En brazos de la mujer madura
Liz Earls (California, 1961) es el equivalente femenino a Nacho Vidal. Si este despierta una mezcla de admiraci¨®n y envidia entre el heterosexual medio, Earls hace lo propio entre sus cong¨¦neres. Su trabajo consiste en fotografiar su hiperactividad sexual con todo tipo de varones. Y si se tercia, alguna hembra. En el caso que nos ocupa, siempre m¨¢s j¨®venes que ella. Escenas variadas en la vida de una cincuentona cachonda. ?En webs de contenidos X estilo Porntube? No, en una editorial tan respetable como Taschen. Porque ahora a las maduritas devorahombres ya no se las llama as¨ª, sino cougars (literalmente, fieras), y la editorial alemana acaba de a?adir Days of the cougar a su colecci¨®n de t¨ªtulos sexis.
"S¨¦ que esto no puede durar eternamente, pero hasta entonces pienso beb¨¦rmelo todo"
Doscientas cincuenta fotograf¨ªas tomadas durante los ¨²ltimos cinco a?os que muestran c¨®mo Earls desparrama sus pechos siliconados y su pubis depilado al ras sin privarse de ninguna de las combinaciones incluidas en el todo vale: con uno o con varios a la vez, al aire libre, bajo techo, por este orificio, por este de all¨¢... "Si solo hiciera fotos desde fuera, como una espectadora, ser¨ªa aburrido. Me gusta participar. Me pone verme", explica ella, vestida con camiseta de tirantes sin sujetador, minifalda y tacones. Tambi¨¦n ra¨ªces en el pelo.
Lo mejor de toda esta historia es que no trata sobre la fetichizaci¨®n del erotismo sobre papel impreso en la era del porno online, sino de c¨®mo una directora del departamento de recursos humanos de una empresa, entregada esposa y madre de familia decide dar un volantazo para dedicar la segunda parte de su vida al placer.
Tras semejante algarab¨ªa carnal, Earls cuenta que si hay una experiencia que recuerde con cari?o "es un gang bang con tres chicos negros que resulta que eran hermanos. Fue una escena muy familiar".
De su exmarido no tiene noticias, y no se ve cas¨¢ndose de nuevo. Sus hijas, de 19 y 21 a?os, la apoyan. "Una vez que has probado el buen sexo, es muy dif¨ªcil dar marcha atr¨¢s. S¨¦ que esta fiesta no puede durar eternamente, pero hasta entonces pienso beb¨¦rmelo todo".
Earls solo ha extrapolado una teor¨ªa de sus experiencias: que el sexo llama al sexo. Y al rev¨¦s. "Cuando tienes entre cuatro y seis experiencias al d¨ªa, se te crea un aura alrededor que arrastra a los hombres. A m¨ª me entran en todas partes. En bares, por la calle, en un ascensor... En cambio, si dejas la lujuria un mes, ella te abandona tres", asegura.
Si Days of the cougar supone una bofetada a las convenciones es precisamente a la que el propio t¨¦rmino cougar parece designar. Seg¨²n el Urban Dictionary (especializado en argot y el ¨²nico que recoge la entrada con este significado), quiere decir: "Una mujer de 35 o m¨¢s a?os que est¨¢ a la caza de machos mucho m¨¢s j¨®venes, energ¨¦ticos y deseosos de hacer lo-que-sea".
Pero aqu¨ª no hay presa que valga. Todos los fotografiados fueron previamente contactados a trav¨¦s de una web que Earls cre¨® para ello. "En Estados Unidos hay muchos sitios para cougars. En el m¨ªo, yo me pongo a disposici¨®n del que quiera para realizar y fotografiar cualquier cosa que puedan imaginar".
Quiz¨¢ por eso, cuando se le pregunta a ella por sus fantas¨ªas sexuales no materializadas, cuenta una en la que adopta el rol de sumisa: "Por una vez, me gustar¨ªa sentirme realmente usada. Llegar con un t¨ªo a una org¨ªa y que ¨¦l me fuera ordenando a qui¨¦n me tengo que follar".
![<b>Liz Earls, devorahombres confesa, con uno de sus j¨®venes compa?eros de alcoba.</b>](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/R75Y7AQCR6Y33U6QW5TR6FFWTQ.jpg?auth=52f266af5d6d8f0d9ef4b2e4648b9c13c85d9af6363d1b82091aeb23706d3028&width=414)
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