Entre la excelencia y el unto
A Albert Hammond le sucede como a Burt Bacharach, si obviamos los dos o tres a?os luz que separan sus respectivos cancioneros: puede que a algunos les cueste identificar su rostro, pero es imposible no haber tarareado muchas de sus composiciones. Las del gibraltare?o se han reivindicado ahora con un doble ¨¢lbum de duetos para el que su compa?¨ªa discogr¨¢fica eligi¨® un t¨ªtulo muy poco modoso: Legend. Y fluct¨²an entre la excelencia (I'm a train, la prodigiosa The air that I breath, para The Hollies, o la emocionante Entre mis recuerdos, de Luz) y la horterada sin paliativos: To all the girls I loved before, sonrojante exaltaci¨®n del macho brav¨ªo, justifica por s¨ª sola la mala fama de los a?os ochenta.
M¨¢s de tres d¨¦cadas hab¨ªan transcurrido desde el ¨²ltimo concierto de Hammond en Madrid, as¨ª que el Arteria Coliseum se abarrot¨® anoche con un p¨²blico entusiasta y talludito. A sus casi 67 a?os, el autor de ?chame a m¨ª la culpa conserva una voz estupenda, fina pero no endeble, que aguanta bien el tipo cuando los estribillos se ponen enf¨¢ticos. Emergi¨® sonriente, tiposo, elegante y con un color muy saludable, ignoramos si natural o inducido por la l¨¢mpara. Pero otros elementos le afean: esas columnas de tela que parec¨ªan patrocinadas por la industria del profil¨¢ctico, esas coristas en primera l¨ªnea con m¨¢s contorneo que protagonismo vocal o una pantalla gigante en la que se proyectan nubes algodonosas mientras suena Esp¨¦rame en el cielo. Por si no hab¨ªamos captado el mensaje.
Trabajar para las divas
Hammond ha escrito de todo para ese tipo de clientes que garantizan cifras mareantes en derechos de autor: Tina Turner, Starship, Whitney Houston, Joe Cocker... Pero el ¨¦xito no siempre es sin¨®nimo de excelencia: mientras 99 miles from L.A. ha aguantado bien los a?os, When you tell me that you love me (Diana Ross) es la apoteosis de la balada untosa.
La platea se entreg¨® tan a fondo, en cualquier caso, que nuestro protagonista renunci¨® pronto a los votos de humildad. "Por esta me nominaron a los Oscar", deslizaba antes de Nothing's gonna stop us now. "He tenido que trabajar con muchas divas", dej¨® caer despu¨¦s. Lo suyo es buenrollismo, pero de antiguo r¨¦gimen. Como cuando brome¨®: "Esta noche lo pasaremos bien, igual que le dije a mi mujer en la luna de miel". O cuando prometi¨® que a partir de 2012 volver¨¢n a llegar las ligas de f¨²tbol. Lo est¨¢n viendo venir: se avecinan a?os de grandes victorias.
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