Portugal inicia la penitencia
La crisis de la deuda p¨²blica soberana de la eurozona no est¨¢ resultando un modelo de gesti¨®n para las autoridades e instituciones europeas. Un a?o despu¨¦s de su emergencia son tres ya los pa¨ªses rescatados (Grecia, Irlanda y Portugal), con importes ciertamente significativos (por un total de 273.000 millones de euros), y las cotizaciones de los correspondientes t¨ªtulos no parecen darse por aludidas: las primas de riesgo de los bonos emitidos por los Tesoros de esos pa¨ªses parecen descartar desenlaces todav¨ªa m¨¢s adversos. Quiz¨¢ contribuya a ello la insuficiencia de crecimiento econ¨®mico para asentar la solvencia en bases firmes, en cierta medida consecuencia de la severidad de las decisiones de ajuste presupuestario. Es el caso de Portugal.
La econom¨ªa vecina se encuentra inmersa en una recesi¨®n en toda regla (con ritmos de contracci¨®n del PIB que superar¨¢n el 1,5% en 2011 y 2012), y en ese contexto, con el desempleo ascendiendo, tendr¨¢ que aplicar el severo recetario de ajustes derivado de los planes dise?ados por la UE y el FMI, a cambio de los 78.000 millones concedidos en el paquete de rescate financiero. Aunque todav¨ªa no se conoce el tipo de inter¨¦s efectivo que devengar¨¢n esos fondos, s¨ª se saben algunas contrapartidas o condiciones relevantes. La congelaci¨®n de los salarios de los empleados p¨²blicos y de las pensiones hasta 2013 y el establecimiento de un impuesto especial sobre las pensiones superiores a 1.500 euros mensuales son algunas de las medidas que habr¨¢ de aplicar el pr¨®ximo Gobierno que salga de las elecciones del 5 de junio, con el fin de reducir el d¨¦ficit p¨²blico hasta el 3% del PIB en 2013, desde el 9,1% en que cerr¨® en 2010, tras revisar el 7% inicialmente aportado. La manifiesta debilidad de la demanda y confianza de las familias tampoco se ver¨¢ reforzada por decisiones como la muy significativa reducci¨®n en la indemnizaci¨®n por desempleo y en el periodo correspondiente de percepci¨®n desde los tres a?os hasta ahora aplicables hasta 18 meses. Los proyectos de inversi¨®n p¨²blica en infraestructuras quedan bloqueados. Tampoco estimulan la inversi¨®n las exigencias impuestas sobre los recursos propios de los bancos, a cambio de la inyecci¨®n del 15% del fondo de rescate. Se trata de una recapitalizaci¨®n tanto m¨¢s necesaria cuanto m¨¢s importante es el volumen de deuda privada, en torno al 240% del PIB.
Aun cuando el propio S¨®crates trate de utilizar como argumento electoral que el plan aplicable es el menos duro de los tres pa¨ªses rescatados (no incorpora reducci¨®n salarial de los empleados p¨²blicos, ni del salario m¨ªnimo), lo cierto es que no ser¨¢ precisamente favorecedor de un crecimiento econ¨®mico a corto plazo. No ha de servir de consuelo el hecho de que esa econom¨ªa apenas haya crecido un 1% en la d¨¦cada que concluy¨® en 2007, cuando se inicia la crisis financiera y econ¨®mica global. Casi tan importante o m¨¢s que la adopci¨®n de severos recortes en rentas e inversi¨®n p¨²blica deber¨ªa ser la adopci¨®n de reformas tendentes a fortalecer las habilidades de una fuerza de trabajo manifiestamente mejorable si se pretende que la recuperaci¨®n sea propiciada por un aumento de la competitividad exterior. Es de esperar que, a pesar de su rescate, Portugal seguir¨¢ generando m¨¢s escepticismo que buenas expectativas. Y eso no es bueno para la econom¨ªa espa?ola.
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