Lorca tiembla
Los efectos del terremoto confirman que las medidas preventivas son imprescindibles
El temblor de tierra que sacudi¨® el pasado mi¨¦rcoles la localidad murciana de Lorca deja por el momento nueve v¨ªctimas mortales y casi 300 heridos, tres de ellos muy graves. De acuerdo con los t¨¦cnicos, Lorca se encuentra en una de las zonas con mayor actividad s¨ªsmica de la Pen¨ªnsula. Que un suceso de estas caracter¨ªsticas no deb¨ªa descartarse era todo lo que se pod¨ªa saber antes de que tuviera lugar, pero nada cab¨ªa intuir sobre cu¨¢ndo se producir¨ªa ni su magnitud. Un primer movimiento de la tierra alcanz¨® una magnitud de 4,5 puntos y el segundo lleg¨® hasta 5,2. Los devastadores efectos que provocaron se debieron menos a la intensidad que a la existencia de da?os anteriores en la estructura de edificios y construcciones.
La nueva normativa para prevenir los riesgos s¨ªsmicos data de 2002, y sustituye a otra de 1974. Se trata de una fecha relativamente pr¨®xima, por lo que su eficacia es por fuerza limitada. Y aunque no son numerosas las lecciones que cabe extraer de un acontecimiento excepcional, el terremoto de Lorca s¨ª obligar¨ªa a un esfuerzo adicional por parte de todas las Administraciones para la aplicaci¨®n y extensi¨®n de las medidas preventivas en aquellas zonas del pa¨ªs que est¨¢n m¨¢s expuestas. Que sean limitadas las posibilidades de que suceda algo grave no debe llevar a que la prevenci¨®n se considere algo secundario, como hubo dram¨¢tica ocasi¨®n de comprobar el pasado mi¨¦rcoles. Hace menos de un a?o, un se¨ªsmo de mayor magnitud que el de Lorca, hasta de 6,1, tuvo lugar en la provincia de Granada. Si no caus¨® da?os fue porque su epicentro se situaba en capas profundas de la tierra. En cambio, el se¨ªsmo del mi¨¦rcoles se origin¨® en la superficie. El riesgo, pues, existe, y, por tanto, tambi¨¦n la necesidad de prevenirlo.
Fue acertada la decisi¨®n de suspender la campa?a de las municipales y auton¨®micas por un d¨ªa, adoptada de com¨²n acuerdo por los principales partidos. Se trataba de que las distintas Administraciones estuvieran en condiciones de cooperar y coordinarse para hacer frente a las necesidades de los afectados sin sentir la presi¨®n de las inminentes elecciones. Adem¨¢s, era importante que la clase pol¨ªtica en su conjunto transmitiera un mensaje de unidad ante unos hechos que han conmocionado a los ciudadanos; un mensaje, por cierto, del que la pol¨ªtica espa?ola est¨¢ necesitada. Hasta donde se sabe, la cooperaci¨®n y la coordinaci¨®n para atender a los damnificados han funcionado correctamente.
A poco m¨¢s de una semana para las elecciones municipales y auton¨®micas, los damnificados de Lorca no tendr¨¢n dificultades para obtener promesas de ayuda. Si alg¨²n riesgo convendr¨ªa conjurar es el de la sobreactuaci¨®n en la que pod¨ªan incurrir las diversas Administraciones tomando a los damnificados como excusa. Sea para reprocharse con fines partidistas lo que hacen unas u otras, sea para presentarse como campeonas en la atenci¨®n a Lorca y sus habitantes. Por cualquiera de ambas v¨ªas, ser¨ªan estos los que, a fin de cuentas, saldr¨ªan perdiendo.
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