Todo vale por Mil¨¢n
La derecha ocupa las televisiones y hace todo tipo de promesas para frenar la ventaja del centro-izquierda
Desesperada ofensiva final de la derecha italiana en Mil¨¢n. A una semana de la segunda vuelta de las municipales, en la que el centro-izquierda parte con una ventaja de casi siete puntos, los l¨ªderes del Pueblo de la Libertad y la Liga Norte no reparan en gastos, madera ni municiones para la batalla decisiva, que probablemente marcar¨¢ tambi¨¦n el futuro del pa¨ªs y de Silvio Berlusconi.
El primer ministro invadi¨® el viernes cinco de los siete telediarios nacionales (tres de Mediaset y dos de la RAI) para dejar un mensaje apocal¨ªptico: Mil¨¢n no ser¨¢ nunca "una gitan¨®polis ¨¢rabe gobernada por la hoz y el martillo", dijo. La violaci¨®n de las reglas electorales pareci¨® impactar poco a los espectadores: cuatro de las cinco cadenas ganaron audiencia cuando Berlusconi acab¨® de hablar.
La derecha afirma que es posible remontar y vencer al candidato outsider impulsado por las primarias del Partido Democr¨¢tico, el abogado Giuliano Pisapia. Pero su ansiedad y divisi¨®n son tan palpables, y la estrategia tan grotesca, que empieza a ganar enteros la sensaci¨®n de que el 30 de mayo ser¨¢ un bumer¨¢n de proporciones hist¨®ricas para Berlusconi.
La Iglesia, dividida
En solo dos d¨ªas, la Liga Norte, el l¨ªder del PDL, la alcaldesa saliente Letizia Moratti y sus medios cercanos han sacado del sombrero ataques y ofertas de todos los colores. Han recurrido a la homofobia y al miedo diciendo que Pisapia har¨¢ de la ciudad "la Meca de los gais" y el "para¨ªso de la droga libre", y arruinar¨¢ o incluso cancelar¨¢ la Exposici¨®n Universal de 2015. La Liga ha anunciado que Mil¨¢n pasar¨¢ a ser la sede de dos ministerios nacionales, lo que ha creado da?os colaterales: los coroneles romanos del PDL calificaron ayer el anuncio como una "trola".
Tras sustituir a su principal asesor, Moratti se ha lanzado y ha prometido amnistiar a los conductores multados, suprimir la ecotasa que grava los coches contaminantes, dejar gratis los aparcamientos para residentes y m¨¢s carga y descarga para los comerciantes.
Al otro lado, Pisapia trata de culminar su tranquila revoluci¨®n naranja (sus carteles y parafernalia no llevan los colores del PD) esquivando el juego sucio. Pero la tensi¨®n sube, y el s¨¢bado hubo un par de peleas entre seguidores de ambas candidaturas. Ayer, el laico Pisapia llam¨® a los suyos a "poner la otra mejilla".
La Iglesia juega su papel partida en dos. Comuni¨®n y Liberaci¨®n y su galaxia de empresas mixtas, quiz¨¢ temiendo por sus concesiones, apoyan a Moratti. Pero el muy popular cardenal ambrosiano, Dionigi Tettamanzi, referente de las bases y repudiado por la derecha, dijo el s¨¢bado tras visitar al Papa en Roma que "personas sabias y fuertes llevar¨¢n a Mil¨¢n a una nueva primavera", y pidi¨® a la ciudad que "sea valiente ante el cambio".
Mientras, en Facebook, cientos de cerebros milaneses en fuga anuncian su regreso para ayudar a Pisapia. "?La revoluci¨®n empieza en Mil¨¢n? Si no lo veo no lo creo, pero all¨¢ voy el fin de semana", anuncia una exiliada desde Alemania.
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