Por qu¨¦ estaban ah¨ª
Palabras a miles. Colgadas de vallas, fachadas, farolas... como esas banderas repletas de oraciones que los budistas colocan en el exterior para que el viento las mueva y las rece. Frases hechas: "No somos antisistema, el sistema es antinosotros". Consignas: Democraciarealya, Acampadasol, Tomalaplaza, Nolesvotes... Un muestrario de un mundo que no gusta ("Manos arriba, esto es un contrato", "Violencia es cobrar 600 euros") y otro so?ado: "Plaza SOLuciones", "Aqu¨ª cabemos todos".
En la carteler¨ªa ¨²ltima (y en las conversaciones) de los acampados en la madrile?a Puerta del Sol, cada eslogan es una gota de ese r¨ªo caudaloso y multitudinario que fue el 15 de mayo (15-M), ante el pasmo de la ciudadan¨ªa en general y los gobernantes en particular. Desde ese d¨ªa, la Puerta del Sol ya no fue tal, sino puerto donde atracan aspiraciones y deseos, como lo han sido (o son) otro centenar de plazas que se sumaron tanto dentro -Barcelona, Valencia, Sevilla...- como fuera (Londres, Berl¨ªn, Par¨ªs...). Veinticinco mil personas tomaron la calle en Madrid en plena campa?a electoral al grito de "Democracia real ya. No somos mercanc¨ªa en manos de pol¨ªticos y banqueros", un impulso que naci¨® cibern¨¦tico y cal¨® hasta volverse f¨ªsico, la #spanishrevolution, y acabar fundando esta rep¨²blica independiente y libertaria en el kil¨®metro cero y que tiene ya calles, seguridad, guarder¨ªa, comedor, comisiones, asambleas multitema... Un lugar donde todo est¨¢ permitido menos el alcohol (aunque los chinos hagan su agosto en la periferia).
"A?os de arreglar el mundo en un caf¨¦ y por fin algo que cambiar"
"Es necesario recordar a los ganadores que la ciudadan¨ªa pide cambios"
Nunca se debati¨® aqu¨ª tanto y tan largo a pleno sol. De migraciones, econom¨ªa, igualdad, bancos, alimentos, educaci¨®n... A todos los niveles: bajo, medio, de expertos. "?Qu¨¦ es el IAE?", nos dicen que pregunta uno, quiz¨¢ por vez primera en su vida, en la asamblea econ¨®mica de la plaza del Carmen. Y otro, cargado de paciencia, conocimiento y pedagog¨ªa, responde. Un di¨¢logo entre generaciones. Las razones de tanta reivindicaci¨®n unida han sido muchas; profundas unas, producto de la concatenaci¨®n de circunstancias otras; los expertos las han analizado hasta la saciedad (revueltas en el norte de ?frica; el enorme paro juvenil en Espa?a, el 45%; los recortes sociales producto de la crisis brutal...).
Las motivaciones personales las cuentan sus protagonistas. "?Por qu¨¦ est¨¢s aqu¨ª?", preguntamos a casi medio centenar de ellos. "?Qu¨¦ esperas? D¨ªnoslo, escr¨ªbelo de tu pu?o y letra". Y lo hicieron, an¨®nimos o no, de toda edad y condici¨®n, cada cual las anot¨® como vemos en las fotograf¨ªas (aunque, lamentablemente, no aparecen todos aqu¨ª). "Todos queremos una democracia mejor", dice Alejandra. "A?os de arreglar el mundo tomando caf¨¦ y por fin hay algo que puede cambiar", aseguran Guiomar, Borja y B¨¢rbara. "Estoy aqu¨ª porque quiero volver a so?ar", afirma Jos¨¦ Manuel, de 35 a?os. "Las cosas tal como est¨¢n ya no funcionan, hay que abrir un debate social en el que se escuchen los problemas reales, las ideas que generen una evoluci¨®n del sistema", afirma Juan, de 39 a?os. "Vengo para cambiar aquello que huele tanto a rancio", escribe Almudena. "Espero que esto dure, que todo aquello que aqu¨ª se pide comience a calar en la conciencia del ciudadano", opina Diego J. Sa?udo, de 30 a?os, periodista. Y as¨ª todos.
