Cuatro caras llenas de orgullo
Gais, lesbianas, transexuales, bisexuales y heterosexuales intervienen en las fiestas m¨¢s multitudinarias de Madrid - 35 carrozas participaron en el desfile- Cuatro participantes relatan c¨®mo viven la fiesta m¨¢s multitudinaria de Madrid
El Orgullo Gay se celebra desde hace m¨¢s de 40 a?os. La primera manifestaci¨®n por las calles de la capital fue en 1978 y apenas unas decenas de personas salieron a la calle. Hoy ya casi nadie recuerda aquello. El Orgullo madrile?o se ha convertido en uno de los m¨¢s importantes y m¨¢s multitudinarios del mundo. Incluso ha dejado de ser un d¨ªa para homosexuales, lesbianas o transexuales. Seg¨²n los organizadores, los heterosexuales que vienen en busca de diversi¨®n suponen ya el 40% del total, y a ellos se unen turistas de multitud de pa¨ªses que marcan en la agenda estas fechas para viajar a Madrid.
Fruto de la iniciativa privada de los empresarios del barrio de Chueca, coraz¨®n y eje central de la celebraci¨®n, las fiestas pasan este a?o por un momento dif¨ªcil. La prohibici¨®n de hacer conciertos en dos de las tres plazas del barrio -V¨¢zquez de Mella y Chueca- para cumplir la normativa del ruido, hace temer a los organizadores que estas puedan ser las ¨²ltimas. Ven tras las decisiones del Ayuntamiento de Madrid la intenci¨®n de ir recortando el programa para sacar las fiestas del barrio. Pero no est¨¢n dispuestos a perderlas. El recorrido ha sido largo, cada a?o duplicando la asistencia de gente respecto al anterior hasta la explosi¨®n, que lleg¨® con la aprobaci¨®n del matrimonio homosexual en 2005 y con la celebraci¨®n del Europride en 2007, cuando se alcanz¨® el mill¨®n de personas.
Ayer no fue diferente. Miles de personas volvieron a llenar las calles de la capital de m¨²sica y colorido en la manifestaci¨®n, que este a?o discurri¨® bajo el lema Salud e Igualdad por derecho. El colectivo LGTB exigi¨® que no se d¨¦ ni un paso atr¨¢s en sus derechos y que se defienda a los enfermos de sida, ahora que se cumplen 30 a?os desde su aparici¨®n. La reivindicaci¨®n se mezcl¨® un a?o m¨¢s con la fiesta. La m¨²sica son¨® de la Puerta de Alcal¨¢ hasta la plaza de Espa?a al ritmo que impusieron las 35 carrozas que participaron en el desfile.
Cuatro visitantes que han participado este a?o en el Orgullo Gay nos cuentan c¨®mo lo han vivido y por qu¨¦ escogen Madrid.
Fernando Estrella "Es una pasi¨®n"
La tasa de basuras casi deja este a?o a Fernando Estrella sin su Orgullo, pero un avi¨®n lo dej¨® ayer a mediod¨ªa en Barajas justo a tiempo para subirse a una carroza. Unos taconazos de 20 cent¨ªmetros a los que llama "mis zapatillas de andar por casa" y una peluca son suficientes para empezar el show. Estrella va sacando modelos de una maleta repleta: vestidos, boas y peinetas que se quita y se pone a lo largo del recorrido. "Voy a cambiarme el pelo que no me gusta nada", dice en un momento antes de desaparecer con un flequillo amarillo chill¨®n y volver con una melena negra.
En la carroza de la revista Shangay nadie pierde de vista a Estrella, que se sube con habilidad a cualquier sitio para ense?ar bien sus piernas. "B¨¢jate Estrella", le repiten. Y con raz¨®n. Hace dos a?os se cay¨® desde un altavoz y se pas¨® 12 d¨ªas en el hospital con cinco costillas rotas. "Menos mal que hab¨ªa una alfombra de mill¨®n y medio de personas", dice ¨¦l, cocinero de profesi¨®n y natural de Utrera (Sevilla).
