Faltan las causas

Alemania y los pa¨ªses del norte de Europa est¨¢n sufriendo las peores consecuencias del peligroso brote bacteriol¨®gico que las autoridades alemanas atribuyeron inicialmente a una partida de verduras (concretamente pepinos) procedentes de cooperativas agr¨ªcolas del sur de Espa?a. El brote de Escherichia coli tiene ya dimensiones europeas y, por lo tanto, exige una acci¨®n concertada de prevenci¨®n de todos los pa¨ªses. Hasta ahora ha provocado 14 muertos y 329 enfermos de gravedad en Alemania, adem¨¢s de numerosos casos en Suecia, Dinamarca, Reino Unido, Francia y Pa¨ªses Bajos, transmitidos probablemente por viajeros procedentes de Alemania.

De todos los problemas que origina el brote, el m¨¢s grave sin duda es el que afecta a las personas. Para conjurarlo, las autoridades europeas tienen que aplicar protocolos racionales de aislamiento. Bajo este principio, cualquier medida racional de protecci¨®n debe ser prioritaria; pero con la convicci¨®n de que la racionalidad excluye cualquier alarmismo gratuito o histeria. El principio general recomendable es que se extremen los an¨¢lisis adicionales de frutas y verduras, pero no se cierren las fronteras al comercio agr¨ªcola. De ah¨ª que sea correcta la decisi¨®n de la CE de no bloquear las importaciones de pepinos y otras verduras.

Adem¨¢s, la gesti¨®n racional de la crisis sanitaria exige que sus causas y los canales comerciales que la han difundido se conozcan con exactitud y cierta rapidez. Los brotes infecciosos tienden a complicarse con situaciones de p¨¢nico cuando se tarda en descubrir su origen y v¨ªas de propagaci¨®n. En ese caso, los consumidores buscan culpables y magnifican la escasa informaci¨®n disponible. Por ello, la informaci¨®n correcta a la opini¨®n p¨²blica es esencial. Y precisamente la comunicaci¨®n es el error principal que se ha cometido en este caso.

La alerta alimentaria debi¨® transmitirse a la opini¨®n p¨²blica a trav¨¦s de los canales oficiales correspondientes, con las matizaciones debidas de los Gobiernos afectados en primera instancia, el alem¨¢n y el espa?ol. Pero en lugar de una informaci¨®n razonada, se difundi¨® a la prensa la idea de que las causas de la infecci¨®n proced¨ªan de una partida de pepinos espa?oles. Un conocimiento m¨ªnimo de los canales de producci¨®n y comercializaci¨®n hubiera bastado para entender que, aunque las verduras procedieran de Espa?a, la contaminaci¨®n pudo haberse incorporado en otras fases de la operaci¨®n (durante el transporte, en el almacenamiento mayorista en la propia Alemania o en cualquier otro momento de la venta).

Ahora, la confusi¨®n inicial ya no puede corregirse y el da?o econ¨®mico est¨¢ hecho. Los agricultores espa?oles pueden perder hasta 200 millones semanales a causa del par¨®n de las importaciones hortofrut¨ªcolas, par¨®n causado por la atribuci¨®n sin matices del problema bacteriol¨®gico a las verduras del sur de Espa?a. Esta no es la forma adecuada de gestionar una alarma alimentaria. Cabe esperar que, al menos, el brote no se extienda y sus causas se conozcan en los pr¨®ximos d¨ªas.