La lista m¨¢s votada
Cuando el pr¨®ximo 22 de mayo los ciudadanos se acerquen a las urnas, sabr¨¢n con toda seguridad que en la mayor¨ªa de los ayuntamientos gallegos solo existen dos alternativas de gobierno: la coalici¨®n entre socialistas y nacionalistas (con la correlaci¨®n de fuerzas interna que los propios electores decidan), o la mayor¨ªa absoluta del PP. As¨ª pues, de forma general, y aun teniendo en cuenta las excepciones que pudiera producir el complejo mapa municipal, quien vote al PSdeG o al BNG sabe con certeza que su voto no solo respaldar¨¢ al partido de su preferencia, sino tambi¨¦n a la coalici¨®n que ha dirigido los principales municipios gallegos durante la ¨²ltima legislatura. Y quien vote al PP tendr¨¢ la misma seguridad de que su voto no se transformar¨¢ en gobierno salvo que el partido conservador consiga la mayor¨ªa absoluta. Por esa raz¨®n el Partido Popular defiende pertinazmente que gobierne la lista m¨¢s votada con el mismo entusiasmo que deplora los gobiernos de coalici¨®n. Y ese es el motivo por lo que ha situado esta cuesti¨®n como uno de los puntos centrales de su campa?a electoral.
Una coalici¨®n con mayor¨ªa es mucho m¨¢s estable que un gobierno monocolor en minor¨ªa
Tres son los principales argumentos con los que el PP pretende desprestigiar las coaliciones. El primero consiste en una sutil deslegitimaci¨®n moral de dichas combinaciones pol¨ªticas que, en opini¨®n del PP, impiden gobernar a la lista que recoge m¨¢s apoyo de los ciudadanos. El segundo, la supuesta inestabilidad de los gobiernos de coalici¨®n, en contraposici¨®n con la tambi¨¦n supuesta coherencia de los gobiernos monocolores. El tercer argumento consiste en afirmar que en las coaliciones el partido minoritario -el BNG en la mayor¨ªa de los casos- impone su programa al socio mayoritario, desvirtuando de esta manera la voluntad mayoritaria de los electores.
El primer argumento no resiste el m¨¢s m¨ªnimo an¨¢lisis. Feij¨®o sabe perfectamente que las alianzas postelectorales y los gobiernos de coalici¨®n son absolutamente normales y leg¨ªtimos en una democracia parlamentaria con sistema electoral proporcional como la nuestra. ?ltimamente tambi¨¦n parecen ser necesarias en pa¨ªses que, como el Reino Unido, disponen de un sistema mayoritario. ?Por qu¨¦ considera Feij¨®o indeseable en Galicia lo que es pr¨¢ctica habitual en las democracias m¨¢s avanzadas de Europa? Porque Feij¨®o conoce, o deber¨ªa conocer, que gobiernos democr¨¢ticos como los que ¨¦l descalifica se han producido o se producen con frecuencia en B¨¦lgica, Holanda, Austria, Italia o Alemania, pa¨ªses que han conocido gobiernos de coalici¨®n, en muchos casos en detrimento de la mayor¨ªa relativa, sin que a nadie se le haya pasado por la cabeza desprestigiar dichas combinaciones pol¨ªticas.
Los otros dos argumentos del PP no tienen ni un solo pase. Feij¨®o sabe tan bien como yo que una coalici¨®n de gobierno que disponga de la mayor¨ªa de los esca?os es, pese a sus inevitables contradicciones, mucho m¨¢s estable y coherente que un gobierno en minor¨ªa. Porque, en efecto, un gobierno minoritario, aunque est¨¦ respaldado por la lista m¨¢s votada, o bien ser¨¢ incapaz de sacar adelante sus principales proyectos frente a una oposici¨®n mayoritaria, o se ver¨¢ obligado a pactar con dicha oposici¨®n -o con parte de ella- teniendo que hacer concesiones que desvirtuar¨¢n dr¨¢sticamente su programa electoral, algo que con su propuesta dice querer evitar el presidente de la Xunta.
Los gobiernos minoritarios est¨¢n siempre obligados a realizar pactos pol¨ªticos, no disponen de la libertad de acci¨®n que Feij¨®o y sus ac¨®litos les atribuyen. Algunos ejemplos sobradamente conocidos ilustran bien esta situaci¨®n. En 1993, Felipe Gonz¨¢lez se vio obligado a ceder a Jordi Pujol el 15% del IRPF. Del mismo modo, en 1996, Aznar, adem¨¢s de realizar un curso acelerado de catal¨¢n, tuvo que ceder el 30% de dicho impuesto a la Generalitat y lo mismo ha vuelto a suceder en la negociaci¨®n del Estatut, cuando Zapatero se ha visto forzado a ceder al Gobierno de Catalu?a la mitad de la hacienda p¨²blica, exceptuando el impuesto de sociedades. Un gobierno de coalici¨®n PSOE-CiU en el 93, PP-CiU en el 96 o PSOE-CiU en la ¨²ltima legislatura habr¨ªa tenido mucha m¨¢s coherencia pol¨ªtica en el desarrollo del Estado auton¨®mico que el resultado de las negociaciones a las que se vieron abocados los diferentes Ejecutivos minoritarios presididos por Gonz¨¢lez, Aznar o Zapatero.
Por eso el PSdeG y el Bloque deben pasar a la ofensiva rechazando l¨ªmites que en modo alguno derivan de los principios democr¨¢ticos que inspiran el sistema pol¨ªtico vigente en nuestro pa¨ªs. Y Feij¨®o deber¨ªa recordar la famosa sentencia de Bertolt Brecht: "Quien no conoce la realidad es simplemente un ignorante, pero quien conoci¨¦ndola la oculta o la tergiversa es un miserable".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.