Cuenta mientras se pone un vestido multicolor que aprendi¨® a cocinar porque su madre trabajaba en la aceituna y ¨¦l, que era el mayor, ten¨ªa que hacer la comida a sus hermanos. Ahora cocina "lo mismo un cocido que un puchero andaluz" en el restaurante que tiene con la Terremoto de Alcorc¨®n en Palma de Mallorca desde hace siete a?os, los tres ¨²ltimos sin pagar la tasa de basuras que casi le dejan sin Orgullo. A ¨¦l, que presume de celebrarlo incluso antes de que existiera. Los 400 euros que tuvo que pagar por el impuesto atrasado fueron raz¨®n de m¨¢s para que sus amigos de la carroza de Shangay le pagaran su billete. Porque el autob¨²s ya no sale sin su "Estrella".
Aunque ¨¦l ya ni recuerda cu¨¢ntos desfiles suma, asegura que el viernes no pudo dormir de los nervios. "Es que es una pasi¨®n y un disfrute. Hoy es el d¨ªa en el que todo el mundo es como es y todo el mundo lo ve".
Cora Corretj¨¦ "Liberaci¨®n sin tapujos"
Cora Corretj¨¦, de 26 a?os, entra en el supermercado y va directa al estante de las bebidas. Su amiga Sierra lleva en la mano la lista de la compra: hielos, queso, pavo, salsa de tomate, pasta, refrescos, vodka, chicles... Cristiana, la tercera del grupo, de origen brasile?o, se lanza a por las manzanas.
Son las 19.30 del viernes y empieza un fin de semana intenso para estas tres amigas de Barcelona: de las tres de la tarde del viernes hasta las seis de la tarde de hoy, cuando sale su tren de vuelta a Barcelona. ?El plan? "Dejarme llevar y hacer un poco la loca, nunca mejor dicho", sonr¨ªe Cora. "Siempre he sido super antiaglomeraciones, pero este a?o a nivel personal necesitaba liberarme un poco y el Orgullo es liberaci¨®n sin tapujos. Adem¨¢s, mi amiga Sierra ha venido varias veces y siempre me habla superbien de estas fiestas. Ten¨ªa ganas de venir".
El alojamiento lo han solucionado muy bien: por 60 euros cada una han reservado un piso en la calle Barquillo, al lado del jaleo de las fiestas, pero alejado del meollo. En la pizarra que cuelga de la cocina del piso una de las amigas ha escrito con tiza "?Xuxus al poder!", que es como llaman cari?osamente a las lesbianas entre sus amigas.
En la maleta de Cora hay pantalones cortos, camisetas de tirantes para el calor, bambas para andar c¨®moda y tacones para las fiestas con las que cerrar¨¢n cada noche. Tambi¨¦n hay muchos CD de m¨²sica electr¨®nica: el s¨¢bado pincha en la fiesta Les Madrid, el plato fuerte de la escena l¨¦sbica, que se celebra en la sala Paddock. "He aprovechado el viaje en tren para ultimar la sesi¨®n", dice esta socia de una empresa de comunicaci¨®n y publicidad (Mind and fingers). "Me pagan 100 euros por pinchar y con eso financio un poco el viaje. En total, entre tren, alojamiento, etc¨¦tera, calculo que me saldr¨¢ por unos 400 euros".
El viernes, tras cenar en el japon¨¦s Udon, las amigas salen por fin a callejear. Primera parada: las fiestas silenciosas. Una dj lo da todo mientras el resto de la gente habla sin bailar. "Me parece una pena", concluye Cora. "Por una vez al a?o no pasa nada porque haya ruido, sucede en todas las fiestas... O lo haces o no lo haces, pero quedarse as¨ª a medias me parece decepcionante. Por lo que veo, el callejeo se ir¨¢ perdiendo y se tender¨¢ a las fiestas m¨¢s locales".
