Cr¨®nica de un rescate anunciado
La ausencia de reformas ha precipitado la salida externa a la crisis
Hace un a?o, apenas un d¨ªa despu¨¦s del dr¨¢stico programa de austeridad anunciado por el Gobierno de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, el primer ministro portugu¨¦s, Jos¨¦ S¨®crates, tambi¨¦n socialista, presentaba un cat¨¢logo de medidas de ajuste, adicionales a las que hab¨ªan sido aprobadas en marzo de 2010. A diferencia del vecino ib¨¦rico, el dirigente luso cont¨® con el apoyo del conservador Partido Social Dem¨®crata (PSD), principal grupo de la oposici¨®n. No faltaron voces que alabaron el aparente consenso pol¨ªtico que hab¨ªa en Portugal en contraposici¨®n a la soledad del presidente espa?ol.
S¨®crates present¨® el aumento de impuestos (el IVA, el equivalente al IRPF y el impuesto de sociedades) y el recorte del gasto como medidas indispensables para ahorrar 2.100 millones de euros y reducir el d¨¦ficit p¨²blico de 2010 al 7,3% del PIB, por debajo del 8,3% previsto inicialmente por el Ejecutivo. El ajuste inclu¨ªa la rebaja del 5% de los salarios pol¨ªticos y cargos p¨²blicos, como el del gobernador del Banco de Portugal. Una medida que el primer ministro calific¨® de simb¨®lica. Pedro Passos Coelho, l¨ªder del PSD, dijo, por su parte, que "el simbolismo es esencial en pol¨ªtica".
Hasta pocos d¨ªas antes, S¨®crates negaba cualquier posibilidad de un aumento de impuestos. "Era nuestro plan inicial... Pero el mundo cambi¨® en los ¨²ltimos 15 d¨ªas por el ataque especulativo contra las econom¨ªas de la zona euro. Tenemos que responder", dijo en aquella ocasi¨®n. La segunda versi¨®n del Plan de Estabilidad y Crecimiento, conocido popularmente como PEC II, deb¨ªa tener vigencia hasta finales de 2011. El vuelo fue mucho m¨¢s corto.
"A diferencia de Espa?a, Portugal posterg¨® las medidas m¨¢s duras", dice el economista ?lvaro Santos Pereira, profesor asociado de la Universidad de Vancouver, que acaba de presentar en Lisboa el libro Portugal, la hora de la verdad, una documentada investigaci¨®n sobre la crisis econ¨®mica. "En mayo del a?o pasado, Portugal adopt¨® algunas medidas duras, pero mucho menos que las que aprob¨® el Gobierno de Rodr¨ªguez Zapatero. Seis meses despu¨¦s, recort¨® los sueldos de funcionarios, pero ni se plante¨® una reforma de la Administraci¨®n p¨²blica. La tendr¨¢ que hacer ahora".
El 21 de septiembre, el primer ministro anunci¨® un nuevo paquete de medidas de ajuste (PEC III) que forman parte de los presupuestos de 2011, aprobados en noviembre. La meta era entonces un ahorro de 5.120 millones, con una reducci¨®n del gasto y un aumento de los ingresos para lograrlo. La principal novedad era un tijeretazo de los salarios de los empleados p¨²blicos que cobraban m¨¢s de 1.500 euros mensuales, cuyas n¨®minas se redujeron, de forma progresiva, entre un 3,5% y un 10%, y la subida de dos puntos del IVA para lograr el objetivo de rebajar el d¨¦ficit p¨²blico al 4,6% del PIB a finales de 2011.
El PSD permiti¨®, al abstenerse, la aprobaci¨®n de los presupuestos, pero las relaciones entre los dos principales partidos pol¨ªticos estaban seriamente deterioradas. Era la ¨²ltima vez que el l¨ªder de la oposici¨®n apoyaba, por activa o por pasiva, al Gobierno de Jos¨¦ S¨®crates.
Los vientos de crisis pol¨ªtica soplaban cada vez con m¨¢s fuerza, alimentados por la creciente presi¨®n de los mercados y los negros augurios que dibujaban las agencias calificadoras de riesgo. Los tipos de inter¨¦s de los bonos portugueses llegaban a niveles insostenibles, en torno al 10% en el caso de los t¨ªtulos a cinco a?os. Portugal cerr¨® el a?o 2010 con una deuda p¨²blica del 92,4% del PIB (10 a?os antes era del 50%), y una deuda l¨ªquida externa del 110%.
