La incompetencia navega por el Guadalquivir
El Guadalquivir vuelve a estar en el ojo p¨²blico. Esta vez no se trata de la transferencia de la cuenca a la Administraci¨®n auton¨®mica o de su calamitoso estado por un regad¨ªo sin control, sino de algo m¨¢s apegado al terreno y que se ha convertido en una situaci¨®n insoportable.
En el bajo Guadalquivir faena a plena luz del d¨ªa una peque?a flotilla de embarcaciones furtivas que arrasan la reserva pesquera y otras zonas, algunas de ellas en el parque de Do?ana. Estas embarcaciones carecen de todo tipo de documentaci¨®n o registro y literalmente filtran el agua al emplear mallas de apenas un mil¨ªmetro de luz para conseguir su captura predilecta: la angula. El alev¨ªn de la anguila llega a cotizarse a 800 euros el kilo y para conseguir uno solo se capturan de media 60 kilos de inmaduros de otras especies, cuyo peso en la fase adulta rondar¨ªa las 23 toneladas si se les dejara vivir. Por supuesto, no hay examen sanitario alguno y son conocidos los restaurantes de la zona que sirven las angulas, cuya captura se ha prohibido una d¨¦cada al estar oficialmente en peligro cr¨ªtico.
La Consejer¨ªa de Agricultura y Pesca, con la ayuda del Seprona, realiza una importante labor contra esta lacra que lleva a la ruina adem¨¢s a los pescadores legales del golfo de C¨¢diz, consistente en el decomiso de las mallas y artes de pesca que emplean los riacheros furtivos. Sin embargo, nadie se ve con competencias para ejecutar lo m¨¢s importante: la destrucci¨®n de los barcos furtivos, que faenan a muy poca distancia de la canal de navegaci¨®n del r¨ªo. La Ley de Puertos prev¨¦ que los organismos encargados de la navegaci¨®n mar¨ªtima en este tramo del Guadalquivir -en primer lugar la Capitan¨ªa Mar¨ªtima de Sevilla y luego la Autoridad Portuaria- procedan a la incautaci¨®n e incluso destrucci¨®n de las barcas clandestinas, pero la pelota competencial vuela de un tejado a otro mientras que los furtivos y los restaurantes que encargan las capturas hacen su agosto.
Ante esta situaci¨®n, hemos remitido un informe a los organismos implicados y al Defensor del Pueblo Andaluz recordando qui¨¦n tiene las competencias y las graves responsabilidades, incluso penales, que podr¨ªan derivarse de esta situaci¨®n de patente inactividad p¨²blica. Por ahora s¨®lo hemos recibido buenas palabras de la Capitan¨ªa Mar¨ªtima y del Puerto de Sevilla, junto con la callada por respuesta de la Delegaci¨®n del Gobierno, el presidente de Puertos del Estado, la Directora General de la Marina Mercante y el Ministro de Fomento, por lo que hemos denunciado esta situaci¨®n ante la Fiscal¨ªas de C¨¢diz y Sevilla. Recordamos que ya se declar¨® por el Tribunal Supremo la responsabilidad patrimonial del Estado ante un caso similar protagonizado por bolicheros furtivos frente al puerto de M¨¢laga.
Mientras quienes est¨¢n obligados a garantizar el imperio de la ley y la seguridad de la navegaci¨®n se declaran incompetentes y se quedan impasibles ante esta lacra, nos topamos ahora con el robo en Lebrija del buque alquilado para fines cient¨ªficos por la Universidad de C¨®rdoba, el Instituto Espa?ol de Oceanograf¨ªa, el Instituto de Investigaci¨®n y Formaci¨®n Agraria y Pesquera y el Instituto de Ciencias Marinas de Andaluc¨ªa, barco al que le cortaron las amarras y las cadenas del ancla. Este robo coincide en el tiempo con las denuncias p¨²blicas del furtivismo que han hecho algunos investigadores. Es decir, ni se act¨²a contra el furtivo ni se protege al que investiga la riqueza del estuario y su reserva pesquera.
En definitiva, al fin brusco de la actividad cient¨ªfica para conservar un estuario sin ley y el des¨¢nimo de la Guardia Civil y la guardia pesquera, que se juegan el tipo cuando decomisan las mallas, se le suma ahora el colmo de la ruina y el desamparo del propietario del barco cient¨ªfico y su familia. Este es el resultado de que la incompetencia navegue y se se?oree a toda m¨¢quina por el Guadalquivir.
Pedro Brufao Curiel es presidente de la asociaci¨®n R¨ªos con Vida.
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