Las siete vidas de Alejo Stivel
A veces la vida te exige que debutes de nuevo. Alejo Stivel se pasea estos d¨ªas como una nerviosa constataci¨®n de ello por su luminoso estudio de grabaci¨®n. Madrid ha amanecido despejado y sofocante para celebrar el cumplea?os de Dylan y por las ventanas asoma el edificio de Torres Blancas como la promesa de un futuro que ya pas¨®. El productor infalible del pop espa?ol, el mocoso que invent¨® al frente de Tequila el rock para las masas en un pa¨ªs de pasodobles, el rentable hombre de negocios publicitarios no las tiene todas consigo; cuando uno se estrena como cantante en solitario a los 52 a?os tras casi tres d¨¦cadas a la sombra el curr¨ªculo sirve de poco. Eso piensa ¨¦l.
Stivel comienza de nuevo con un disco de versiones de Radio Futura, Sabina, Pablo Milan¨¦s, Silvio Rodr¨ªguez o Tequila. Recuerdos de la edad de oro, su edad de oro, finales de los setenta y principios de los ochenta. Se titula Dec¨ªamos ayer, como en aquella an¨¦cdota de Fray Luis de Le¨®n, por qu¨¦ no, temprana estrella del rock. Ya saben, el tipo regresa de la c¨¢rcel y retoma las clases en la universidad como si nada. "Vuelve sin rencor y dice a sus alumnos: todo aquello, chicos, no me hizo mella. No pudieron conmigo. As¨ª vuelvo yo tras 30 a?os", explica con leve deje argentino conservado en el formol del exilio.
"Soy ateo, pero adoradorde la Sant¨ªsima Trinidad: Beatles, Rolling Stones y Bob Dylan"
"No hicimos tanto dinero. Me lo fund¨ª todo. Despu¨¦s de Tequila me dio el baj¨®n. Tuve que volver a casa de mi madre"
Tiene 150 discos como productor. Desde Sabina, El Canto del Loco y La Oreja de Van Gogh hasta Rosa, el fen¨®meno de OT
El ayer de Stivel es 1983, a?o de la discreta disoluci¨®n de Tequila y comienzo de sus "a?os oscuros". De aquellos malos h¨¢bitos se recuper¨®. Cost¨® m¨¢s recobrar el arrojo del cantante y del l¨ªder, que se fue por donde hab¨ªa venido en 1977, cuando a los 17 a?os decidi¨® que lo suyo era rocanrolear. En 2008, la gira de reuni¨®n de Tequila le oblig¨® a empu?ar un micr¨®fono y a encarar una audiencia. "El d¨ªa en que presentamos sent¨ªa verdadero p¨¢nico. Quer¨ªa irme a casa con mi mam¨¢".
Stivel (ap¨®cope de Stivelberg) ya ten¨ªa pr¨¢ctica en comenzar de nuevo. El chico aterriz¨® en Madrid en 1976 con su madre, Zulema Katz, actriz c¨¦lebre en Argentina, pero con un acento proscrito en los escenarios de aquella Espa?a. Ella es uno de los tres v¨¦rtices del tri¨¢ngulo de pedigr¨ª intelectual que dio como resultado a Alejo, hijo de David Stivel, leyenda de la televisi¨®n y el teatro argentinos, e hijastro (los padres se separaron antes de que el ni?o naciera) de Paco Urondo, poeta y periodista. Con ¨¦l se cri¨® Alejo. Radicalizado en los setenta, Urondo opt¨® por la lucha armada. Miembro destacado de los Montoneros, fue uno de los primeros asesinados por la reci¨¦n estrenada dictadura. Aquella muerte oblig¨® a madre e hijo a poner un oc¨¦ano por medio y el contador a cero. El nuevo disco est¨¢ dedicado a Katz (muerta en 1994), a Urondo y a Jorge Guinzburg, cu?ado y c¨¦lebre periodista argentino, fallecido recientemente.
"Yo era un caso extra?o de hijo ¨²nico de una madre jud¨ªa sobreprotectora. Entre semana lo era, pero luego llegaba el fin de semana y me ve¨ªa con todos mis hermanastros", recuerda Stivel en un despacho sin ordenador, pero lleno de recuerdos de la di¨¢spora de la familia, que lleg¨® del este de Europa huyendo de "la pobreza y los pogromos" y se instal¨® en el interior del pa¨ªs como gauchos jud¨ªos. Tambi¨¦n hay carteles de rock ("soy ateo, pero adorador de la Sant¨ªsima Trinidad: Beatles, Stones y Dylan"), una camiseta firmada por Maradona y una foto de Messi ("al llegar a Espa?a tuve que elegir un nuevo equipo y eleg¨ª el Bar?a").
