Tri¨¢ngulo a la deriva
?Ser¨¢ verdad, como sostienen desde hace lustros algunas voces, que el ADN de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) contiene un gen de la autodestrucci¨®n, una mol¨¦cula saturnal que impulsa una y otra vez al partido a devorar a sus dirigentes y figuras p¨²blicas despu¨¦s de haberlos encumbrado? Seguramente la hip¨®tesis no ser¨ªa tomada en consideraci¨®n en ninguna facultad de Ciencias Pol¨ªticas, pero lo cierto es que las trayectorias de Heribert Barrera, Joan Hortal¨¤, Francesc Vicens, ?ngel Colom, Pilar Rahola, Joan Carretero y, ahora, Josep Llu¨ªs Carod Rovira dan que pensar.
En cualquier caso si, como escribi¨® Montaigne y gustaba de repetir Josep Tarradellas -otro secretario general de ERC que termin¨® despotricando de su antiguo partido-, "la politique c'est le commerce des hommes", admitamos que Esquerra ha gestionado muy mal sus recursos en el ¨¢mbito del capital humano. De hecho, cada uno de los cambios de liderazgo o de rumbo t¨¢ctico que la formaci¨®n republicana efectu¨® durante el ¨²ltimo cuarto de siglo ha supuesto un estropicio interno y se ha saldado con una escisi¨®n -los Renovadors de Jaume Nualart, la Esquerra Catalana de Hortal¨¤, el Partit per la Independ¨¨ncia de Colom, el Reagrupament de Carretero, en parte Solidaritat Catalana per la Independ¨¨ncia...-, bien es cierto que ninguna de ellas coronada por el ¨¦xito. Resulta parad¨®jico que una sigla tan al¨¦rgica al leninismo organizativo como ERC lleve m¨¢s de 25 a?os gui¨¢ndose, en la pr¨¢ctica, por aquella vieja tesis del comunismo estalinista: "el partido se fortalece depur¨¢ndose".
Cada uno de los ¨²ltimos cambios de liderazgo o de rumbo t¨¢ctico que ERC ha efectuado ha sido un estropicio interno
Probablemente algunas de esas crisis eran inevitables y hasta fueron positivas, pero entre todas alimentaron un clima interno de faccionalismo, conspiraci¨®n y Fronda permanentes, una cultura, seg¨²n la cual "el que pierde se va", que ha acabado corroyendo al partido y que explica una parte de su reciente desmoronamiento electoral. La otra parte es imputable a las especulaciones estrat¨¦gicas que la direcci¨®n -toda- de ERC realiz¨® a partir del a?o 2000, captando con el se?uelo del independentismo a cientos de miles de votantes nacionalistas cabreados, para despu¨¦s invertir ese capital en un problem¨¢tico frente de izquierdas anti-CiU y reeditarlo en 2006 pese a haber salido escaldados del primer ensayo. Por cierto que alguno de los que escribieron libros teorizando sobre las excelencias de dicha f¨®rmula todav¨ªa no ha admitido que se equivoc¨®.
Quiz¨¢ el futuro de Esquerra deber¨ªa empezar por ah¨ª: por un riguroso ejercicio de autocr¨ªtica colectiva que, sin caer en el masoquismo, determinase seriamente por qu¨¦ causas -diversas, sin duda- el partido ha ca¨ªdo en siete a?os (2004-2011) desde el 15,95 al 8,98% de los votos, dej¨¢ndose por el camino a casi 380.000 electores. Y despu¨¦s de haber establecido un diagn¨®stico com¨²n sobre el pasado reciente, ?tabla rasa, foc nou y entronizaci¨®n de un liderazgo flamante, virginal y salvador? ERC ya hizo la experiencia, tiempo atr¨¢s, de ponerse en manos de un reci¨¦n llegado a la militancia con veleidades mesi¨¢nicas, y el resultado a medio plazo no fue demasiado halag¨¹e?o.
La solvencia de un partido no se gana a base de volantazos, trayectorias en zigzag y reacciones err¨¢ticas ante los tropiezos electorales. Se gana m¨¢s bien mostrando fidelidad a las ra¨ªces -y las de Esquerra son profundas-, solidez en los principios y capacidad para capitalizar la experiencia acumulada por sus cuadros; cuando un barco embarranca, la soluci¨®n no consiste en arrojar por la borda a todos los oficiales, y menos a¨²n en llenar el puente de mando con grumetes, por mucha juventud y frescor que estos posean. Toutes distances gard¨¦es, tambi¨¦n Rodr¨ªguez Zapatero parec¨ªa encarnar en 2000 un discurso joven y fresco... que en realidad era inconsistente y fr¨ªvolo, y a la vista est¨¢ hasta d¨®nde ha conducido al PSOE.
Al margen de quienes ya han renunciado a postularse, existen en Esquerra un buen pu?ado de personas, con experiencia en la pol¨ªtica nacional y en la espa?ola, capaces de pilotar el partido durante el pr¨®ximo cuatrienio. Ojal¨¢ la militancia sea lo bastante madura para elegir bien.
Joan B. Culla i Clar¨¤ es historiador.
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