Ventura, en las alturas
Es de conocimiento general que hace tiempo que el rejoneo moderno perdi¨® los papeles. Se ha olvidado, por lo general, la ortodoxia del toreo a caballo, y el p¨²blico ni sabe ni entiende, y lo mismo guarda silencio tras una gran faena, que pide las dos orejas para culminar una actuaci¨®n pueblerina y alocada.
Dicho esto, quede constancia de que Diego Ventura sali¨® por novena vez por la puerta grande de Madrid; y se dice m¨¢s: este rejoneador est¨¢ en otro nivel, en compa?¨ªa de una excepcional cuadra de caballos.
La faena a su primero fue un modelo de torer¨ªa, que ray¨® la perfecci¨®n; elegante siempre, seguro, eficaz, y, por encima de todo, templad¨ªsimo. Fij¨® al toro en el espacio de una moneda; lo banderille¨®, primero, a lomos de Nazar¨ª, y, despu¨¦s, al quiebro, con Distinto, y dej¨® constancia de que es un maestro sin ning¨²n g¨¦nero de dudas. Solo un pinchazo evit¨® que paseara las dos orejas con todo merecimiento. Fall¨® en dos pares de banderillas en el sexto, y desluci¨® una labor de altura que no fue redonda. Mat¨® con picard¨ªa de un rejonazo en dos tiempos y sali¨® de nuevo a hombros. Est¨¢ claro que, a pesar de sus errores, este rejoneador est¨¢ en el pedestal de los m¨¢s grandes.
BOH?RQUEZ / CARTAGENA, MONTES, VENTURA
Toros despuntados para rejoneo de Ferm¨ªn Boh¨®rquez, justos de presentaci¨®n, mansurrones, especialmente el primero, y manejables.
Andy Cartagena: tres pinchazos y rej¨®n trasero (silencio); rej¨®n bajo
y trasero y un descabello (palmas).
?lvaro Montes: rejonazo sin soltar y dos descabellos (ovaci¨®n); rej¨®n
muy trasero (oreja).
Diego Ventura: pinchazo y rej¨®n en lo alto (oreja); rejonazo en dos tiempos (oreja): Sali¨® a hombros por la puerta grande.
Plaza de Las Ventas, 12 de junio. Sexta y ¨²ltima corrida de feria.
Tres cuartos de entrada.
En la zona media figura Andy Cartagena, que trata de hacer un rejoneo ortodoxo, pero ha evolucionado muy poco. Su primero fue un manso de libro que le impidi¨® todo atisbo de lucimiento; tuvo m¨¢s suerte en el cuarto, pero siempre clav¨® a la grupa, lo que rest¨® espectacularidad a su labor.
Y en la zona baja est¨¢ ?lvaro Montes, que recibi¨® a sus dos toros con la vistosa suerte de la garrocha. Ocurre, sin embargo, que practica un rejoneo muy violento, basto, bronco, ayuno de elegancia y destemplado; va siempre a galope desbocado, como si lo estuvieran persiguiendo los indios, y clava con precisi¨®n, pero rara vez al estribo. Brill¨® m¨¢s en su primero que en el otro, aunque no estuvo a la altura del buen toro segundo, con el que todo lo hizo de manera acelerada y brusca; tanto, que a punto estuvo de perder el equilibrio en banderillas. Cort¨® una oreja en el quinto porque el toro muri¨® r¨¢pido, y ya queda dicho que el p¨²blico ni sabe ni entiende.
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