Triple riesgo
El riesgo moral es la clave para resolver la crisis del euro. La idea de que las entidades no aprenden lecciones a menos que sufran es v¨¢lida en la eurozona; pero solo si la culpa se comparte como es debido. El desastre no es solo responsabilidad de los griegos despilfarradores, sino tambi¨¦n de los bancos insensatos y los alemanes y franceses hip¨®critas. Todos ellos tienen que sufrir.
Uno de los principales motivos por los que la crisis financiera de la regi¨®n es tan dif¨ªcil de solucionar -con interminables discusiones sobre cu¨¢l es el mejor modo de salir adelante- es que los distintos actores no han reconocido sus pecados. Hay, por tanto, una tendencia a proclamar la virtud propia y echarles la culpa a los dem¨¢s. Esto hace que resulte dif¨ªcil alcanzar un acuerdo justo.
El principal motivo de divisi¨®n es si la culpa es de los prestatarios (Portugal e Irlanda, as¨ª como Grecia) o de los prestamistas. Si, al igual que la prensa sensacionalista alemana, uno piensa que es culpa de los prestatarios exclusivamente, el remedio l¨®gico es castigarles imponiendo unos estrictos programas de austeridad a cambio de los rescates econ¨®micos. Si uno es demasiado blando, volver¨¢n a pecar.
Pero los prestamistas tambi¨¦n fueron imprudentes. Eso es algo que la poblaci¨®n de los pa¨ªses perif¨¦ricos, especialmente Irlanda, tiene cada vez m¨¢s en cuenta. Alemania y Francia, sin embargo, cuyos bancos est¨¢n expuestos a la periferia de la eurozona, no se han enfrentado a esta verdad. Esto genera su propio riesgo moral: a menos que los bancos sufran devaluaciones de sus activos como consecuencia de la reestructuraci¨®n de la deuda, ?c¨®mo se puede esperar que aprendan las lecciones correspondientes?
El riesgo moral tambi¨¦n tiene una tercera dimensi¨®n: la hipocres¨ªa de los pa¨ªses grandes y ricos. Alemania y Francia fueron responsables de socavar la disciplina fiscal a principios del milenio rompiendo las normas del Tratado de Maastricht sobre los pr¨¦stamos. Por tanto, es apropiado que tambi¨¦n sufran, principalmente abarat¨¢ndoles los pr¨¦stamos a Grecia y a otros pa¨ªses con problemas.
Una mezcla de m¨¢s austeridad, recortes para los acreedores y m¨¢s cr¨¦ditos blandos por parte de los pa¨ªses ricos probablemente termine resolviendo la crisis de la eurozona. Pero la regi¨®n llegar¨ªa a ese punto m¨¢s deprisa si todo el mundo reconociese su culpabilidad.
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