Rembrandt y Degas, cara a cara
El Rijksmuseum de ?msterdam confronta los autorretratos de ambos pintores
El Rijksmuseum de ?msterdam ha viajado al futuro para demostrar la influencia de Rembrandt sobre Edgar Degas. En un alarde estil¨ªstico, la sala nacional holandesa ha confrontado los rostros del maestro del Siglo de Oro, y del impresionista galo, para una muestra de t¨ªtulo telegr¨¢fico: Rembrandt y Degas, dos artistas j¨®venes, y tambi¨¦n de car¨¢cter intimista. Una veintena escasa de autorretratos firmados por ambos, que pulveriza la distancia temporal hasta encontrar la mirada del maestro antiguo en los ojos del pintor moderno.
Rembrandt (1606-1669) dio literalmente la cara a lo largo de su biograf¨ªa pict¨®rica. Las ilusiones del inicio de su carrera, el triunfo de cr¨ªtica y p¨²blico y la bancarrota final, marcan sus famosos autorretratos. Son unos cuadros de diversos tama?os y t¨¦cnicas (hay ¨®leos y grabados) que, seg¨²n los expertos, miran al espectador. Vital y gastador, el artista holand¨¦s llev¨® una vida desordenada comparada con Degas. El impresionista franc¨¦s (1834-1917) era un hombre conservador, solitario y moderado, que ha pasado a la posteridad por sus cuadros de bailarinas. Pero esa visi¨®n no le hace del todo justicia.
La exposici¨®n pulveriza la distancia temporal entre los dos maestros
Aunque Hilaire-Germain-Edgar de Gas se estren¨®, como Rembrandt, con obras de motivos hist¨®ricos, se ten¨ªa por un realista. Desde?¨® el conservadurismo de los cr¨ªticos de arte de su ¨¦poca, evitando lo que consideraba excesos impresionistas. Nunca le atrajeron las salidas al exterior de sus compa?eros para pintar puestas de sol. Sin embargo, sus propios experimentos posteriores con el color y las escenas de Par¨ªs, les hermanan.
La exposici¨®n del Rijksmuseum se remonta al Degas primerizo y algo ingenuo. Al artista, hijo de un banquero nacido en Italia, fascinado por otras luces en apariencia m¨¢s sombr¨ªas: el famoso claroscuro de Rembrandt. Tambi¨¦n por las visiones de El Greco, que coleccion¨®. Durante una estancia en Roma que se prolong¨® tres a?os, Degas profundiz¨® en la complejidad psicol¨®gica que exige la obra del holand¨¦s. Sin olvidar sus grabados. "Si el maestro del Siglo de Oro hubiera conocido la litograf¨ªa, Dios sabe lo que hubiera hecho", es la frase atribuida al galo. Rembrandt elev¨® la t¨¦cnica del grabador a la categor¨ªa de arte, y realiz¨® algunos autorretratos sorprendentes por su expresividad a tama?o reducido. Doscientos a?os despu¨¦s, Degas aprovechar¨ªa la fotograf¨ªa como soporte art¨ªstico. Es m¨¢s, los ¨²ltimos autorretratos de su vida fueron majestuosas instant¨¢neas.
"Vimos un autorretrato de Degas, con esa mirada que te sigue y una postura rembrandtiana, y sentimos una pulsi¨®n similar. Luego el proyecto acab¨® cristalizando y pudimos reunir los autorretratos de juventud de ambos", asegura Jenny Reynaerts, conservadora del Rijksmuseum. La sala ha tra¨ªdo los cuadros de Degas del Metropolitan Museum de Nueva York, la National Gallery of Art de Washington y el Museo Getty de los ?ngeles. Abierta en Holanda hasta el pr¨®ximo 24 de octubre, la muestra viajar¨¢ luego a Estados Unidos. Primero ser¨¢ instalada en noviembre en el Art Clark Institute, una colecci¨®n privada de maestros antiguos e impresionistas de Massachusetts. En febrero, pasar¨¢ por el Metropolitan de Nueva York.
Babelia
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