50 a?os, la fuerza de trabajo se reducir¨¢ pr¨¢cticamente en 100 millones de personas aun cuando la poblaci¨®n en su conjunto siga aumentando. Se trata de una f¨®rmula que lleva a la decadencia.
Por lo tanto, la diversidad es el destino de Europa. Est¨¢ forjando nuestro futuro en un mundo que evoluciona r¨¢pidamente, y seguir¨¢ haci¨¦ndolo. As¨ª pues, es de vital importancia que los europeos encaren sus desaf¨ªos con m¨¢s eficacia y determinaci¨®n -y, para ser francos-, mucho mejor de lo que lo est¨¢n haciendo en la actualidad. Esta vez no pueden permitirse equivocarse en c¨®mo hacer frente a la situaci¨®n. Por desgracia, hay indicios de que corren el peligro de estar haciendo precisamente esto.
Estos indicios son evidentes: una intolerancia creciente, un mayor apoyo a los partidos xen¨®fobos y populistas, la discriminaci¨®n, la presencia de una poblaci¨®n de migrantes no documentados que pr¨¢cticamente no tienen derechos, comunidades "paralelas" cuyos miembros apenas interact¨²an con la sociedad que les rodea, el extremismo isl¨¢mico, la p¨¦rdida de libertades democr¨¢ticas, e intentos de restringir la libertad de expresi¨®n con el presunto inter¨¦s de defender la libertad de religi¨®n.
Bajo estos indicios subyacen una inseguridad profundamente arraigada (consecuencia de las dificultades econ¨®micas de Europa y de un sentido de decadencia relativa); el fen¨®meno de la inmigraci¨®n a gran escala (tanto como la experimentada realmente como la percibida); im¨¢genes deformadas y estereotipos nocivos de las minor¨ªas en los medios de comunicaci¨®n y laopini¨®n p¨²blica, y la escasez de dirigentes que puedan inspirar confianza articulando una visi¨®n clara del destino de Europa.
Nuestro informe -que ser¨¢ publicado el 11 de mayo- Living Together: Combining Diversity and Freedom in 21st Century Europe (La convivencia: combinar la diversidad y la libertad en la Europa del siglo XXI) ofrece una respuesta asentada en los valores fundamentales de Europa: un programa para una Europa con mayor confianza en s¨ª misma, que acoger¨¢ la diversidad en lugar de rechazarla, y aceptar¨¢ asimismo que la existencia de identidades m¨²ltiples no es en absoluto negativa. Si se puede ser afroamericano o italoamericano, ?por qu¨¦ no un europeo "con guiones" turco-alem¨¢n, norafricano-franc¨¦s o asi¨¢tico-brit¨¢nico?
Estamos convencidos de que podemos ser esa Europa, pero solo si todos los residentes a largo plazo de los pa¨ªses europeos son aceptados como ciudadanos de pleno derecho, y si todos, con independencia de su credo, cultura o etnicidad, son tratados por igual por la legislaci¨®n, las autoridades y sus conciudadanos. Al igual que todos los dem¨¢s ciudadanos de una democracia, deber¨ªan participar en la elaboraci¨®n de las leyes, pero ni la religi¨®n ni la cultura pueden ser una excusa para vulnerarlas.
Proponemos 17 principios rectores, y confiamos en que los legisladores, los formadores de opini¨®n y los activistas de la sociedad civil puedan utilizarlos como un manual para la diversidad.
Como m¨ªnimo, es necesario que exista un acuerdo de que la ley debe acatarse, y alcanzar un entendimiento com¨²n de lo que es la ley y de c¨®mo puede cambiarse. Siempre que respeten la ley, no se deber¨ªa esperar que los inmigrantes renuncien a su credo, cultura o identidad. Es preciso adoptar medidas especiales para que los miembros de los grupos desfavorecidos o marginados gocen de una verdadera igualdad de oportunidades, y tambi¨¦n deben desplegarse esfuerzos para que los miembros de diferentes grupos religiones, culturales o ¨¦tnicos se conozcan entre s¨ª y a¨²nen esfuerzos como miembros de asociaciones voluntarias. Por ¨²ltimo, defendemos firmemente el derecho a la libertad de expresi¨®n, que no debe restringirse, ni en la legislaci¨®n ni en la pr¨¢ctica, para aplacar la intimidaci¨®n violenta. Al mismo tiempo, creemos que no se puede dejar de responder a las declaraciones p¨²blicas que tienden a construir o a reforzar los prejuicios p¨²blicos contra los miembros de cualquier grupo, en particular miembros de minor¨ªas, inmigrantes o personas de origen migrante reciente. Un mensaje central de nuestro informe es "reducir al m¨ªnimo las exigencias establecidas legalmente y potenciar al m¨¢ximo la persuasi¨®n".
Con objeto de aplicar estos principios en la pr¨¢ctica, instamos a los Estados a extender estos derechos y obligaciones de la ciudadan¨ªa, incluido el derecho de voto, al mayor n¨²mero posible de miembros de la poblaci¨®n residente y -como medida provisional- a conceder a todos los residentes extranjeros el derecho a votar en las elecciones locales. Tambi¨¦n les instamos a corregir toda informaci¨®n que pudiera malinterpretarse y los estereotipos sobre la migraci¨®n, y a ofrecer a sus ciudadanos una imagen m¨¢s realista de la situaci¨®n de los migrantes y de las necesidades actuales y futuras de Europa. Reconocemos su derecho y su deber de controlar la inmigraci¨®n, pero tambi¨¦n instamos a todos los europeos a tratar a los solicitantes de asilo y a los migrantes que llegan a Europa de una manera justa y humana, mostrando la solidaridad apropiada y reparti¨¦ndose la carga entre los Estados miembros. Pedimos al Consejo de Europa y a la UE que trabajen juntos para formular una pol¨ªtica de inmigraci¨®n de gran alcance, coherente y transparente para toda Europa y, al mismo tiempo, que tiendan una mano a nuestros vecinos de Oriente Pr¨®ximo y ?frica del Norte, brind¨¢ndoles la oportunidad de participar, con un estatus apropiado, en las instituciones y convenios europeos.
Si se sigue este camino, estamos plenamente convencidos de que Europa puede ser un lugar mejor y m¨¢s esperanzador de lo que es en la actualidad.
Firman este art¨ªculo Javier Solana, Emma Bonino, Joschka Fischer, Timothy Garton Ash, Martin Hirsch, Danuta H¨¹bner, Ayse Kadioglu, Sonja Licht y Vladimir Lukin. Los autores son los miembros del Grupo de Personas Eminentes creado por Thorbj?rn Jagland, secretario general del Consejo de Europa, para preparar un informe sobre la convivencia en Europa. Su informe podr¨¢ consultarse en www.coe.int a partir del 11 de mayo.
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