Portugal pierde a una generaci¨®n
La precariedad y falta de futuro de los j¨®venes acaparan la campa?a electoral
La indignaci¨®n que ha sacado a la calle a decenas de miles de j¨®venes en Espa?a tuvo su precedente en Portugal el 12 de marzo pasado. De manera espont¨¢nea, multitudes se levantaron en Lisboa, Oporto y otras ciudades contra la precariedad que condiciona el presente y el futuro del pa¨ªs. El 40,5% de los desempleados tiene menos de 34 a?os y estudios superiores. La protesta parti¨® de cuatro j¨®venes licenciados que crearon el movimiento Gera??o ¨¤ rasca (Generaci¨®n en apuros), reconvertido despu¨¦s en Movimiento 12 de Marzo (M12M).
El enorme impacto de aquellas manifestaciones, en las que participaron j¨®venes y menos j¨®venes -"todo el pa¨ªs est¨¢ ¨¤ rasca" fue una de las consignas m¨¢s coreadas-, qued¨® diluido por la crisis pol¨ªtica que se abri¨® en el pa¨ªs con la dimisi¨®n del Gobierno, la convocatoria de elecciones anticipadas para el 5 de junio y la petici¨®n de ayuda externa de Portugal (75.000 millones de euros) para pagar sus deudas.
La poblaci¨®n ha envejecido: el 18% tiene m¨¢s de 65 a?os
La atenci¨®n medi¨¢tica ha girado hacia la campa?a electoral, pero las causas de aquellas protestas est¨¢n m¨¢s presentes que nunca. Sobre todo porque los portugueses afrontan un programa de austeridad que tendr¨¢ elevados costes sociales.
Mario Leston Bandeira, catedr¨¢tico de Sociolog¨ªa del ISCTE, Instituto Universitario de Lisboa, sostiene que la crisis es de tal proporci¨®n que "la conquista del capitalismo que permite ahorrar y hacer planes de futuro est¨¢ en cuesti¨®n". Los j¨®venes llevan la peor parte porque no pueden construir una familia o tienen tremendas dificultades para ello. "El movimiento Gera??o ¨¤ rasca surgi¨® ante la falta de perspectivas", sostiene Bandeira. La indignaci¨®n tiene que ver con la precariedad del mercado de trabajo y con la incapacidad de los pol¨ªticos de conectar con los problemas de los ciudadanos. Sin embargo, el discurso de los promotores del M12M no es un discurso antipartido. "Tienen una funci¨®n muy importante en nuestra democracia, pero nuestra democracia tiene dos caras: la cara de la sociedad civil est¨¢ muy vac¨ªa", dice Alexandre Sousa Carvalho, de 25 a?os, licenciado en Relaciones Internacionales e impulsor del movimiento de protesta.
Para agravar la situaci¨®n, al futuro incierto que tienen por delante los j¨®venes hay que a?adir el envejecimiento de la poblaci¨®n. Portugal est¨¢ en declive demogr¨¢fico desde hace m¨¢s de 30 a?os. "A partir de 2002, no aseguramos la reproducci¨®n de las generaciones", explica Leston Bandeira. "?C¨®mo se revierte esta situaci¨®n? ?C¨®mo un pa¨ªs fallido puede hacer frente a una situaci¨®n con el 18% de sus habitantes con m¨¢s de 65 a?os?".
El callej¨®n sin salida implica desaf¨ªos complicados, cuyos resultados no se obtienen de la noche a la ma?ana. El ingreso de Portugal en la que hoy es Uni¨®n Europea tuvo efectos positivos, nadie duda de ello, pero tambi¨¦n tuvo consecuencias negativas. Sobre todo en los sectores agr¨ªcola y pesquero. "La Pol¨ªtica Agraria Com¨²n promovi¨® el abandono de tierras e hiri¨® de muerte a la flota pesquera", dice el soci¨®logo Bandeira. El resultado est¨¢ a la vista cuando se viaja por el Portugal profundo: los j¨®venes se han marchado y solo quedan los m¨¢s viejos. Aldeas enteras est¨¢n desiertas. "La poblaci¨®n interior es invisible. No hubo modernizaci¨®n y no se consigui¨® fijar la poblaci¨®n joven".
Bandeira reclama una pol¨ªtica para atraer j¨®venes al interior del pa¨ªs. "Los ¨²ltimos agricultores est¨¢n muriendo. Es un desaf¨ªo. En los cinturones de las grandes ciudades la calidad de vida no es buena". Para ello, asegura, hay que apoyar a los j¨®venes que empiezan en peque?as y medianas empresas y atraer a los que est¨¢n fuera de Portugal a nuevos retos.
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