?Por qui¨¦n doblan las campanas?
1. Macro y micro. Como muestran los resultados oficiales de las elecciones celebradas el 22-M en todos los Ayuntamientos espa?oles (los comicios auton¨®micos s¨®lo cubrieron 13 de las 17 comunidades), los populares sacaron dos millones largos de votos y 10 puntos de ventaja a los socialistas; esa distancia se limit¨® en 2007 a 150.000 votos y menos de un punto. Los socialistas han contribuido decisivamente a excavar la brecha entre ambos partidos: han perdido un mill¨®n y medio de sufragios desde hace cuatro a?os. Ese corrimiento de tierras ha arrebatado al PSOE el gobierno de ciudades y diputaciones provinciales que controlaba desde 1979.
2. Suelos de lealtad y techos de ¨¦xito. El diferente ¨¢mbito competencial de las distintas consultas ante las urnas (refer¨¦ndum, europeas, legislativas, auton¨®micas y municipales) dificulta extraer conclusiones para el futuro de sus resultados: no se deben mezclar peras y manzanas -adelant¨® Ana Botella hablando de cuestiones de sexo- en las comparaciones entre convocatorias electorales heterog¨¦neas. Pese a todo, llama la atenci¨®n que la lealtad de los seguidores del PP a sus siglas -sea cual sea la cita- contraste tan vivamente con las bruscas oscilaciones en la adhesi¨®n al PSOE de sus votantes. Pese a los alejados niveles de participaci¨®n y abstenci¨®n de las elecciones generales y locales, los populares han conservado en las municipales de 2011 el 82% de los votos obtenidos en las legislativas de 2008, en tanto que los socialistas se despe?an hasta el 55% de los sufragios logrados hace tres a?os.
Tras la jornada del 22-M los populares celebran el triunfo y los socialistas digieren la derrota
3. Derrota auton¨®mica con un solitario juguete. Extremadura salv¨® a los socialistas de sufrir el peor resultado imaginable en las auton¨®micas del pasado 22-M. Lejos de hacer retroceder a los populares en alguno de sus feudos, el PSOE ha sido desalojado del poder en las restantes comunidades bajo su control. Elegida como campo de la batalla final de un nuevo Armaged¨®n b¨ªblico, la presidencia de Castilla-La Mancha ha sido conquistada por la secretaria general del PP, dispuesta a seguir ampliando su condici¨®n de pluriempleada de cargos pol¨ªticos. De nada le vali¨® al derrotado Barreda el pinturero gesto taurino de gritar ?Fuera peones! a la cuadrilla encargada de ayudarle -con el presidente del Gobierno, Zapatero, a la cabeza- durante la campa?a electoral.
4. De c¨®mo Cascos confirm¨® algunas de las tesis del Movimiento 15-M. La espectacular victoria en las elecciones asturianas del FAC -iniciales tanto del Foro Asturiano C¨ªvico como de Francisco ?lvarez Cascos- carg¨® de raz¨®n a los acampados de la Puerta del Sol madrile?a que critican el car¨¢cter olig¨¢rquico del sistema de partidos espa?ol. El FAC es una escisi¨®n del PP fundada hace escasos meses por el antiguo secretario general del partido y vicepresidente del primer Gobierno de Aznar, cuya candidatura a la presidencia auton¨®mica fue displicentemente rechazada por la organizaci¨®n regional asturiana con el asentimiento de la direcci¨®n nacional. Si bien la venganza es un plato que se sirve fr¨ªo, en este caso echa humo: Cascos cruz¨® la meta por delante de los socialistas y sac¨® 10 puntos de ventaja al PP.
5. Sequ¨ªa en tierras de pan llevar. Los socialistas han sufrido un severo retroceso en las elecciones municipales andaluzas y catalanas. El PP cop¨® las alcald¨ªas de las ocho capitales de Andaluc¨ªa tras arrebatar C¨®rdoba a IU y Sevilla y Ja¨¦n al PSOE. CiU conquist¨® las ciudades de Barcelona y de Girona despu¨¦s de 32 a?os de espera. Aunque los expertos demosc¨®picos desaconsejan proyectar los resultados municipales sobre las legislativas como si fuesen su primera vuelta, la jornada del 22-M parece anunciar una sequ¨ªa electoral socialista en ambos territorios de efectos letales para su granero de votos en el Congreso, que cuenta actualmente con 61 diputados procedentes de las dos comunidades (36 elegidos en Andaluc¨ªa y 25 en Catalu?a) equivalente al 36% de su actual grupo parlamentario.
6. Despedida y cierre. Zapatero tuvo la gallard¨ªa de dar la cara y de felicitar al PP cuando concluy¨® la jornada del 22-M; no parece, sin embargo, que haya entendido el decisivo papel desempe?ado por sus errores personales de acci¨®n o de omisi¨®n en la derrota del PSOE, presentada en su despedida como el castigo cruel ordenado por un dios implacable. La escena del balc¨®n protagonizada por los dirigentes del PP la noche del 22-M para festejar su victoria bien hubiera podido formar parte de un sainete: el alcalde de Madrid dio las gracias al p¨²blico con la lengua de trapo propia de una farra, la presidenta de la Comunidad bailote¨® como una mocita retrechera y el presidente Rajoy mir¨® con desasosiego y extra?eza a la multitud que le vitoreaba desde la calle G¨¦nova.
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