"Numerosos economistas de prestigio advert¨ªan desde hace seis meses que el rescate era inevitable. Los mercados lo sab¨ªan desde hac¨ªa un a?o. Por la descomunal deuda p¨²blica, el alto nivel de endeudamiento y el estancamiento de la econom¨ªa", explica Santos Pereira. El Gobierno se resisti¨® como gato panza arriba. El primer ministro repiti¨® una y otra vez que Portugal no necesitaba ning¨²n rescate. "Durante meses, el Estado ha pagado centenares de millones de euros en intereses adicionales y se ha arriesgado a perder reputaci¨®n en los mercados internacionales". El terreno estaba abonado para la presi¨®n de los especuladores financieros, que obviamente han contribuido a la ca¨ªda de las fichas m¨¢s d¨¦biles del domin¨® europeo. "Ha habido mucha especulaci¨®n, pero los pa¨ªses perif¨¦ricos ten¨ªan unos desequilibrios internos y externos grav¨ªsimos. El estallido era una cuesti¨®n de tiempo", subraya el autor de Portugal, la hora de la verdad.
El Gobierno hizo un ¨²ltimo intento y present¨® un nuevo paquete de medidas de austeridad, que ten¨ªa el aval de la Uni¨®n Europea. Pero no del Parlamento portugu¨¦s. El 23 de marzo, la oposici¨®n en bloque, desde la derecha a la izquierda radical, rechaz¨® el llamado PEC IV. S¨®crates dimiti¨® aquella misma noche y el presidente de la Rep¨²blica, An¨ªbal Cavaco Silva, convoc¨® elecciones anticipadas para el 5 de junio. El jefe de Gobierno en funciones cre¨ªa posible llegar a los comicios sin pedir ayuda externa. Los bancos portugueses dieron la puntilla final, cuando anunciaron que no estaban en condiciones de comprar m¨¢s t¨ªtulos de deuda soberana. Estaba en riesgo todo el sistema financiero. S¨®crates tir¨® la toalla, y el 6 de abril anunci¨® al pa¨ªs que no ten¨ªa m¨¢s remedio que pedir el rescate.
"En Espa?a, el Gobierno actu¨® con m¨¢s rapidez, mientras que las autoridades portuguesas no percibieron la gravedad de la crisis y respondieron con parsimonia. Lo que los espa?oles hicieron en mayo, los portugueses no lo hicieron hasta septiembre", se?ala Santos Pereira. "A diferencia de los casos griego e irland¨¦s, la crisis portuguesa es una crisis de competitividad. La econom¨ªa no crece desde hace una d¨¦cada. Y es una crisis de endeudamiento p¨²blico y privado".
Durante tres semanas, los t¨¦cnicos del Fondo Monetario Internacional (FMI), de la Comisi¨®n Europea y del Banco Central Europeo (BCE) han revisado en Lisboa las cuentas p¨²blicas y han mantenido reuniones con representantes del Gobierno, de la oposici¨®n conservadora, con empresarios, sindicatos, banqueros, acad¨¦micos y otros sectores de la sociedad portuguesa. El resultado es un pr¨¦stamo de 78.000 millones de euros para cubrir las necesidades financieras de Portugal en los pr¨®ximos tres a?os y permitir su vuelta a los mercados pasado ese plazo. Las condiciones incluyen una detallada lista de duras medidas de ajuste y, sobre todo, varias reformas estructurales que ning¨²n Gobierno hab¨ªa encarado hasta ahora.
Poul Thomsen, representante del FMI en las negociaciones, ha revelado que se encontr¨® con la sorpresa de importantes partidas no contabilizadas en los presupuestos del Estado. No fue la ¨²nica. Tambi¨¦n descubri¨® que el gasto creci¨® despu¨¦s de la entrada de Portugal en el euro.
Thomsen ha citado el agujero negro que constituyen los proyectos de financiaci¨®n p¨²blico-privada (PPP), que se han convertido en veh¨ªculos poco transparentes a trav¨¦s de los que el Estado ha extendido sus tent¨¢culos. Seg¨²n el ¨²ltimo informe de la Direcci¨®n General de Tesoro y Finanzas, a finales de 2009 los encargos plurianuales con PPP ejecutados, en fase de licitaci¨®n o de proyecto alcanzaban la cifra de 48.000 millones de euros, una tercera parte del PIB. Unos cuantos puntos del plan de ajuste pactado con la UE y el FMI se encargan ahora precisamente de embridar esos proyectos.
El ajuste se extiende a casi todas las partidas de ingresos y de gastos del Estado. En resumen, suben casi todos los impuestos y se recortan casi todos los gastos, incluidos pensiones, sanidad y educaci¨®n. Portugal se ve condenada a dos a?os m¨¢s de recesi¨®n y a implantar un plan impuesto desde el exterior tras un a?o de no haber sido capaz de hacer los deberes por su cuenta.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.