Miles como ellos han expresado su cansancio, enfado o indignaci¨®n alto y claro en cientos de foros, tuiteo a tuiteo, ante micr¨®fonos y c¨¢maras o ante los visitantes de este su patio "tan particular". Motivos que chocan contra lo establecido: el poder, el Gobierno, los pol¨ªticos, los bancos, las empresas, la falta de trabajo digno y de futuro... "Me sobra mes a fin de sueldo", "No hay pan para tanto chorizo". "La revoluci¨®n ser¨¢ feminista o no ser¨¢, ser¨¢ plural o no ser¨¢...".
Primero fue noticia breve, apenas un pezque?¨ªn en la Red. "Mientras los pol¨ªticos siguen de campa?a electoral, ciudadanos de 50 ciudades llaman a la manifestaci¨®n multitudinaria el domingo 15, a las 18.00...". As¨ª sali¨® publicado en Eskup de este peri¨®dico el 13 de mayo. Porque en las redes sociales ol¨ªa a marejada. Una manifestaci¨®n previa de Juventud Sin Futuro calent¨® motores; el libro ?Indignaos!, de St¨¦phane Hessel, se convert¨ªa en superventas, mientras otro, Reacciona, espa?olizaba las quejas; de fondo, la repetici¨®n cansina de los discursos electorales.
"Nosotros los desempleados, los mal remunerados, los subcontratados..., los j¨®venes... queremos un cambio y un futuro digno... Acusamos a los poderes pol¨ªticos y econ¨®micos de nuestra precaria situaci¨®n y exigimos un cambio de rumbo", se dec¨ªa en la p¨¢gina de Democraciarealya, los convocantes, una iniciativa ciudadana que nunca imagin¨® la que se avecinaba. "Queremos ayudar a coordinar una acci¨®n global y com¨²n entre asociaciones, grupos y movimientos ciudadanos...". La lista de adeptos a la plataforma fue inmensa (tuvieron que cerrarla al poco, dada la avalancha): desde conocidas como Ecologistas en Acci¨®n, la red Attac, Juventud Sin Futuro o asociaciones de derechos humanos, juveniles, de profesores, de vecinos, inmigrantes o gais... hasta otras que lo son menos como Disidente por Accidente, Dormidos Despertad, Crisifixiones, Estado del Malestar, No les Votes, No Sin Mi Bici, Nosotros las Personas, Malestar Ciudadano, la Generaci¨®n NoNo...
"Esto no es un botell¨®n", escriben. Porque no todo lo es en este mundo: j¨®venes, y no tan-
to, voluntarios en ONG, militantes, implicados en barrios, con mayores e inmigrantes, en objetivos sociales, los hay y hubo siempre. Dos centenares de organizaciones espa?olas acudieron, por ejemplo, al ¨²ltimo Foro Social Mundial de Dakar (ver 'Galer¨ªa antisistema' en El Pa¨ªs Semanal). Y lo que all¨ª se oy¨® en febrero fue un grito social mundial impresionante: convocatorias a la movilizaci¨®n global, reivindicaciones sobre derechos, igualdad, cambio de los organismos internacionales, justicia econ¨®mica y de la otra, tasa a las transacciones financieras para paliar la pobreza...
Los mal llamados antiglobalizaci¨®n son plurales, plurinacionales, interdisciplinarios, est¨¢n acostumbrados al debate, a la organizaci¨®n horizontal, a las redes... Sociedad civil se llaman. Los partidos pol¨ªticos apenas los miran y ellos no se sienten representados. El tejido pol¨ªtico de base en los barrios se dej¨® de tejer en los noventa cuando la riqueza parec¨ªa que nos igualaba por arriba y todos ¨¦ramos ciudadanos boyantes de un pa¨ªs en crecimiento imparable.
