Gallard¨®n reordenar¨¢ los distritos y las ¨¢reas de gobierno si gana

"Se aprobar¨¢ un nuevo modelo de organizaci¨®n del Gobierno de la ciudad en el que el protagonismo lo ostentar¨¢ el mejor servicio al ciudadano. Adaptaremos el Reglamento del Gobierno y la Administraci¨®n, el Reglamento de los distritos y los estatutos de los organismos y empresas p¨²blicas; simplificaremos la organizaci¨®n del Ayuntamiento en su conjunto, y revisaremos la asignaci¨®n de competencias". Este p¨¢rrafo del programa electoral de Alberto Ruiz-Gallard¨®n contiene las pistas de una de las apuestas m¨¢s importantes para la pr¨®xima legislatura: la reorganizaci¨®n de los distritos, las ¨¢reas de gobierno y las empresas p¨²blicas.

Desde hace semanas, muchos concejales de distrito andan alborotados con la posibilidad de que cambie la ordenaci¨®n territorial (vigente desde 1987) y competencial de la ciudad. Mientras, el Ayuntamiento se remite al programa y la oposici¨®n aprieta en sentido contrario: descentralizaci¨®n de la gesti¨®n. ?Cu¨¢l es el mejor modelo en tiempos de austeridad? Este es el debate que viene. Pero si Gallard¨®n gana y cumple con su programa, el Ayuntamiento cambiar¨¢ su estructura. "Necesitamos intentar lo imposible", reza la cita del soci¨®logo Zygmunt Bauman que encabeza este apartado del programa.

Los distritos tienen en total 567 vocales vecinos que cuestan unos seis millones

La divisi¨®n actual configurada en 21 distritos se hizo en 1985

"Es necesario abordar un proceso de redefinici¨®n y simplificaci¨®n de la organizaci¨®n (...). Es necesario repensar para potenciar y especializar las v¨ªas y cauces de participaci¨®n ciudadana Es necesario abordar reformas, profundas reformas", se?ala la hoja de ruta electoral. Es decir, la proximidad de las juntas podr¨ªa no ser ya el elemento que articule la participaci¨®n ciudadana que, en cierto modo, funciona desde que Carlos III implant¨® los ocho alcaldes de barrio en Madrid. Y consta que al rey ya le tra¨ªa de cabeza su coordinaci¨®n.En 1987 Madrid pas¨® de 18 distritos a 21. La tendencia parece ahora la inversa. La Ley de Bases de R¨¦gimen Local de 1985 autoriza a los municipios de gran poblaci¨®n a crear los distritos que considere conveniente, siempre que deje como m¨ªnimo dos. Las competencias que tengan o su distribuci¨®n es decisi¨®n del Gobierno local. Es decir, si el Ayuntamiento quisiera, podr¨ªa crear, por ejemplo, cinco grandes distritos en Madrid. Un modelo como el que rige en la ciudad de Nueva York (donde, adem¨¢s, las ¨¢reas territoriales tienen las competencias muy reducidas). Eso es lo que ahora inquieta m¨¢s a algunos concejales del Ayuntamiento, especialmente, claro, a los que presiden las juntas de distrito.

Los motivos de preocupaci¨®n son fundamentalmente dos. Por un lado, algunos creen realmente en la organizaci¨®n actual como modelo de proximidad con el ciudadano y piensan que una concentraci¨®n geogr¨¢fica restar¨ªa agilidad y cercan¨ªa a la Administraci¨®n. Y eso es un debate sobre gesti¨®n. Pero planea de fondo la preocupaci¨®n de todos los partidos por una p¨¦rdida de cuotas: dinero.

La cuesti¨®n aqu¨ª es que solo el PP tiene 66 cargos de confianza distribuidos por todas las juntas y 336 vocales vecinos (representantes del partido en los plenos de distrito); el PSOE posee 168 vocales vecinos, e IU, 63. Eso son muchas dietas (alrededor de unos 1.000 euros mensuales por vocal, que suman un total de m¨¢s de seis millones anuales) para militantes de los partidos a los que hay que retribuir de alguna forma su leal dedicaci¨®n. En tiempos de crisis, tambi¨¦n son una carga econ¨®mica complicada de asumir. Y el programa habla claramente de buscar nuevas f¨®rmulas de participaci¨®n ciudadana, m¨¢s directas.

Los 21 distritos de Madrid gestionan un presupuesto de 234 millones de euros, el 13% de las arcas municipales (el m¨ªnimo legal, establecido por el propio Ayuntamiento, es del 11%). Su plantilla total es de 6.790 trabajadores, de los cuales m¨¢s de la mitad son funcionarios. La reducci¨®n de distritos o el adelgazamiento de su organizaci¨®n permitir¨ªan trasladar parte de esos trabajadores a ¨¢reas de gobierno con grandes carencias. El caso es que el Ayuntamiento ha suprimido en los ¨²ltimos tres a?os 1.648 puestos de trabajo (jubilaciones que no se han cubierto). ?Qu¨¦ podr¨ªa suceder? Que la reducci¨®n de plantilla en las juntas fuese, en realidad, un traslado de funcionarios a ¨¢reas como Medio Ambiente o Movilidad, con carencias de personal.

En esa l¨ªnea, el documento electoral se?ala que las competencias las ejercer¨¢ "el nivel organizativo que de forma m¨¢s ¨¢gil, simple y flexible garantice el despliegue de los servicios p¨²blicos". Actualmente, las juntas de distrito gestionan servicios sociales (centros de mayores, comedores, ayuda a domicilio...); instalaciones deportivas y centros culturales; licencias de uso residencial; licencias para venta de bebidas alcoh¨®licas; labores de inspecci¨®n sanitaria o autorizaciones para quioscos y terrazas. En algunos casos, se crean duplicidades con las ¨¢reas de gobierno que complican la gesti¨®n o seguimiento de contratos. Por eso, por ejemplo (acelerado por el caso Guateque), las licencias de actividad econ¨®mica ya se han centralizado en una agencia que controla la vicealcald¨ªa.

Por ¨²ltimo, dentro de las "profundas reformas" se apunta tambi¨¦n a las ¨¢reas de gobierno y a las empresas p¨²blicas. Evidentemente, la ¨²nica direcci¨®n posible en este ¨²ltimo caso consistir¨ªa en deshacerse de la participaci¨®n que todav¨ªa ostenta el Consistorio en sociedades como la funeraria o plantear fusiones en otras como Espacios y Congresos. Adelgazar, en suma, para caminar ligero.