Olimpiadas del cine en la Costa Azul

"Sois surrealistas, y para vosotros es f¨¢cil. Pero yo soy un tipo normal". Algunas veces Woody Allen debe de sentirse como el protagonista de su Midnight in Paris. Con su camisa de manga larga y sus pantalones chinos, rodeado de grandes estrellas -en su comedia, Gil, el escritor que disfruta de unos viajes diarios en el tiempo al Par¨ªs de los a?os veinte, escupe la frase a Man Ray, Salvador Dal¨ª y Luis Bu?uel-, el neoyorquino parece un poco perdido entre tanto boato, actrices guapas, actores de mand¨ªbula perfecta y cineastas que antes de desayunar ya han despotricado tres veces sobre el arte en las pel¨ªculas.

Cannes vive este a?o una edici¨®n repleta de nombres de alcurnia: tampoco es motivo de sorpresa, si se tiene en cuenta la ilimitada e incansable capacidad de Gilles Jacob y Thierry Fr¨¦maux -principales organizadores del m¨¢s grande guateque cinematogr¨¢fico del planeta, con permiso de la gala de los Oscar- para reunir en La Croisette y aleda?os a la cr¨¨me de la cr¨¨me mundial. Un desfile que en esta ocasi¨®n abrieron Bernardo Bertolucci, en calidad de homenajeado, y Robert de Niro, en la de presidente del jurado internacional.

Bertolucci: "Yo no s¨¦ por qu¨¦ envejecen bien o mal las pel¨ªculas" El autor de 'Annie Hall' usa la risa como pretexto para contar muchas cosas

Ayer mismo, en el Palacio de Festivales de Cannes, Woody Allen explica de antemano: "Yo nunca me he visto como un artista. Ellos me han inspirado, pero solo soy un cineasta con grand¨ªsima suerte en la vida. Piensa en Fellini o Bergman, yo no tengo su talento".

Mucha gente le llevar¨¢ la contraria. E igualmente le ocurrir¨ªa a muchos de sus compa?eros de secci¨®n oficial si dijeran lo mismo: concursan Pedro Almod¨®var, con la esperada La piel que habito; el maestro estadounidense Terrence Malick; el dan¨¦s Lars von Trier; los belgas Jean-Pierre y Luc Dardenne; el turco Nuri Bilge Ceylan; el franc¨¦s Alain Cavalier, el fin¨¦s Aki Kaurism?ki, o los italianos Paolo Sorrentino y Nanni Moretti. Y eso por destacar los nombres m¨¢s conocidos y del concurso oficial, porque en Una cierta mirada, la principal secci¨®n paralela del certamen, se proyectan las pel¨ªculas de Gus van Sant, Robert Gu¨¦diguian, Kim Ki-duk...

En el mercado de Cannes, que se celebra al mismo tiempo que el Festival, se venden miles de pel¨ªculas y en la playa, junto a La Croisette, ya est¨¢n desplegadas las vallas tridimensionales a modo de fallas cin¨¦filas de El gato con botas o Cars 2 y se habla del desembarco del equipo de Kung Fu Panda 2. Eso es poder¨ªo, y solo est¨¢ en manos de este festival.

Entre todo este r¨ªo de gente, aparece Allen y se lleva la primera ovaci¨®n del d¨ªa, con una pel¨ªcula trampa. La vende como un divertimento, como una comedia que naci¨® tras un t¨ªtulo enganch¨®n. "Sab¨ªa que iba a rodar en Par¨ªs, y ten¨ªa el t¨ªtulo... Nada m¨¢s. Un d¨ªa paseando por una calle de golpe me pareci¨® diferente, y surgi¨® la historia". Sin embargo, el neoyorquino regala una incisiva reflexi¨®n sobre la a?oranza por los tiempos pasados, de ah¨ª que el escritor protagonista viaje cada noche al Par¨ªs de los a?os veinte, a emborracharse de vida con el matrimonio Scott Fitzgerald, Gertrude Stein, Hemingway, Picasso y, sobre todo, de una chica cabecilla loca, amante y modelo de pintores, de la que cae irremediablemente enamorado.

"Todo el mundo desea vivir en otra ¨¦poca porque la vida es dura. Pero yo no lo har¨ªa, recordad que no exist¨ªa aire acondicionado", dec¨ªa ayer con media sonrisa en Cannes, y as¨ª, con ligereza, se liberaba de posibles ataduras filos¨®ficas. Midnight in Paris tiene lo que las pel¨ªculas de Billy Wilder colaron de rond¨®n al mundo hace seis d¨¦cadas: te r¨ªes, mucho, pero a casa te llevas un mont¨®n de ense?anzas.

En ese arte ha labrado su carrera otro grande, Bernardo Bertolucci. Anoche recibi¨® la Palma de Honor, ¨¦l, a quien nunca le dieron la de oro -la organizaci¨®n le record¨® que con Ingmar Bergman pas¨® lo mismo, y el italiano se re¨ªa por lo bajo-. El director no puede levantarse de la silla de ruedas. Pero eso no importa mucho para rodar. La mente s¨ª es fundamental, y ayer, horas antes de recibir el trofeo de manos de Robert de Niro, colaborador de Bertolucci en Novecento, el cineasta demostr¨® su agilidad mental. "Yo no s¨¦ por qu¨¦ envejecen bien o mal las pel¨ªculas, y mira que he hecho muchas. Aqu¨ª se proyectar¨¢ una versi¨®n restaurada de El conformista. Me hubiera venido estupendo que me hubieran restaurado a m¨ª tambi¨¦n".

El parmesano, a sus 71 a?os, a¨²n se est¨¢ recuperando de la enfermedad que le ha mantenido seis a?os sin hacer cine. De ah¨ª la silla de ruedas, tambi¨¦n de ah¨ª sus ganas de trabajar. Y vuelve con un extra?o proyecto: "Le¨ª el libro Io e te, de Niccol¨° Ammaniti, y pens¨¦ que ah¨ª hab¨ªa una pel¨ªcula. Tras Avatar reflexion¨¦: '?Por qu¨¦ el estereoscopio solo debe usarse en terror o ciencia ficci¨®n? ?No ser¨ªa grande Persona o cualquier pel¨ªcula de Fellini?".

Antes de irse, pidiendo perd¨®n por no haber tra¨ªdo "material fresco" del que hablar con la prensa, Bertolucci dej¨® una ¨²ltima perla entre risas: "En los peores momentos de mi enfermedad, cuando pens¨¦ que hab¨ªa llegado el fin, vi pasar mi vida en travellings. Producto, claro, de haber rodado muchos a?os con la c¨¢mara encima de dollys. ?C¨®mo me arrepiento ahora de tanta dolly movie!".

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