Tras una copa en el local de lesbianas Fulanita de tal, las amigas dan un paseo por el escenario de plaza de Espa?a y de ah¨ª van a la sala Heineken, donde se celebra la fiesta de chicas Miss Moustache. Con la entrada les dan un bigote, aunque duran poco con ¨¦l puesto. Dentro, bailan electro pop hasta las 4.30 de la ma?ana. "Hay caras nuevas y otras que ya conozco de Barcelona", dice Cora. "M¨¢s que a ligar, vengo a pasarlo bien, aunque si surge, surge. Una chica guapa siempre te alegra la vista".
A las 11.30 del s¨¢bado las amigas ya est¨¢n en pie y ponen rumbo a la exposici¨®n del Caixa Forum. A la salida deciden prescindir de la visita al Thyssen y van a la zona de la Plaza Mayor para tapear por la zona. "Hay que reponer fuerzas que todav¨ªa queda lo mejor: el desfile y la fiesta Les Madrid", dice Cora. "Por ahora lo que m¨¢s me ha gustado ha sido ver Gran V¨ªa lleno de gente y el ambientazo que hay por todas partes. Me gusta porque hay todo tipo de gente, much¨ªsimos heteros", dice. "Yo me emociono cada a?o", a?ade Sierra. "En Barcelona me da la sensaci¨®n de que la gente no se implica tanto".
Fran?ois Gauthier "Yo me dejo llevar"
Para explicar c¨®mo se sinti¨® la primera vez que pis¨® las fiestas del Orgullo gay, Fran?ois Gauthier abre los ojos como platos. "Iba alucinado mir¨¢ndolo todo ", explica chapurreando espa?ol con bastante poco ¨¦xito. "Fue hace tres a?os y me pareci¨® incre¨ªble y eso que iba solo y no soy gay. Lo que m¨¢s me gust¨® sin duda fue la mezcla. Hab¨ªa se?oras, ni?os, drag queens llenos de plumas y con taconazos, gay leathers de cuero de arriba abajo... En Francia las fiestas gais no son tan compartidas por todo el mundo", contin¨²a Fran?ois. Lo hace mientras se toma una cerveza en su punto preferido de las fiestas, uno de los puestos callejeros de la calle Pelayo esquina con Gravina.
Desde ese a?o, Fran?ois no ha faltado a las fiestas del orgullo. Tampoco este, aunque ya no vive en Madrid, sino en Toulouse. Ha venido en avi¨®n y se ha cogido el viernes libre. Tambi¨¦n su novia, que ha volado a Madrid desde Lyon. Les acoge en su casa uno de los antiguos empleados de Fran?ois, que conoce bien las fiestas y hace anfitri¨®n.
El viernes la noche acab¨® a las tres de la ma?ana tras patear todo Chueca. El s¨¢bado se pusieron en marcha pronto para ir de compras -Cecile se compr¨® varios pares de zapatos- y despu¨¦s hicieron una de las cosas preferidas de Fran?ois: tomarse una jarra de sangr¨ªa en el jard¨ªn del Ritz. Por la noche est¨¢n invitados a una fiesta privada en pleno Chueca. "Y despu¨¦s, donde me lleven mis amigos", dice Fran?ois. "Yo me dejo llevar. Me encantan las fiestas en general. Pero estas tienen algo especial. Me encantaba la mezcla de la m¨²sica a tope por las callejuelas. Me parece una pena que este a?o no haya m¨²sica. La verdad es que si eso no cambia no s¨¦ si volver¨¦ el a?o que viene", sentencia.