Y de repente, hete aqu¨ª que los descontentos asoman la cabeza. Toman aire. Y hablan. Piden una democracia mejor, la reforma de la ley electoral, el fin del bipartidismo, la eliminaci¨®n de la ley de inmigraci¨®n y la ley Sinde, la reforma del Senado, la inhabilitaci¨®n pol¨ªtica total de los corruptos... Piden limpiar el patio. "Te animamos a que te unas de forma pac¨ªfica y sin s¨ªmbolos pol¨ªticos excluyentes para hacer que se escuche una sola voz...". Y una sola voz se escuch¨® el 15- M. Gran ¨¦xito de convocatoria. Altercados violentos al final: 24 detenidos y decisi¨®n de un centenar de acampar en la plaza: "Este barco se queda". Le pusieron lonas verdiazules, y ah¨ª est¨¢ al cierre de este texto (no sabemos c¨®mo estar¨¢ cuando usted lo lea), a¨²n anclado. Al d¨ªa siguiente, muchas portadas en los medios: "Movimiento 15-M: los ciudadanos exigen reconstruir la pol¨ªtica".
El vaso rebos¨® en un pisp¨¢s cuando la polic¨ªa intent¨® desalojarlos de Sol. Efecto llamada. Suman y sigue. Deciden en asamblea permanecer hasta el 22-M, el domingo electoral. Internet arde, la ola se extiende, el mundo mira a Sol a trav¨¦s de dos c¨¢maras de televisi¨®n colocadas en las azoteas: Sol.tv (10 millones de visitas en cinco d¨ªas) y ustream.tv. Hasta fue portada en el Washington Post.
Pero el movimiento choca luego contra la Junta Electoral Central, que decide prohibir cualquier manifestaci¨®n que pueda interferir en la jornada de reflexi¨®n. ?Retrocedi¨® el 15-M? Fue que no. Creci¨®: "Vamos a Sol a tomar las uvas, a celebrar nuestro a?o nuevo". En el primer segundo del d¨ªa previo al voto, 25.000 personas se re¨²nen de nuevo y lanzan un grito silencioso al comp¨¢s de las campanadas que congela el aire de los que est¨¢n all¨ª y de los que lo est¨¢n viendo por televisi¨®n. Dur¨® un minuto: la oraci¨®n m¨¢s larga lanzada al viento. Diez mil son en Valencia; otros tantos en Barcelona, miles en Sevilla.
El centro de Madrid parec¨ªa de repente el de El Cairo. La Puerta del Sol, la plaza de Tahrir (con diferencias de contexto y trecho, se entiende). Para los m¨¢s maduros, aquello remit¨ªa a la euforia y el debate de los a?os de la Transici¨®n, las ganas y el cambio desde abajo en el que anta?o creyeron (mucho perdido en el camino). Para los m¨¢s j¨®venes, aires nuevos. "Ver a los veintea?eros hablar de pol¨ªtica y econom¨ªa, participar... es un avance...", comenta una madre que viene a vigilar. "Me volv¨ª y all¨ª estaba Eduardo Galeano en la asamblea", informa otro, admirado. "Lo primero que hay que hacer es abolir los impuestos", concluye una pareja sentada en un sof¨¢... "?Para qu¨¦ sirve la utop¨ªa? La utop¨ªa sirve para caminar", se lee en un cartel sobre ellos. Algunos intelectuales se muestran esc¨¦pticos, otros llaman a la acci¨®n. Es hora de despertar, escribe Mu?oz Molina. "El movimiento del 15-M es, sin duda, m¨¢s peque?o que sus enemigos, pero no tiene por qu¨¦ ser m¨¢s d¨¦bil", escribe Benjam¨ªn Prado. Te¨®ricos de Attac como Vicen? Navarro explican el movimiento. Hessel y Sampedro se felicitan; Michael Moore manda mensaje de apoyo; los indignados islandeses se solidarizan... Europa suma. Y sigue.
