Confusi¨®n auton¨®mica
Las finanzas p¨²blicas de las econom¨ªas de la eurozona, en especial las clasificadas como perif¨¦ricas, est¨¢n siendo objeto de un severo escrutinio por los mercados de bonos desde hace m¨¢s de un a?o. En realidad, la desconfianza sobre la solvencia de algunas de ellas, sobre Grecia de forma muy destacada, ha sumido a Europa en la mayor crisis financiera de las ¨²ltimas d¨¦cadas y se ha convertido en la principal amenaza a la viabilidad de la moneda ¨²nica. Espa?a, en menor medida, est¨¢ sufriendo ese contagio y soporta una excesiva prima de riesgo, que pesa no solo sobre los intereses que han de pagar las administraciones p¨²blicas, sino igualmente las empresas espa?olas en sus decisiones de endeudamiento. Con independencia del inevitable contagio, la econom¨ªa espa?ola ofrece alg¨²n factor espec¨ªfico de riesgo. El asociado a las finanzas de las comunidades aut¨®nomas y los ayuntamientos, por un lado, y la salud del sistema bancario, por otro, son los m¨¢s destacados. En ambos, la mala informaci¨®n y la deficiente gesti¨®n de las instituciones est¨¢n desempe?ando un papel importante.
La mayor¨ªa de las comunidades aut¨®nomas tienen unas finanzas p¨²blicas con un amplio margen de mejora. Algunos ayuntamientos grandes tambi¨¦n mantienen elevados niveles de endeudamiento. La magnitud del conjunto no es, sin embargo, de suficiente envergadura como para conducir la deuda p¨²blica total espa?ola a niveles equivalentes a los de las econom¨ªas hoy m¨¢s atacadas por los mercados de bonos. Lo que los inversores cotizan con temor, en mayor medida que el volumen real de las deudas de esas administraciones regionales y locales, es la posibilidad de sorpresas desagradables, por la falta de comprensi¨®n del funcionamiento financiero del Estado de las autonom¨ªas y por la incapacidad de los partidos pol¨ªticos para convenir una soluci¨®n razonable al exceso de gasto y deuda.
Lo m¨¢s inquietante es la utilizaci¨®n como arma arrojadiza, por parte de los partidos pol¨ªticos, de presunciones de diverso calado acerca del estado de esas finanzas. A los inversores, en particular a los m¨¢s prudentes en los mercados de bonos, no les gusta lo m¨¢s m¨ªnimo la ausencia de certeza. Que se alimenten sospechas acerca de la situaci¨®n de Gobiernos regionales y municipios les invita a la huida. Las reticencias y acusaciones infundadas penalizan adem¨¢s la viabilidad de las empresas.
Si los partidos pol¨ªticos quieren contribuir a no deteriorar a¨²n m¨¢s las condiciones de vida de los ciudadanos para los que trabajan, deber¨ªan esclarecer de forma t¨¦cnicamente rigurosa y sin declaraciones infundadas el estado de las finanzas de esas administraciones p¨²blicas, al igual que est¨¢ el del Estado. A rengl¨®n seguido, deber¨ªan comprometerse conjuntamente a respetar un plan de saneamiento financiero a medio plazo, incluidos mecanismos igualmente transparentes de autorizaci¨®n de endeudamiento. El adecuado funcionamiento de las instituciones, en especial del Consejo de Pol¨ªtica Fiscal y Financiera, deber¨ªa formar parte de ese m¨ªnimo consenso pol¨ªtico. Transmitir un mensaje tal a la comunidad inversora es mucho m¨¢s urgente que cualquier otra decisi¨®n pol¨ªtica, desde luego mucho m¨¢s que alimentar las desautorizaciones continuas. La confianza cotiza, y si se trata de la deuda p¨²blica sobran los ejemplos a nuestro alrededor.
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