Maite Mu?oz "Se lo quieren cargar"
Maite Mu?oz dice que ella es Chueca. Y si Chueca est¨¢ en fiestas, Maite tambi¨¦n lo est¨¢. Pero el viernes por la tarde ni en la plaza V¨¢zquez de Mella hay m¨²sica ni la propia Maite parece pas¨¢rselo bien. Este a?o el Orgullo luce diferente. Y ella, que lleva 11 a?os viviendo en el barrio, est¨¢ disgustada y convencida de que la intenci¨®n del Ayuntamiento de Madrid es "cargarse" la celebraci¨®n. Ella y algunos m¨¢s por la zona comparten en silencio el temor de que estas puedan ser las ¨²ltimas fiestas en su barrio.
Hace 11 a?os Maite se compr¨® un precioso ¨¢tico en la calle Barbieri, que desde entonces se ha revalorizado un 120%. Hoy dice que no podr¨ªa comprarlo, pero por nada del mundo lo vender¨ªa. Como Maite es vecina, y no es sorda, oye por las noches el ruido de las fiestas y tambi¨¦n ha tardado la "intemerata" en llegar hasta al portal cuando el barrio se cerraba al tr¨¢fico y todos los bares sacaban las barras a la calle. Pero precisamente porque es vecina le gustan los tres d¨ªas al a?o de fiestas de su barrio y, por encima de todo, reconoce el beneficio que el Orgullo reporta a la zona durante los otros 362.
Hace siete meses un grupo de vecinos cre¨® la Asociaci¨®n Chueca por la Diversidad, que ya supera el centenar de miembros. Estaban hartos de que se refirieran a ellos en funci¨®n de lo que dijera la hasta entonces ¨²nica asociaci¨®n de vecinos del barrio, que aseguran que es minoritaria. Maite est¨¢ convencida de que a la mayor¨ªa les gusta y les beneficia que la fiesta se celebre en Chueca, aunque a veces pueda resultar un "incordio" para los que viven all¨ª.
En la plaza de V¨¢zquez de Mella Maite reparte informaci¨®n de la asociaci¨®n en un estand montado para la ocasi¨®n y lamenta que si el Ayuntamiento sigue prohibiendo cada a?o una parte del programa, las fiestas acabar¨¢n por no celebrarse: la gente dejar¨¢ de venir y los empresarios dejar¨¢n de invertir dinero. El a?o pasado se prohibi¨® la m¨²sica en V¨¢zquez de Mella, este a?o se ha hecho con Chueca y Maite se pregunta qu¨¦ vendr¨¢ el siguiente. "Si quitan Pelayo no habr¨¢ fiestas", advierte.
Est¨¢ segura de que la gente que venga este a?o, que asegura que ya es menos que otros a?os, acabar¨¢ "decepcionada". Para ella el punto fuerte siempre ha sido el programa musical. "Jazz, flamenco, dj, m¨²sica petarda, cantantes consagrados, grupos nuevos... Era un programa ¨²nico en un entorno ¨²nico", dice.
A las diez de la noche alguien le da el relevo en el stand y Maite se va a tomar algo. El jueves se le cay¨® el alma a los pies al ver la Plaza de Chueca con tan poca gente, pero ayer se le volvi¨® al fin a poner una sonrisa al ver la Gran V¨ªa repleta. Hizo el desfile subida a la carroza de un par de bares de chicas del barrio, porque si Chueca est¨¢ de fiesta Maite tambi¨¦n lo est¨¢.
FRAN?OIS GAUTHIER, 54 A?OS
Vive en Toulouse y es directivo de una empresa de inform¨¢tica. Ha venido a Madrid expresamente para las fiestas del Orgullo, sus preferidas. Le acompa?a su novia, Cecile Berthier, de 43 a?os.
MAITE MU?OZ, 42 A?OS
Es farmac¨¦utica y vecina de Chueca desde hace 11 a?os, aunque lleva m¨¢s de 20 celebrando el Orgullo en las calles del barrio. Cree que prohibir los conciertos en la calle acabar¨¢ por "cargarse" las fiestas.
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