La paradoja del inter¨¦s compuesto
Los jueces tienen limitado el acceso a bases de datos de sus propias sentencias
"Espa?a es un pa¨ªs raro", sosten¨ªa el humorista catal¨¢n Jaume Perich, aunque parece que lo que quer¨ªa decir en realidad es que los espa?oles somos incongruentes, incoherentes e il¨®gicos. Parafraseando sus argumentos: est¨¢ prohibida la droga, pero autorizado su consumo; no se permite ir a m¨¢s de 110 kil¨®metros por hora, pero se construyen coches que pueden ir a m¨¢s de 200; se estigmatiza a los fumadores, pero el Estado tiene el monopolio del tabaco. ?A que algo de raz¨®n ten¨ªa?
Una de las extravagantes incoherencias m¨¢s celebradas a finales del pasado a?o en el mundo jur¨ªdico fue la de la contrataci¨®n de un seguro por parte del Consejo General del Poder Judicial para hacer frente a las fianzas y responsabilidades civiles impuestas a los jueces por negligencias en su actuaci¨®n o incluso por determinadas conductas dolosas. Una broma de 450.000 euros con cargo a los bolsillos de todos los espa?oles que pagamos impuestos y que en su momento fue conocida como el principio Stevie Wonder para jueces, por aquello del Don't worry, be happy (no te preocupes, s¨¦ feliz).
Porque, para que se haga una idea de lo que este seguro significa, suponga que un capo de la Mafia rusa paga una cantidad multimillonaria a un juez para evitar la extradici¨®n a su pa¨ªs. La operaci¨®n se descubre y al juez en cuesti¨®n se le persigue por el soborno y la prevaricaci¨®n (dictar a sabiendas resoluci¨®n injusta) por lo que se le impone una fianza para no ingresar en la c¨¢rcel y otra, para hacer frente a las responsabilidades pecuniarias que se deriven del proceso. Pues bien, esas fianzas no las pagar¨ªa el juez, como a usted le podr¨ªa parecer, sino el seguro. Una p¨®liza que tambi¨¦n cubre las multas que correspondan a los jueces por irregularidades, los gastos del proceso, las indemnizaciones por da?os a terceras personas o incluso los honorarios de sus abogados. Y lo paga usted. Un chollo.
Como a la vista de la crisis el Consejo General del Poder Judicial ha decidido reducir costes, el ¨²ltimo desatino conocido no tiene que ver con el gastar, sino con el ahorrar.
En junio de 2006, el Consejo puso en Internet 1.150.000 sentencias, emitidas por el Tribunal Supremo y por los Tribunales Superiores de Justicia (TSJ) de las 17 comunidades aut¨®nomas, para que pudieran ser consultadas libre y gratuitamente por quien lo deseara a trav¨¦s de su portal www.poderjudicial.es.
Al hacerlo, los vocales Javier Mart¨ªnez L¨¢zaro y Javier Laorden explicaban que "la publicidad de todos los documentos de libre disposici¨®n que obran en poder del sector p¨²blico es un instrumento esencial para el desarrollo del derecho al conocimiento, que constituye un principio b¨¢sico de la democracia".
Pero el 28 de octubre de 2010, cuando ya se hab¨ªa producido la renovaci¨®n de los vocales, el pleno del Consejo aprob¨® el reglamento de reutilizaci¨®n de sentencias y otras resoluciones judiciales, por lo que a partir de esa fecha se cobra a las bases de datos comerciales, como Aranzadi, El Derecho, Tirant lo Blanch o La Ley, por incluir en sus servicios las sentencias que generan los tribunales espa?oles. Y a su vez, estas empresas, que incorporan valores a?adidos, como comentarios, relaciones de sentencias por temas o vinculadas a alg¨²n art¨ªculo de una ley, etc¨¦tera, cobra a su vez tanto a clientes externos, como los abogados, como al ¨®rgano que le proporciona las sentencias, el Centro de Documentaci¨®n Judicial (Cendoj), dependiente del Consejo del Poder judicial, por el acceso de los jueces y magistrados a esos servicios.
Lo parad¨®jico del caso es que, por ahorrar algo parecido al chocolate del loro, el Cendoj ha exigido hace una semana a los jueces que elijan una sola base de datos comercial para suscribirse, sin poder acceder a las dem¨¢s. Es decir, que a partir de ahora, los jueces espa?oles, que son los creadores de las resoluciones que se comercializan, ver¨¢n limitado su acceso a las bases de datos privadas en las que se relacionan sus sentencias y que se consideran un instrumento muy necesario, cuando no imprescindible para el trabajo judicial. ?No es kafkiano?
Dec¨ªa Facundo Cabral que "lo importante no es el precio, sino el valor de las cosas", pero hay que reconocer que alg¨²n fundamento ten¨ªa Winston Churchill cuando con iron¨ªa reflexionaba que "el inter¨¦s compuesto es la fuerza m¨¢s poderosa del universo". Y m¨¢s en tiempos de crisis.
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