Francisco Echauz, el pintor que hu¨ªa de la banalidad

Hab¨ªa algo enmudecido y contenido en las figuras que pintaba Francisco Echauz Busian (Madrid, 1927). Los trajes ce?idos por cremalleras o abrazaderas de metal de rostro ausente o simplemente sobre cuerpos descabezados, eran met¨¢foras de la represi¨®n durante el franquismo. Ideas claramente expresadas mediante un cierto neofigurativismo, estructuradas en perfecto equilibrio. Ten¨ªa las ideas claras en cuanto a lo que pintaba. No hab¨ªa elementos innecesarios. Y su uso del color era producto de un profundo conocimiento tanto como de una innata pasi¨®n colorista. As¨ª se notaba sobre todo en sus cuadros de los a?os cincuenta y sesenta, de un evidente "pesimismo cr¨ªtico".

Fue compa?ero generacional de otros importantes artistas espa?oles como Lucio Mu?oz, Antonio Saura o Rafael Canogar y, como ellos, se inclin¨® por la renovaci¨®n de la pl¨¢stica y su apertura a los lenguajes y movimientos internacionales. Si bien Echauz quiso crear un mundo propio, forzando la expresi¨®n de sus personajes hacia las regiones de la angustia y el sufrimiento, al menos en aquellos a?os. "Me manifiesto en contra de la banalidad de los objetos que nos rodean y son parte de nuestras atormentadas vidas", dec¨ªa en una entrevista de 1978. "Mi pintura, en sus im¨¢genes, no tiene una escueta expresividad, sino que abre el cauce del di¨¢logo a la imaginaci¨®n. Una especie de realismo objetivo, sustanciado en una terrible carga on¨ªrica".

Concili¨® el arte con la docencia y fue decano de Bellas Artes

De ¨¦l escrib¨ªa Jos¨¦ Hierro: "Echauz pinta la hora tr¨¢gica en que el hombre desaparece, en que la vida se extingue, dejando en las salas geom¨¦tricas, en los cilindros poderosos, la huella del pasado calor". Y conclu¨ªa: "El acierto de Echauz consiste en haber abierto una ventana sobre nuestro mundo, que nos permite ver su desolada oquedad".

Ese fue el primer Echauz pintor. Junto a esa faceta est¨¢ la de maestro. Se incorpor¨® en 1978 a la Universidad Complutense de Madrid como catedr¨¢tico de la Facultad de Bellas Artes, de la que ha lleg¨® a ser decano. En 1951 obtuvo el Premio Nacional de Pintura y en 1953 el de Grabado. Concili¨® su vida art¨ªstica con la docencia, sin descuidar ninguna. Por eso el a?o pasado la Universidad madrile?a le dedic¨® un homenaje en la Facultad de Bellas Artes, en la que se reunieron obras de distintas ¨¦pocas. Antonio Bonet Correa, director de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, lo describ¨ªa en el cat¨¢logo de dicha muestra como un "artista reflexivo, reconcentrado, un tanto herm¨¦tico y con un virtuosismo formal extraordinario".

Con la llegada de la democracia y hasta sus ¨²ltimos a?os, su pintura dej¨® de lado la dureza y la amargura ligada a lo urbano, orient¨¢ndose a una abstracci¨®n m¨¢s l¨ªrica de suaves construcciones geom¨¦tricas, m¨¢s cercana a la naturaleza. Echauz expuso puntualmente en galer¨ªas a lo largo de toda su trayectoria. Particip¨® en las bienales de Venecia, Alejandr¨ªa y S?o Paulo. Hay obras suyas en museos como el Museo Nacional de Arte Reina Sof¨ªa, el Bellas Artes de Bilbao y la Fundaci¨®n Gulbenkian de Lisboa. El artista, muerto el lunes a los 84 a?os, fue incinerado ayer en el cementerio de la Almudena de Madrid.