La reacci¨®n de los medios es, tras la sorpresa, bien curiosa. Los conservadores disparan al contrario ("Indignados dirigidos por la izquierda radical: anarquistas y antisistema intentan controlar a una marea de descontentos... a pesar de la prohibici¨®n de la Junta Electoral") y desprecian a los acampados, llam¨¢ndolos "perroflautas" y "pijo-progres". Otros piden casi la ocupaci¨®n policial de la plaza. Y algunos hacen suya la revoluci¨®n, como si hubieran sido ellos promotores y hasta inventores de la tienda de campa?a. "Rinc¨®n de las mentiras", llaman los indignados al lugar donde dejan los peri¨®dicos cada d¨ªa, cerca de la zona de descanso. Desde all¨ª, desde el coraz¨®n log¨ªstico, crecen, crean comisiones, equipos de trabajo, asambleas... No paran. Muchos acampados van y vienen, se duchan en casa y regresan: la afluencia es mayor cuando oscurece. Un campamento-dormitorio en pleno centro.
En la noche del s¨¢bado, ¨ªdem. En la plaza, una se cruza con miembros de ong, de cooperativas de consumo, de vecinos, con periodistas en precario que debaten de lo suyo mientras cubren la noticia, de este o aquel famoso, escritor, artista o m¨²sico, mientras los de animaci¨®n del cotarro, meg¨¢fono en mano, lanzan consignas entre hurras a los bomberos (tambi¨¦n acampados cerca) que atraviesan cada d¨ªa la plaza. Y unos metros m¨¢s all¨¢, en la calle de Alcal¨¢, vida cotidiana, la gente maqueada toma caf¨¦ en el Starbucks o copas en el Nirvana.
El domingo electoral, mientras en las urnas el PP barre a los socialistas del mapa, la asamblea del 15-M decide prolongar la acampada una semana m¨¢s a pesar de que la noche anterior hab¨ªa sido movida en comentarios preventivos: "Quedarse m¨¢s es quemarse". "Mejor movernos hacia los barrios, extender el movimiento y luego convocar aqu¨ª con fecha concreta". Algunas cr¨ªticas poselectorales se ceban en los 15-M, spanishinvoluci¨®n hay quien lo llama: "Hay gente que se ha indignado con los indignados... No han entendido nada. La protesta de los indignados no es la causa del batacazo del PSOE, sino la consecuencia", escrib¨ªa Irene Lozano en la tribuna de El Pa¨ªs ?Y qui¨¦n administra la indignaci¨®n?
La abstenci¨®n no crece, pero su suma con el voto en blanco y nulo resulta ser la cuarta fuerza pol¨ªtica. Un r¨¦cord. En la plaza, la mayor¨ªa permanece ajena; un se?or que observa opina: "Quiz¨¢ si el PSOE recoge estas reivindicaciones consiga salvar las generales...". Y en su web, Democraciarealya puntualiza: "Nunca hemos promovido la abstenci¨®n... aun as¨ª, es necesario recordar a los ganadores que la ciudadan¨ªa sigue exigiendo cambios... y no aceptamos volver a la pol¨ªtica del miedo basada en el axioma 'que viene el PP'. Si los partidos de izquierda no han sabido ilusionar y convencer a los votantes, es su responsabilidad". Durante la segunda semana, mientras recogen firmas de apoyo (llevan 200.000) y se decide extender las asambleas a los barrios (28 de mayo), se les a?aden problemas log¨ªsticos (el reparto de comida se complica por la picaresca), aumenta la psicosis del desalojo y les crecen los enanos de la autocr¨ªtica. Uno: "Que si no a los toros, al Rey, a las nucleares; que si plaza de la resistencia... ?Se os olvida por qu¨¦ nos echamos a la calle?". Las propuestas se retrasan; los debates son poco productivos. Salir de Sol con un consenso de m¨ªnimos urge a muchos.
Y los comerciantes de la plaza se impacientan por las p¨¦rdidas. Reclaman. La realidad se impone en Ciudad Sol. El martes 24 se ve a los acampados, tras decidirlo en asamblea, limpiar sus palabras revolucionarias de los escaparates; retirar algunas oraciones colgadas en carteles al aire... "Ya tenemos el Sol, ahora vamos a por la Luna", dice una.
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