Torero de vientre
Dice la biograf¨ªa oficial del malague?o Sa¨²l Jim¨¦nez Fortes que es hijo de la que fuera novillera Mary Fortes. Desconoci¨¦ndose las condiciones toreras de la madre, lo cierto es que el chaval dej¨® ayer claro que ya en el vientre de su progenitora recibi¨® las primeras lecciones de buen gusto y valor. Porque de ambas cualidades anda sobrado el novillero. Recibi¨® a su primero, a la postre el ¨²nico que mat¨®, con cinco ver¨®nicas de aut¨¦ntico dulce, preciosas, lentas, gust¨¢ndose en cada una de ellas, ganando terreno, jugando los brazos con enorme torer¨ªa y embarcando la embestida con empaque. Y la gente se qued¨® con la boca abierta, que es lo que suele ocurrir cuando se torea de verdad. Y volvi¨® a las andadas en el quite y dibuj¨® otra ver¨®nica y media de cartel. Pero el muchacho ten¨ªa un pero: a esas alturas de la lidia hab¨ªa perdido la montera tres veces, lo que evidencia que la madre, preocupada por la torer¨ªa, no ha prestado la atenci¨®n debida a la talla de la cabeza del ni?o. Error perdonable, no obstante, pues el mejor escribano (maestra, en este caso) echa un borr¨®n.
FLOR DE JARA / LARIOS, FORTES, BARRIO
Novillos de Flor de Jara, bien presentados, ¨¢speros y descastados; tercero, quinto y sexto, bravos en el caballo. Noble el ¨²ltimo.
Manuel Larios: pinchazo y estocada ca¨ªda (silencio); sartenazo (silencio); buena estocada (palmas).
Sa¨²l Jim¨¦nez Fortes: estocada trasera, un descabello y el novillo se echa (ovaci¨®n). Pas¨® a la enfermer¨ªa. Sufri¨® una herida en el muslo derecho, con una trayectoria ascendente de 20 cent¨ªmetros. Pron¨®stico menos grave.
V¨ªctor Barrio: estocada ca¨ªda y dos descabellos (ovaci¨®n); bajonazo (petici¨®n y vuelta).
Plaza de Las Ventas. 16 de mayo. S¨¦ptimo festejo de feria. Casi lleno.
Y lleg¨® el ¨²ltimo tercio. Y el novillo, listo como el hambre, soso y de mala condici¨®n, como casi todos, lo engancha al segundo envite y lo voltea de mala manera. Pero Sa¨²l ni se mira y vuelve a colocarse delante del burel con enorme sangre fr¨ªa. Y lo vuelve a citar de verdad, asentadas siempre las zapatillas en la arena, y el animal lo vuelve a arrollar y lo lanza de nuevo por los aires. El traje luce algunas manchas de sangre; parece que ha recibido un puntazo, pero todos son rumores sin confirmar, porque el novillero no tiene otra obsesi¨®n que torear, sin volver la cara, con una meritoria verg¨¹enza torera. Insiste una y otra vez, y el novillo intenta de nuevo prenderlo. Se enfada el malague?o porque su oponente no se deja. Y magullado, pero muy digno ¨¦l, derecho como una vela se retira al callej¨®n tras darle muerte y se dirige por su pie a la enfermer¨ªa. ?Un puntazo? Una cornada de 20 cent¨ªmetros en el muslo derecho. Un gesto torero de los pies a la cabeza el de este chaval. La vida dir¨¢ si ser¨¢ figura, pero se present¨® en Madrid con unas credenciales que ya quisieran muchos. Est¨¢ visto que el vientre de una madre hace mucho. (Se?ora, acu¨¦rdese de comprarle a su hijo una montera de su talla).
Pero no acaba aqu¨ª la cosa. Su compa?ero Barrio, cuya madre no ha sido torera (que se sepa), tambi¨¦n porta genes de categor¨ªa. Recibi¨® a su primero en el centro del ruedo, lo pas¨® por tafalleras, y, al cerrar con media ver¨®nica de rodillas, lo atropell¨® el novillo, le raj¨® el capote y la taleguilla, y lo persigui¨® con tal sa?a hasta las tablas, que Barrio se tir¨® literalmente de cabeza al callej¨®n. Pero volvi¨® como un rayo, y antes de llegar al suelo, ya estaba otra vez en el ruedo con una sorprendente disposici¨®n. El picador Luciano Brice?o recuper¨® la magia del torero a caballo y recibi¨® una sonora ovaci¨®n. Brind¨® al respetable, y mulete¨® con templanza y buen corte hasta que el novillo le busc¨® las vueltas e intent¨® arrollarlo una y otra vez. Su labor qued¨® desdibujada por la mala condici¨®n del animal. Otra vez a la boca de riego en su segundo: dos tafalleras, una chicuelina y cuatro ver¨®nicas trazadas con gusto. El novillo, encastado en banderillas, lleg¨® al tercio final con codicia y fijeza, y Barrio lo tore¨® de verdad, con suficiencia, arrastrando la muleta, quieto, bien colocado y con sentido de la ligaz¨®n. As¨ª, hasta tres tandas que levantaron los ¨¢nimos. Pero tom¨® la izquierda, el novillo lo vio, quiso cogerlo y cambi¨® por completo. Un feo bajonazo desluci¨® una labor digna de un buen torero. Hizo bien el presidente no concediendo la oreja.
Y Larios, el torero m¨¢s t¨ªmido y supuestamente con menos ambici¨®n, mat¨® tres novillos. Su lote no le ofreci¨® facilidades, pegajoso y muy soso el primero, y muy descastado el otro, y el torero pareci¨® inseguro, corto de ¨¢nimo y desconfiado. Pero, lo que son las cosas: por cogida de Fortes, mat¨® el m¨¢s noble, el sexto, que se dio dos vueltas de campana durante el primer tercio, cumpli¨® en varas y en banderillas y meti¨® la cabeza en la muleta. Y Larios lo tore¨® con suavidad, empaque y gracia, especialmente por el lado derecho, aunque no faltaron varios naturales de categor¨ªa. Y mat¨® de una gran estocada. Le falt¨® pasi¨®n y nadie se acord¨® de pedir la oreja.Feria de San Isidro
S¨¦ptimo festejo
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