Empresarios
Al presidente de la CEA, Santiago Herrero, le sobran funcionarios y administraciones p¨²blicas. Considera necesario acometer la reducci¨®n de las estructuras oficiales. No es l¨®gico, denuncia, que mientras la empresa pierde 400.000 empleos el sector p¨²blico cree m¨¢s de 50.000. En reiteradas ocasiones ha reclamado un adelgazamiento o, directamente, la supresi¨®n de organismos con los que aliviar as¨ª el peso del gasto y conseguir una mayor agilidad administrativa. La respuesta le lleg¨® v¨ªa consejero de Econom¨ªa, Antonio ?vila, quien va al meollo de la cuesti¨®n al precisar que cuestionar la dimensi¨®n, en este caso, de las autonom¨ªas equivale a cuestionar en buena medida la dimensi¨®n del Estado del Bienestar. Niega que haya saturaci¨®n de funcionarios y defiende la gesti¨®n que realizan. En esa misma l¨ªnea, Manuel Pastrana, de UGT, interpreta que cuando la patronal plantea que sobran funcionarios realmente lo que desea es apropiarse de un trozo de la tarta de los recursos que se emplean en la gesti¨®n de los servicios p¨²blicos.
Lo cierto es que estamos ante un nuevo toque de atenci¨®n de Herrero, movido sin duda por su leg¨ªtimo af¨¢n de conseguir un considerable ahorro del gasto p¨²blico. Y se produce en un contexto de verdadera dificultad. A ese carro se han subido, ¨²ltimamente, hasta Felipe Gonz¨¢lez o Manuel Chaves, uno, planteando la supresi¨®n de las Diputaciones y el otro, el de determinados Ayuntamientos. As¨ª, sin anestesia, nos metemos de lleno en un debate que de ser verdaderamente serio deber¨ªa sustanciarse con rigor y de forma inmediata en las correspondientes instancias legislativas para acordar, y en su caso aplicar, las reformas que se propugnan. Seguro que no tienen mucha suerte en una iniciativa que, dicho sea de paso, cuenta con escasa credibilidad, precisamente ahora que ya han pasado las elecciones municipales que eligen a los representantes democr¨¢ticos de estas instituciones que ahora se quieren liquidar.
Claro que esto de la reducci¨®n de los entramados administrativos deber¨ªa ser una tarea de todos, incluidos los propios empresarios. En este sentido, cabe preguntarse si en su prolija y tupida organizaci¨®n no hay despachos o empleados que est¨¦n de m¨¢s, por no decir de las duplicidades que se producen entre la propia patronal y las C¨¢maras de Comercio, entes estos seriamente amenazados por la incertidumbre que se cierne sobre sus, hasta ahora, seguras fuentes de financiaci¨®n. En general, constituyen un poderoso entramado que se nutre tambi¨¦n de importantes recursos p¨²blicos, por lo que no estar¨ªa mal ir plante¨¢ndose igualmente su racionalizaci¨®n, como les gusta decir. Podr¨ªan seguir por los considerables emolumentos de los que gozan determinados responsables de federaciones sectoriales o por esa costosa convenci¨®n que reunir¨¢ el d¨ªa 30 en Sevilla a unos 3.000 empresarios de toda Andaluc¨ªa. Por recortar que no quede.
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