La vida en la Argentina de su infancia inclu¨ªa tomar caf¨¦ con Cort¨¢zar, apartar del sof¨¢ a Juan Gelman cuando una ruptura obligaba a este a buscar cobijo y escuchar en casa a Silvio Rodr¨ªguez "tocar la guitarra hasta las ocho de la ma?ana". Del cubano interpreta Ojal¨¢ ("casi me cuesta el disco; no me sent¨ªa capacitado para ella"). En reconocimiento por la versi¨®n, Rodr¨ªguez le dedic¨® un poema ("... te agradezco este sonido ardiente / que viene a ser tu verso de insurgencia") incluido en el libreto.
Buenos Aires tambi¨¦n era en los setenta puro rock para un chaval como Stivel. ?l ya se mov¨ªa con Ariel Rot (hijo de Abrasha Rotenberg, director financiero de La Opini¨®n, donde escrib¨ªa Urondo) y con el v¨¢stago del legendario periodista Jacobo Timerman. Juntos nadaban en el constante deslumbramiento de aquellas leyendas argentinas: Almendra, Spinetta o Moris.
Los Rotenberg, incluida Cecilia Roth, la actriz, llegaron a Madrid en la misma ¨¦poca. "Se instalaron en la parte noble, El Viso. Nosotros, en la Prosperidad, mi madre se puso a dar clases para sobrevivir". Tanto tiempo despu¨¦s, Alejo a¨²n vive y mantiene el estudio (que da trabajo a una decena de personas) en el barrio. Stivel y Rot vencieron la decepci¨®n de haber ido a parar a un lugar tan poco rockero como aquel Madrid premovida, aprovecharon su ventaja de argentinos y formaron Tequila. Fue un ¨¦xito inmediato. "Ten¨ªa 17 a?os. Dej¨¦ el colegio para vivir lo que en Argentina se conoce como el sue?o del pibe: viaj¨¢bamos sin parar, toc¨¢bamos ante multitudes, ten¨ªamos los bolsillos repletos de dinero y cuando baj¨¢bamos del escenario, una cola de ni?as quer¨ªa estar con nosotros. Aut¨®grafos, un mech¨®n de pelo, un trozo de camisa y eventualmente un poco de semen. Quer¨ªan lo que estuvi¨¦ramos dispuestos a dar". Fueron todo lo viciosos que cre¨ªan que una estrella del rock deb¨ªa ser. "Sexo, drogas y rock'n'roll. Cumplimos con la famosa trilog¨ªa hasta el l¨ªmite. Tambi¨¦n la hero¨ªna. Hay dos bajas en Tequila [Juli¨¢n Infante y Manolo Iglesias] en el frente de la famosa trilog¨ªa".
Poco despu¨¦s, la movida explotar¨ªa en un rabioso fuego artificial de medias rotas y acordes mal tocados. Tequila envejeci¨® de s¨²bito. "Nos ve¨ªan como dinosaurios, aunque ten¨ªan nuestra edad. Pero son¨¢bamos much¨ªsimo mejor". En 1983, la banda se separ¨®, sobrepasada por un insostenible torbellino de discos, conciertos, giras promocionales y vicios varios. "Ariel dijo: yo me voy, t¨ªos, lo dejo. Y yo no reaccion¨¦... Los grupos que duran mucho, como los matrimonios, son un poco contra natura. Yo nunca me he casado. S¨ª, con alguna compa?¨ªa discogr¨¢fica, nunca con se?oras".
En una biograf¨ªa, dice Stivel, aqu¨ª empezar¨ªan sus "a?os oscuros". "No hicimos tanto dinero. Si no nos hubi¨¦semos separado, habr¨ªamos empezado a ganar pasta de verdad, porque empezaba la ¨¦poca de los ayuntamientos, del apoyo del PSOE al pop como sin¨®nimo de modernidad. Yo me lo fund¨ª todo. Poco despu¨¦s de Tequila, siendo famoso, reconocido por la calle, viajaba en metro. Me dio un buen baj¨®n. Tuve que volver a casa de mi madre". Fueron los "tres o cuatro" a?os en los que se desliz¨® por el tobog¨¢n de las malas costumbres. "Me dediqu¨¦ a la noche. No ganaba dinero y no me hac¨ªa falta. Me invitaban a las copas. Durante meses, hasta que se cansaban. Te vuelves un experto en sortear los bares en los que ya cubriste el cupo. A las drogas me invitaban tambi¨¦n. Lograrlo cada noche es un arte. Estaba en un c¨ªrculo del que no pod¨ªa salir".
