Los tent¨¢culos de Pulp abrazan el Primavera
El brillante regreso de la banda brit¨¢nica marca el punto ¨¢lgido de un festival que ayer se vio partido por la final de la Liga de Campeones
El delirio se apoder¨® de los 30.000 asistentes (a falta de datos oficiales, los c¨¢lculos se basan en la agobiante cercan¨ªa del pr¨®jimo) al esperad¨ªsimo concierto de Pulp en el San Miguel Primavera Sound de Barcelona cuando, a eso de las tres de la madrugada de ayer, la banda brit¨¢nica interpret¨® Common people, acaso su m¨¢s perdurable aportaci¨®n a la mitolog¨ªa pop. Probablemente nunca una canci¨®n, amarga e ir¨®nica, s¨ª, sobre gente corriente hizo sentir tan especial a tantos.
Fue hacia el final del espect¨¢culo, uno de esos que hacen bueno todo un festival, el Primavera, que echa el cierre hoy con unos m¨¢s modestos conciertos de despedida en el Poble Espanyol tras cuatro d¨ªas en los que han actuado 200 bandas para una audiencia que la organizaci¨®n cifra en unas 120.000 personas.
Jarvis Cocker lider¨® elegante y sard¨®nico el regreso del grupo despu¨¦s de 10 a?os
Jarvis Cocker lider¨® elegante y sard¨®nico el regreso de Pulp, 10 a?os despu¨¦s de We love life, su ¨²ltimo trabajo. El sexteto compareci¨® en su m¨¢s lograda y a?orada formaci¨®n: con Steve Mackey, Russell Senior (era su retorno a la banda tras 15 a?os, como se encarg¨® una y otra vez de recordar el cantante), Mark Webber, Nick Banks y Candida Doyle. Antes de atacar Common People, Cocker hab¨ªa dedicado la canci¨®n a los desalojados de modo violento esa misma ma?ana de la plaza de Catalu?a por iguales razones futbol¨ªsticas (seg¨²n la autoridad) que alteraron el curso del festival anoche, ¨²ltimo d¨ªa grande.
Hablamos, claro, de la final de la Champions entre el Manchester y el Barcelona. Lleg¨® en la hora en la que salen los cabezas de cartel para colocar a muchos en una complicada disyuntiva que record¨® a un chiste malo sobre vascos. ?Setas o Rolex? ?Rock o f¨²tbol?
La organizaci¨®n coloc¨® finalmente tres pantallas en un escenario sobre el mar para que los asistentes pudiesen seguirlo. Se acallaron leyendas urbanas como la que aseguraba que una pelea entre cervezas patrocinadoras impedir¨ªa la retransmisi¨®n. Tampoco se aplazaron conciertos, como se hab¨ªa aventurado; as¨ª, los legendarios estajanovistas de la m¨²sica industrial Einstuz?nde Neubaten se llevaron la peor parte de la coincidencia, aunque los escenarios siguieron llenos.
"Deseo dedicar este tema a todos los indignados", exclam¨® Cocker, qui¨¦n sabe si animado por una pancarta en tela enclavada en el centro del auditorio y que propugnaba la #spanishrevolution, en franca contradicci¨®n de la advertencia del poeta y cantante negro Gil Scott-Heron, que hab¨ªa muerto horas antes a los 62 a?os dejando en parecida orfandad a los amantes del jazz, el soul, la poes¨ªa y el hip-hop. Esta revuelta, a?orado Gil, parece que s¨ª ser¨¢ tuiteada. El recuerdo del autor The revolution will not be televised fue constante entre los m¨²sicos y muy justo.
El portal de mensajer¨ªa instant¨¢nea ech¨® chispas durante todo el concierto en la medida en la que las conexiones lo permitieron. Los afortunados asistentes a esta celebraci¨®n del pop como arma para descifrar los misterios de la cotidianidad estaban deseosos de compartir todos los detalles de un show que qued¨®, tras meses de absoluto secretismo, algo desvelado tras la celebraci¨®n el mi¨¦rcoles en Toulousse de un ensayo de la banda ante un selecto p¨²blico.
El repertorio estuvo basado en su disco m¨¢s exitoso, Different Class. De este, adem¨¢s de la citada Common people, cayeron Underwear, Bar Italia o Disco 2000, entre otras. Tambi¨¦n hubo tiempo para This is hardcore, Sunrise, Do you remember the first time, que abri¨® el concierto y la veda para que Cocker hiciese reiteradas referencias a la continua del tiempo perdido en que se basa la cultura juvenil, o razzmatazz.
Tocar este tema, inspirador del bautismo de la sala barcelonesa del mismo nombre, no fue el ¨²nico gesto hacia la hinchada local. "Y participamos en el segundo Primavera Sound. De modo que es evidente que tenemos una larga relaci¨®n con este lugar", record¨® Cocker en uno de sus ir¨®nicos e inteligentes parlamentos.
La misma brillantez sin esfuerzo de sus interludios impregn¨® sus maneras sobre el escenario: se cimbre¨® como un junco, reparti¨® patadas voladoras e hizo de su atuendo (traje y corbata estrechos, por supuesto) un tema de consenso al pedir permiso para quitarse la chaqueta. Cocker demostr¨® que sigue siendo, por m¨¢s que todos encanezcamos, esa estrella del pop que se comporta como un amigo o un hermano mayor. Ese tipo del bar de debajo de casa con el que hablar de t¨ªas y de f¨²tbol, s¨ª, pero tambi¨¦n de Scott Walker o de Kingsley Amis.
En el extremo opuesto de la vieja querella entre la m¨²sica estadounidense y la brit¨¢nica se situaron ayer a la ca¨ªda del sol Fleet Foxes, llegados de Seattle como una de las bandas del momento por su poderosa y compleja reinvenci¨®n del folk en clave espiritual. Cumplieron las promesas creadas por la gira anterior, que nunca recal¨® en Espa?a. Sus armon¨ªas vocales llegadas de alg¨²n lugar mejor para entonar esos himnos ecol¨®gicos se antojaron, junto a los punteos de un solvente Kurt Vile, el elixir perfecto para consumir antes de la ¨²ltima vigilia primaveral, que inclu¨ªa la victoria del Bar?a del siglo (de esta semana), el enquistado tenebrismo de Swans o Pj Harvey, que llegaba al festival en una de las mejores formas que se le recuerdan.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.