Un d¨ªa produjo un disco a una chica llamada Dana. Luego, otro. Y otro. Hasta los 150 que ya tiene en su haber. En alg¨²n momento impreciso de finales de los ochenta se aventur¨® en la manufactura de jingles publicitarios (a¨²n es una de sus actividades primordiales; se r¨ªe cuando se le sugiere que Alejo trabaja en la m¨²sica y Stivel en los anuncios). Entre los noventa y principios de siglo cristaliz¨® su prestigio a la sombra de bandas como MClan, La Oreja de Van Gogh, El Canto del Loco y Joaqu¨ªn Sabina (de quien versionea en el nuevo disco Qu¨¦ demasiao). Suya es la producci¨®n del que acaso sea el mejor trabajo del cantautor, 19 d¨ªas y 500 noches (1999). "A m¨ª no me gustaban los ¨¢lbumes de Joaqu¨ªn, no ten¨ªa ninguno. Me molestaba c¨®mo lo hac¨ªan cantar y los arreglos. Un d¨ªa en su casa ¨¦l cantaba a las cuatro de la ma?ana tirado y le dije: 'Joaqu¨ªn, as¨ª tienes que grabar los discos'. Cuando llam¨®, acept¨¦ si lo hac¨ªamos a mi manera. Sus m¨²sicos me caen muy bien, pero yo quer¨ªa ir por otro sonido. Si tengo que se?alar lo que no me gusta, lo hago. Adem¨¢s, a Joaqu¨ªn le encanta que le digan que lo que hace es una mierda".
Tras aquel ¨¦xito, las sospechas se confirmaron: todos persegu¨ªan el "efecto Stivel". As¨ª se convirti¨® en ese caso ¨²nico de productor espa?ol conocido entre las abuelas y que daba el pego en Operaci¨®n Triunfo. "Solo acud¨ª a un programa, pero fue el que m¨¢s gente vio", se lamenta. La productora le encomend¨® la custodia de su m¨¢s preciado tesoro: producir el disco de la ganadora, Rosa (de Espa?a), en un momento en que si hubiese deseado ser presidenta, la chica habr¨ªa logrado mayor¨ªa absoluta. "La primera edici¨®n fue un excelente show televisivo", opina Stivel. "Musicalmente fue un producto nefasto. No aport¨® nada y enturbi¨® el o¨ªdo de mucha gente. Ca¨ª atrapado por el fen¨®meno, pero no lo considero un cap¨ªtulo musical de mi carrera. Hay otros as¨ª, claro. No hace falta que los nombre, que cada uno saque sus propias conclusiones leyendo mi curr¨ªculo. Me llev¨¦ a Rosa a Nueva York; nunca hab¨ªa salido de su pueblo. Y recuerdo que en el aeropuerto, al sacar la tarjeta de embarque, una multitud aplaudi¨®. Fue de locos...". ?Lo considera un fracaso? "Vendimos 600.000 discos, no dir¨ªa que fue un fracaso. Solo hubo una semana para grabar las voces. Ven¨ªan todo el rato a hacerle entrevistas, no se pod¨ªa trabajar. Y ella lloraba continuamente. De vez en cuando me la encuentro, es muy cari?osa".
Lo que fue durante muchos a?os el sue?o imposible de fans y promotores se materializ¨® hace tres con la reuni¨®n de Tequila para una gira de 60 conciertos. Atr¨¢s quedaban los airados tiempos tras la separaci¨®n en que no se pod¨ªan ni ver Ariel y Alejo ("somos casi primos; por momentos, hermanos"). "Tuvimos ofertas de mucho dinero a lo largo de los a?os, pero nunca aceptamos. Esta propuesta sali¨® de m¨ª. Tambi¨¦n propuse a Ariel hacer un disco nuevo de Tequila o incluso participar en este. Dijo que estaba muy centrado en su carrera. Lo entiendo. As¨ª que me toca tirar por aqu¨ª solito".
El nuevo y solitario viaje no supondr¨¢ aparcar su faceta como productor (entre sus ¨²ltimos descubrimientos figuran la promesa de 84 y The Monomes, "un grupo realmente sensacional"). ?Pr¨®xima parada? Un concierto de presentaci¨®n el 29 de junio en Madrid. Pocos creer¨¢n ver a un novato en el tipo sobre el escenario.
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